La sucesión en la Defensoría del Pueblo porteña suma tensión entre Larreta y el radicalismo porteño
La tensión entre el radicalismo porteño y el PRO por la presidencia de la Cámara de Diputados se trasladó a la Legislatura y, como explicó LPO, suma incertidumbre a los acuerdos políticos de la Ciudad.
El pliego de María Rosa Muíños como defensora ya tiene luz verde en el PJ y el PRO y lo más probable es que la actual legisladora asuma con 5 años de mandato por delante. El problema es que desde el radicalismo quieren que se extiendan por la misma duración los cargos de Bárbara Bonelli, Arturo Pozzali y Carlos Palmiotti.
Ritondo y Yacobitti le exigen a Larreta que se defina contra Carrió
Bonelli llegó a Defensoría de la mano de Martín Lousteau, Pozzalli responde a Emiliano Yacobitti y Palmiotti al Tano Angelici. Además el oficialismo tiene otros dos adjuntos: Paula Streger y Silke Arndt.
Hasta 2019 el PJ ostentaba la presidencia y un adjunto en la Defensoría. En marzo de 2019 Alejandro Amor fue votado para un segundo mandato, mientras que Fuks partió en diciembre al Ministerio de Seguridad. A pesar de que el radicalismo contaba con un bloque significativamente más pequeño que el PJ, se quedó con dos adjuntías. En 2019 Angelici se sumó al bloque radical y por eso son 3 los defensores que pertenecen a la UCR.
"La ley para designar al Defensor es difusa. Algunos juristas la interpretan de tal forma que Muíños tenga cinco años de mandato y otros dicen que debería completar el mandato de Amor", explicaron fuentes parlamentarias. Si bien está el acuerdo para que Muíños reemplace a Amor y asuma por 5 años, no ocurre lo mismo con las adjuntías.
Para poder avanzar con otros los pliegos hace falta que la Legislatura cumpla con varios pasos que no se resolverán antes del 9 de diciembre, fecha pautada para elegir a Muíños. Eso agrega un inconveniente adicional: a partir del 10 de diciembre el bloque radical parará a tener 4 miembros.
"Tenemos los votos para sacarlo sin los radicales", dijeron desde el larretismo a LPO sobre el pliego de Muíños. Sería el último recurso, pero también una demostración de fuerza en un momento de tensión extrema entre los principales socios de Juntos por el Cambio.
Larreta quedó atrapado en el fuego cruzado de Elisa Carrió y Yacobitti para definir la presidencia del bloque de Diputados. El titular de la UCR capitalina quiere imponer a un candidato propio, mientras que Lilita busca la continuidad de Mario Negri. Por ahora el jefe de Gobierno no se definió.
Esa pelea puede trasladarse a la Ciudad. Larreta le abrió las puertas de la administración porteña a tres dirigentes del radicalismo-loustoísmo: María Inés Gorbea reemplazará a Eduardo Macchiavelli en la Secretaría de Ambiente, Juan Nosiglia irá a Deportes y Leandro Halperín a Justicia y Seguridad. Aunque antes deberán apoyar las leyes para rezonificar Costa Salguero, la Dubai de Irsa en Puerto Madero y otros 11 convenios urbanísticos.
Pero la pelea es más profunda. En el radicalismo también le cuestionan a Larreta los acuerdos para cubrir diferentes vacantes en la justicia porteña que cerró con Juan Manuel Olmos, como quedó demostrado con la designación de Marcela Millán y Carolina Stanley, la Defensora General y la Asesora tutelar porteñas, sitios en donde la UCR tiene intereses propios.