Cristina canceló reunión con la prensa para entrevistarse con Naomi Cambell

La presidenta tenía pautado recibir a la prensa antes de volver al país, pero canceló el encuentro porque según Miguel Nuñez , la jefa de estado estaba cansada. Sin embargo, en reemplazo de los periodistas, llegó la supermodelo.
La fugaz visita presidencial argentina a París culminó el lunes por la noche con un encuentro en la suite del Hotel Meurice entre Cristina y Naomi Campbell, la supermodelo, que fue detenida el fin de semana por la policía británica tras atacar a un oficial en el aeropuerto de Heathrow, por haber perdido su valija.

La presidenta voló en su Jumbo alquilado a Aerolíneas Argentinas a Buenos Aires durante la noche y llegara hoy a la mañana. Un drástico cambio de planes a la hora de comunicar fue una de las más importantes noticias del día afirmó hoy Clarín.

El vocero presidencial Miguel Núñez convoco a los diarios Clarín, La Nación y Página 12 el lunes por la noche para "una entrevista conjunta con la Presidenta" al final de la visita. Cuando los tres periodistas esperaban subir a su suite 303 , la Presidenta canceló el encuentro argumentando "que estaba cansada".

En su inusual convocatoria, Núñez había planteado que la Presidenta solo estaba dispuesta a hablar de su viaje a Francia. No hablaría de los efectos del paro agropecuario o de un cambio de estilo o de tono, después de la crisis con los piquetes y los cacerolazos, so pena de cancelar el diálogo.

En reemplazo de los tres diarios argentinos, llegaron Naomi Campbell y el traductor. La modelo —devenida ahora en periodista— ya había conocido a la Presidenta en Buenos Aires cuando fue a entrevistarla, en enero pasado, a la Casa Rosada

Después, una última comida en París antes del avión tras un día helado, con una fuerte nevada nocturna. El día anterior, la Presidenta tuvo la Torre Eiffel como vista desde el elegante restaurante Les Ombres en el museo del Quai Branly, junto a su comitiva.

Mas que acuerdos, Cristina Kirchner buscaba en París una distancia de Argentina para calmar las ansiedades, peleas y errores de su protagonismo en la crisis agraria. Sus funcionarios, en riguroso off the récord, admitían "los errores" y elaboraban malabarismos dialécticos para explicar cómo salir de la confrontación sin que lo pareciera ni demostrar que cedían pero no públicamente.

Justifican el "método" como necesario para ratificar "la autoridad presidencial". La Presidenta se oxigenó, al menos, a 15.000 kilómetros de Buenos Aires, en plena primavera congelada parisina, con aplausos y sin la amenaza de las cacerolas.

Cristina no conoce las reglas mediáticas del muy mediático presidente francés, tan cuidadoso de las necesidades de los fotógrafos, y con una nueva esposa y nueva "mentora", Carla Bruni, íntima amiga de la mayoría de ellos.

Fue él quien, disimuladamente, instaló a una tensa e híper maquillada Cristina en la puerta del Elíseo para posar ante los fotógrafos. El primer ministro Francis Fillon forzó la misma operación en el Hotel de Matignon.

Un vestido marfil, un largo tapado del mismo color y un collar de perlas fue el atuendo elegido por la jefa de Estado para la visita al Elíseo. Pero un desfile de modelos, donde pasó desde la gorra existencialista de la marcha por Ingrid Betancourt al tapado a cuadritos para la inauguración de las Madres y el tailleur con cinturón y "manteau" tornasolado color berenjena con altísimos tacos de charol, caracterizaron su visual visita y se convirtieron en su discurso gestual, más Miami que París. Más fotos que anuncios.