Ucrania

Blinken y Lavrov ponen freno a la escalada, pero no disipan el escenario de guerra

Si bien Antony Blinken apostó por el diálogo, prometió "una respuesta unida, rápida y severa" en caso de una invasión rusa. Lavrov exigió un repliegue de la OTAN.

 El encuentro entre los responsables de la diplomacia estadounidense y rusa en Ginebra apenas despejó el escenario de un enfrentamiento en la frontera con Ucrania. Si bien Antony Blinken apostó por la vía del diálogo, prometió "una respuesta unida, rápida y severa" de la OTAN en caso de que las tropas rusas avancen en la frontera ucraniana. Para el canciller Sergei Lavrov, la tensión se debe a la "histeria antirrusa" y los soldados de su país no suponen una amenaza para Kiev.

El secretario de Estado norteamericano partió a Washington con la promesa de analizar con el presidente Joe Biden las propuestas de seguridad presentadas por Moscú, entre las que destaca el freno a la expansión de la OTAN a Ucrania y otra exrepública soviética, Georgia. Su par ruso sugirió un próximo encuentro la próxima semana. Pero Blinken aseguró que "hay cosas que no van a ocurrir y la OTAN no cerrará sus puertas abiertas a Ucrania".

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La pregunta que sobrevuela es cuál es el límite del diálogo que pregonan ambas potencias, sobre todo cuando Rusia continúa con el despliegue de tropas hacia la frontera y Estados Unidos dio luz verde para que sus aliados europeos envíen armas a Ucrania. Otro aspecto clave es que la Casa Blanca no puede aceptar las exigencias del Kremlin, porque decepcionaría a los miembros de la OTAN más hostiles con Rusia. Y el presidente Vladimir Putin tampoco toleraría a las fuerzas de la alianza atlántica apostadas a lo largo de toda su frontera occidental. 

La pregunta que sobrevuela es cuál es el límite del diálogo que pregonan ambas potencias, sobre todo cuando Rusia continúa con el despliegue de tropas hacia la frontera y Estados Unidos dio luz verde para que sus aliados europeos envíen armas a Ucrania

Martín Rodríguez Ossés, integrante de la Fundación Globalizar y especialista en Rusia, señala a LPO que las dos potencias están llevando la situación al límite. "EEUU no retrocede y Rusia presenta objetivos máximos que no se pueden cumplir. Es muy poco claro el horizonte", apunta el analista, quien teme un escenario de profecía autocumplida. "EEUU dice que Rusia va a invadir Ucrania, Rusia dice que no, pero todo el frente occidental actúa como si Rusia fuese a invadir y se arma. Eso genera un dilema de seguridad que asusta a Rusia y actúa en consecuencia e invade Ucrania", explica.

 El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski. 

Esta posibilidad, la más incierta, sobrepasa una de las hipótesis de Rodríguez Ossés: la necesidad de Biden de ganar legitimidad en el plano doméstico y entre sus socios europeos. Así, el demócrata buscaría "mostrar al pueblo de su país que él evitó la guerra entre Rusia y Ucrania", ya que desde noviembre viene instalando la idea de que Rusia se prepara para invadir suelo ucraniano.

Pero Estados Unidos tiene que contemplar en sus cálculos la postura de los Francia y Alemania, los líderes continentales. El Ejecutivo alemán respalda la vía diplomática consciente de los problemas que ocasionaría una guerra en la provisión del gas ruso hacia Europa y, junto a Francia, se propone incluso como mediador. El presidente Emmanuel Macron, guiado por su objetivo de autonomía estratégica para el continente, mantiene una comunicación directa y fluida con Putin. "Es bueno que haya coordinación entre Europa y EEUU, pero es vital que Europa tenga su propio diálogo con Rusia", dijo. 

EEUU está apuntando a golpear a Rusia con el sistema Swift, es decir, impedir la capacidad de los bancos rusos de negociar en dólares. Sería un golpe muy duro

Ahora Biden y Macron encuentran dificultades para frenar el entusiasmo de las antiguas repúblicas soviéticas de Estonia, Letonia y Lituania, que hace tiempo esperan un choque entre la OTAN y Moscú. No es casualidad que los países bálticos fueran los primeros en ser autorizados por Washington para transferir armas de fabricación estadounidense a Ucrania. El Departamento de Estado aclara que es parte de su estrategia disuasoria.

Para el analista, las posibilidades de una guerra "siguen siendo extremadamente costosas para Rusia". "¿Para qué arriesgarse a perder la ventaja estratégica que tiene en Europa?", se pregunta. Países como Reino Unido y Polonia, abiertamente adversos al Kremlin, pueden conspirar contra una desescalada. Por eso Biden prometió esta semana "severas sanciones" que afectarían a la economía rusa.

 El presidente estadounidense Joe Biden y su par ruso Vladimir Putin.  

"EEUU está apuntando a golpear a Rusia con el sistema Swift, es decir, impedir la capacidad de los bancos rusos de negociar en dólares. A su favor, Rusia se está deshaciendo de los bonos estadounidenses a una velocidad extraordinaria y está comprando oro. Y tiene la capacidad de generar un bloque financiero con China. Pero esto lleva tiempo. Esa sanción sería un golpe muy duro", asegura Rodríguez Ossés.

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Mientras, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski insiste en que Rusia se prepara para asaltar la ciudad de Jarkov. "Ucrania puede ser el catalizador del conflicto, porque desde 2014 está tirando de la piola para que intercedan tanto Europa como EEUU, porque sabe que solo no puede", dice el experto en Rusia y Europa oriental. En los próximos días se verá si los contactos entre Rusia y EEUU están orientados a evitar un conflicto armado o si las partes solo buscan ganar tiempo de cara al escenario más temido.