Deuda externa

El embajador de Biden pidió que Argentina presente un plan para apoyar al país en el FMI

El futuro embajador en Argentina, Marc Stanley, señaló que falta la presentación de un programa económico.

El embajador que Biden eligió para la Argentina afirmó ante el comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos que el país todavía tiene pendiente "construir un marco de política macroeconómica" para dejar atrás la crisis. Marc Stanley enfatizó que la necesidad de presentar un plan económico para recibir el respaldo de los Estados Unidos ya se lo comunicaron a los tres representantes argentinos que visitaron Washington en las últimas semanas.

Béliz, Manzur y Guzmán mantuvieron reuniones con funcionarios en busca de apoyo a la posición argentina que quiere el FMI revise su política de sobretasas de interés para que los países con crisis financieras no se enfrenten a condiciones más gravosas con el prestamista de última instancia. Para la Argentina la suma ronda los 6.900 millones de dólares de intereses adicionales a 10 años.

"La embajada en Buenos Aires y el Departamento de Estado están comprometidos para encontrar formas constructivas de ayudar. Pero al final depende de ellos idear un plan que los encamine. No hay problema más importante que volver a poner de pie la economía porque son un gran socio bilateral para nosotros, para el comercio y la economía, y necesitamos un socio que sea económicamente saludable", dijo Stanley a los senadores, según consignó La Nación.

La embajada en Buenos Aires y el Departamento de Estado están comprometidos para encontrar formas constructivas de ayudar. Pero al final depende de ellos idear un plan que los encamine. 

La falta de un plan económico es el punto flojo en el discurso de Guzmán que embandera un acuerdo con el FMI con "programación macroeconómica hecha por Argentina" y no por el organismo multilateral, pero los lineamientos de ese programa no se conocen y son el reclamo de empresarios y economistas locales. La paradoja cobra mayor relevancia frente a la consigna del acto conmemorativo de Néstor Kirchner este miércoles en Morón: "Primero se crece, después se paga", cuando la economía acumula diez años sin crecer y los desequilibrios macroeconómicos se acumulan.

En el entorno del ministro Guzmán apuntan que a esta altura el acuerdo con el FMI es una cuestión política. De hecho, Alberto Fernández anunció este lunes que el domingo próximo será él quien se reúna con Kristalina Georgieva.

Por lo pronto, la arremetida de Cristina contra el acuerdo con el Fondo en los términos en los que viene avanzando el ministro es señal de la disconformidad de la vicepresidenta con lo conseguido hasta ahora: un acuerdo a diez años sin reformas estructurales como condicionantes y con cuatro años y medio de gracia sobre el capital remanente.

Sin embargo, el Fondo no deja de exigir un plan que muestre cómo la economía puede incrementar las exportaciones y reducir el déficit fiscal para generar el flujo de fondos para pagarles al organismo y al resto de los acreedores. Para eso son claves la reducción de la brecha cambiaria y ponerle un tope a los subsidios a las tarifas. Frente a lo primero, Guzmán se opone a una devaluación; y frente a lo segundo, es la vicepresidenta la que se niega, tal y como quedó evidenciado por el affaire Basualdo.

Mientras tanto, de no concertarse un plan, al FMI le resta la salida elegante de otorgar excepcionalmente una prórroga para evitar la cesación de pagos. Ya lo hizo en 2002 y lo repitió en 2004. Lo que no es claro es que el Club de París, con quien la prórroga caduca en marzo de 2022, también vaya a postergar el "default".