Deuda externa

Guzmán reconoció que no hay acuerdo y adelantó que quiere tenerlo listo este año

También pidió "estabilidad en la dirigencia del FMI" para poder negociar. La flexibilidad de Georgieva choca con la línea de Lipton, el ex número dos de Lagarde.

El ministro Martín Guzmán reconoció este viernes por la mañana en declaraciones radiales que no tiene un acuerdo técnico cerrado con el organismo, como dejó trascender su equipo en tres ocasiones a lo largo del año. Por eso, adelantó que quiere llegar a un entendimiento antes de fin de año con el staff técnico, para luego prestárselo al Congreso.

Cabe recordar que Alberto Fernández aseguró el domingo después de las elecciones que esta presentación ante el Poder Legislativo llegará la primera semana de diciembre.

"Lo que buscamos es primero alcanzar los entendimientos con el staff del FMI y luego involucrar a las distintas fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Nación. Estamos enfocados y haremos todo para buscar resolver este asunto lo antes posible. Queremos resolverlo este año. Por supuesto que no es un solo lado el que está en la negociación".

"Si ya estuviésemos de acuerdo en todo ya habría acuerdo", reconoció al tiempo que enfatizó que "Lo que hacemos en las negociaciones es defender con absoluta firmeza los intereses de la Patria; cuidar a la Argentina. Hay quien dice que en 5 minutos resolvería el problema, pero eso no es resolver nada; eso es obedecer. Negociar no es obedecer. Cuando hicimos la reestructuración de la deuda hubo un acompañamiento de la oposición que fue reconocido. Eso nos fortaleció en las negociaciones. Actuamos como Estado Nación. Buscamos que lo mismo ocurra".

En este sentido, se menciona que lo que llegaría al Congreso es la carta de intención que el país le lleve al FMI con los puntos salientes del anexo técnico adjunto.

Por lo pronto, el Gobierno mantiene fuertes diferencias con el staff del organismo respecto a la gestión de la brecha cambiaria, el financiamiento del gradualismo -que actualmente es altamente por emisión monetaria- y el sendero inflacionario: la corrección tarifaria y la emisión alejan aún más los precios del 35% del presupuesto de Guzmán y lo dejan más cerca de un piso del 60% anual.

Al respecto, Guzmán señaló que el superávit llegará de la mano del crecimiento, no del ajuste y repitió que el país no va a devaluar, pero sí iba a ir a un esquema de segmentación de tarifas para contener el déficit fiscal: "Buscamos ir al máximo para propiciar la recuperación económica al mismo tiempo que vamos asegurando condiciones de estabilidad para el futuro".

La pulseada con la burocracia del Fondo

 Además, el ministro pidió estabilidad en la conducción del FMI para tener en claro quién es el interlocutor con el que negocian: "Es fundamental lograr que haya cierta estabilidad en la conducción (del FMI), en las definiciones geopolíticas, para que nosotros podamos negociar con claridad", dijo Guzmán a radio Con Vos.

El pedido apunta en verdad a que el FMI pueda retomar el sendero de reformas "progresistas" que planteó Georgieva al asumir y que quedó fuertemente dañado luego de la denuncia contra la búlgara por presunta manipulación de los datos para favorecer a China cuando ella estaba a cargo del reporte Doing Business del Banco Mundial. Si bien la Junta Directiva del organismo la respaldó a ella que siempre negó las acusaciones, lo cierto es que el organismo sigue respondiendo a viejas directrices hasta tanto se materialicen los nuevos criterios, entre ellos, los de permitir convergencias más graduales al equilibrio fiscal y períodos de transición con brecha cambiaria.

El mercado le apuntan a los grandes fondos de inversión  como los instigadores de los cuestionamientos a Georgieva porque presionan para que los países tengan que apurar un superávit fiscal que les permita cobrar los bonos. Mientras, la lectura del Gobierno es que cierto "trumpismo residual" dentro del organismo se opone a que prosperen las políticas económicas que Guzmán le propone al staff que preside Julie Kozack.

David Lipton, ex vicedirector del FMI y funcionario de Janet Yellen en el Tesoro de los Estados Unidos.

David Lipton, hoy asesor del Tesoro de los Estados Unidos de Janet Yellen, era el número dos de Chrisitine Lagarde cuando Macri pidió el Stand By y fue unos de los impulsores del segundo crédito con más exigencias de disciplina fiscal. Tras años en el organismo, se sospecha que sus lineamientos más ortodoxos siguen haciendo mella en la burocracia del Fondo. Al fin y al cabo, el ex FMI considera que Argentina debe servir de ejemplo contra los países que se sobrendeudan, una de las batallas en las que China también le juega en contra al Fondo.

Para un think tank británico, Argentina y China amenazan la reputación del FMI

En última instancia el argumento es que al Fondo tampoco le sirve que Argentina entre en atrasos, más allá de que "No hay forma" de pagarle 19.000 millones de dólares de vencimiento este año e igual cifra el año que viene.

De allí que el ministro insistió esta mañana en que: "No buscamos cualquier acuerdo; sino uno sostenible que le permita a la Argentina seguir en la senda de la recuperación", al tiempo que aclaró que "Nosotros no vamos a firmar un ajuste. Eso es lo que hizo el Gobierno anterior. Lo que buscamos es un acuerdo que le permita a la Argentina seguir recuperándose. Un ajuste del gasto público no funciona. Sería detener la recuperación".

Para un ex director del FMI, el acuerdo en el mejor de los casos durará cuatro meses

"El impacto en el bolsillo de los argentinos está porque justamente está el Fondo en la Argentina porque así lo decidió el Gobierno anterior. Si hoy no tuviésemos esa deuda de USD 45 mil millones tendríamos mejores perspectivas de crecimiento de la actividad, del empleo y de reducción de la inflación", agregó.