Ucrania

Sánchez juega a fondo con la OTAN mientras Francia y Alemania se acercan a Rusia

El presidente Pedro Sánchez apuesta a la crisis en Ucrania para reforzar la posición española dentro de la OTAN, incluso a costa de los problemas que pueda generarle con sus socios de gobierno de Unidas Podemos.

 El presidente Pedro Sánchez apuesta a la crisis en Ucrania para reforzar la posición española dentro de la OTAN, incluso a costa de los problemas que pueda generarle con sus socios de gobierno de Unidas Podemos. Con el envío de la fragata Blas de Lezo y el cazaminas Meteoro a la zona del Mar Negro, España exhibió un tipo de respaldo menos cauteloso que el de países como Francia y Alemania, y mucho de esto tiene que ver con los objetivos que persigue Sánchez.

La predisposición del mandatario español contrasta con la del canciller alemán Olaf Scholz, que se resiste a enviar armamento a Ucrania e incluso a movilizar a sus soldados a Europa del Este, y con la del presidente de Francia, Emmanuel Macron, partidario de la desescalada y un diálogo directo con su homólogo ruso Vladimir Putin. A favor de Sánchez, España no depende energéticamente de Moscú ni enfrenta elecciones en el corto plazo.

Sánchez le reprocha a Casado la campaña contra el Gobierno en Bruselas, pero agradece el apoyo por Ucrania 

Para el analista Pablo Del Amo, esas cuestiones hacen que España "tenga manga ancha para mostrarse más firme hacia Rusia". Sin embargo, asegura a LPO que Sánchez sigue una estrategia bien calculada. Madrid será la sede de la próxima cumbre de la OTAN, prevista para junio, y por ende "quiere mostrarse como un miembro importante" de la alianza. Además, el gobierno español busca "mantener buenas relaciones con la administración Biden por la cuestión de los aranceles a los productos españoles y ganar puntos con la OTAN y Estados Unidos por si surge algún conflicto con Marruecos".  

Madrid será la sede de la próxima cumbre de la OTAN, prevista para junio, y por ende quiere mostrarse como un miembro importante de la alianza

El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, se reunió la semana pasada con el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken en Washington. Ambos abordaron el conflicto en Ucrania y estatus del Sáhara Occidental, un tema que implica particularmente a Madrid. Albares se presentó en el Congreso para sumar apoyos a la estrategia de Sánchez, pero se fue prácticamente con las manos vacías.

Albares defendió la política de "diplomacia, desescalada, distensión y disuasión", pero mostró un tono decidido al afirmar que las condiciones impuestas por Rusia son inaceptables. El ministro reivindicó la integridad territorial de Ucrania y su derecho a ingresar a la OTAN, al tiempo que rechazó la exigencia del Kremlin de que la alianza atlántica repliegue sus tropas en los países que se sumaron en 1997.

A cambio, Albares recibió un reproche velado de Unidas Podemos, aferrado a su posición de "no a la guerra", secundado por las fuerzas independentistas. Los partidos de la derecha PP, Vox y Ciudadanos, capitalizaron las diferencias al interior del gobierno de coalición y criticaron la conducción de Sánchez, aunque respaldaron el rol de España en la OTAN.

"El PSOE es un partido atlantista, al igual que el PP. De hecho, España entró en la OTAN con el gobierno de Felipe González. Vox es mucho más atlantista y parte de UP viene de Izquierda Unida, que ha sido férreamente anti OTAN, por eso están en contra del despliegue militar del gobierno. Son divergencias intrapartidistas, como en el caso de Alemania", explica historiador de la Universidad Complutense de Madrid y analista del sitio Descifrando la guerra. 

El PSOE es un partido atlantista, al igual que el PP. De hecho, España entró en la OTAN con el gobierno de Felipe González. Vox es mucho más atlantista y parte de UP viene de Izquierda Unida, que ha sido férreamente anti OTAN, por eso están en contra del despliegue militar del gobierno

El desafío ruso encuentra a los países europeos divididos sobre la postura común a adoptar, aun dentro de cada país. Scholz es consciente de la enorme dependencia alemana del gas ruso y mantiene diferencias insalvables con Biden respecto al Nord Stream 2, que podría ser objeto de sanciones. El gasoducto de más de 1200 km está pendiente de la certificación final para entrar en funcionamiento.

La situación es delicada para Berlín. Alemania importa cerca del 90% del gas que consume y prácticamente la mitad proviene de Rusia. El país cerró a finales del año pasado tres de sus seis centrales nucleares, y en 2022 prevé hacer lo mismo con las restantes. La dependencia energética es ahora más acuciante. "El Partido Socialdemócrata de Scholz ha tenido una postura de entendimiento con Rusia. En canciller ha desautorizado a la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, que pertenece a Los Verdes, pro OTAN y hostiles hacia China y Rusia", sostiene Del Amo.

Olaf Scholz y Emmanuel Macron.

Una suerte similar corre Macron, que en abril busca su reelección mientras ostenta la presidencia pro témpore de la UE. El mandatario francés debe equilibrar la marcha de la campaña, los reclamos de los socios más contrarios al Kremlin dentro de la OTAN y su propuesta de una autonomía estratégica, es decir, romper la subordinación europea a la Casa Blanca en materia de defensa.

Macron llamará este viernes a Putin para avanzar en una desescalada. El mandatario francés busca evitar las sanciones, acorralado por los candidatos de la extrema derecha, Éric Zemmour y Marine Le Pen, que salieron a respaldar a Rusia. Ambos candidatos "esgrimen la necesidad de irse del mando único de la OTAN". "Es una campaña marcada por el nacionalismo y Macron no quiere ser acusado de antipatriota", apunta el analista internacional.

Sánchez se pliega a la estrategia de Biden en Ucrania y adelanta el envío de una fragata al Mar Negro

Pero en la estrategia de mediación de Macron -también prevé llamar al ucraniano Volodímir Zelenski- se sustenta en el protagonismo que debería tener Europa, el más perjudicado en un eventual conflicto armado entre Rusia y Ucrania. "Los franceses piensan que el mundo post 1989 ha cambiado, que EEUU quiere asentarse en Asia y que Europa debería tener un papel más preponderante en esta crisis, y que no sea Estados Unidos el que lidere los esfuerzos", afirma Del Amo.

Mientras Francia y Alemania meditan los pasos a dar, los buques de la Armada española tendrán un lugar preponderante en el ejercicio naval Neptuno a cargo del portaaviones USS Harry S. Truman. Es también una forma de compensar el desaire de Biden a Sánchez después de que lo excluyera de una videollamada con Macron, Scholz, el italiano Mario Draghi y el británico Boris Johnson.

Del Amo subraya que "ahora queremos ser importantes para la OTAN y la UE, cuando es un proceso que no se hace en un día". "Hay que dedicar recursos. Es normal que se nos deje de lado", agrega. Pedro Sánchez parece dispuesto a cambiar este escenario, y Ucrania podría ser la vía para concretar el giro.