Brasil

Las malas expectativas económicas de Brasil complican a Bolsonaro en el año electoral

Los sondeos del Banco Central hablan de cerrar 2021 al nivel de 2019 y estancamiento el año próximo.

El panorama económico de Brasil a las puertas del año electoral complica la intención de Jair Bolsonaro de ir por la reelección. Si bien las encuestas ubican a Lula como amplio favorito para ganar, en algunos casos en primera vuelta, el ex militar brasileño apostaba sus fichas a la recuperación de la economía para llegar con más aire.

Sin embargo, los sondeos de expectativa de mercado del Banco Central de Brasil presentan un escenario diferente y muy desfavorable para Bolsonaro. De acuerdo a la mediana del Focus semanal, ese año el país terminará con 10 por ciento de inflación anual y un rebote del PBI de casi 4,6 puntos que apenas compensará el derrumbe del 4,1% que dejó la pandemia en 2020. Para 2022, año de la elección, la economía apenas crecerá 0,5%. 

Recién de cara a 2023 volvería a repuntar el PBI, de la mano de un crecimiento cercano al 30% de la alicaída inversión extranjera directa, aunque solo 1,85%. Es decir, menos de lo necesario para terminar de recuperar el PBI per cápita de 2019.

Estos números ya dan por descontado el triunfo de Lula y la virtual parálisis de la inversión que vivirá el país en el primer año de cambio de hasta tanto el candidato del PT dé certezas sobre el rumbo que le imprimirán las políticas macroeconómicas a la tendencia, por ahora negativa. Y a la vez, recogen el impacto de la suba de tasas de interés que dejó planificada Ilan Goldfajn para que el país vuelva a sus metas de inflación. Sin embargo, el escenario de continuidad de Bolsonaro tampoco promete un desempeño económico mejor al que consiguió hasta el momento.

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Este escenario en el que Bolsonaro, a diferencia del resto de la región, no logró consolidar el rebote tras el derrumbe del PBI en 2020 y las pobres expectativas para el año que viene se meterán de lleno en la campaña electoral. Y lo dejan al presidente con pocos logros para mostrar contra el líder del PT que ya recorre el país con el discurso de "luchar contra el hambre". Otro que queda en un lugar incómodo es Sergio Moro, quien aparece tercero en las encuestas, pero con un discurso muy enfocado en temas de corrupción.

A principio de 2021, tras las fuertes críticas por su gestión en la pandemia, Bolsonaro apostó estabilizar la economía para mantener sus chances intactas de competir en la segunda vuelta con Lula. Con esa posibilidad cerrada, ahora el gobierno brasileño evalúa retomar el Auxilio de Emergencia a 600 reales para los sectores de la economía informal que le sirvió a Bolsonaro para recuperar su imagen en plena pandemia.

El 2021, el país terminará con 10 por ciento de inflación anual y un rebote del PBI de menos de 5 puntos. Para 2022, año de la elección, la economía no crecerá y en 2023 volvería a repuntar casi dos puntos del PBI.

Esto eleva el techo de gasto que Michel Temer incorporó en la Constitución y el oficialismo prometió cumplir. Con ese giro, Bolsonaro detonó la relación con su ala liberal y dejó aislado al ministro de Hacienda, Paulo Guedes, frente la consolidación de la hegemonía interna de los militares y los partidos del "Centrao" que dotan de gobernabilidad al Presidente en el Congreso y buscan la reelección en sus Estados.

Por su parte, en lo que fue una primicia de LPO, Lula intensifica las negociaciones con el ex gobernador de centroderecha San Pablo, Geraldo Alckmin, para sumarlo como vicepresidente en una iniciativa fuertemente resistida por el ala dura del PT.

"Está claro que el eje económico será el central en la campaña. Ahí, Lula tiene todo para ganar", dicen a LPO en el entorno del ex presidente brasileño.