Gobierno

Al final, Cerruti será la vocera de Alberto

Luego que el gobierno lo negara la diputada asumirá como vocera en un nuevo cargo que le crearon.

Alberto Fernández confirmó este jueves que la ex diputada Gabriela Cerrutti será su vocera, luego de varias desmentidas oficiales después de la reunión que tuvieron en la Casa Rosada y la sorpresiva renuncia a su banca de este miércoles. 

Las fuentes de la Rosada se habían esforzado en aclarar que Cerruti se sumaría al equipo de comunicación pero no sería vocera o tendría una estructura propia, pero el propio Presidente anunció este jueves que no será así. 

"Hoy designé a @gabicerru a cargo de la Unidad de Comunicación de Gestión Presidencial", tuiteó el presidente y luego explicó que será "la Portavoz de la Presidencia. Una nueva figura que he tomado de algunas democracias europeas". En realidad no es nueva ni es exclusiva de las democracias europeas. Daniel Scioli cuando era gobernador y candidato presidencial nombró "portavoz" a Gustavo Marangoni y Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa, tuvieron voceros.

Cerruti renunció a la banca de diputada para sumarse al equipo de comunicación de Alberto

"Que esa función sea ejercida por una mujer resalta dos cuestiones fundamentales de nuestro Gobierno: queremos una comunicación clara, precisa y transparente y sostenemos la vocación de avanzar en la igualdad de género y de oportunidades", agregó el presidente. 

Alberto Fernández dijo que la creación del puesto de "portavoz" es "nuevo" en el país y lo tomó de las democracias europeas. En rigor, muchos presidentes argentinos tuvieron voceros. En años recientes, Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa, entre otros.

De esta manera, después de la salida del ex secretario de comunicación Juan Pablo Biondi, la comunicación oficial quedó partida en tres áreas: Juan Ross como secretario de Secretario de Prensa y Comunicación en reemplazo de Biondi -pero sin oficiar de vocero-; Valeria Zapesochny secretaria de Medios y Comunicación y ahora Gabriela Cerruti a cargo de una flamante Unidad de Comunicación de Gestión Presidencial. Al parecer la inicial fragmentación del área no logró satisfacer al Presidente que creó una tercera repartición.

Además de parecerse a "las democracias europeas", el formato elegido por el presidente también tiene semejanzas con el que utilizaba Cristina Kirchner, quien delegaba la formalidad de algunos anuncios o "aclaraciones" en su vocero Alfredo Scoccimarro, aunque no le permitía responder preguntas a periodistas ni brindar entrevistas.

La Portavoz va a comunicar información, datos, anuncios, pero también las ideas y el rumbo del Gobierno en su conjunto. Estará disponible para chequear toda la información que necesiten para juntos combatir los rumores y las noticias falsas que tanto daño hacen a una comunicación democrática. 

Se supone que la suma de Cerrutti busca terminar de acotar la hiperactividad mediática de Alberto que hasta la derrota de las primarias daba varias entrevistas por día y chateaba de manera directa don cientos de periodistas.

En un video institucional, Alberto aportó más datos de la nueva función de Cerruti. "La Portavoz va a comunicar información, datos, anuncios, pero también las ideas y el rumbo del Gobierno en su conjunto. Estará disponible para chequear toda la información que necesiten para juntos combatir los rumores y las noticias falsas que tanto daño hacen a una comunicación democrática".

"Gracias presidente por la confianza. Vamos a trabajar por una comunicación pública democrática y una conversación global acorde a los nuevos tiempos y desafíos", celebró Cerruti en otro tuit.

Su renuncia de este miércoles había sorprendido a sus pares del Congreso, porque su mandato vence el 10 de diciembre, no compite para la reelección y por lo tanto obliga a que jure un sustituto para un par de sesiones. 

La banca le corresponde a Gustavo López, pero como cumple funciones en la Enacom podría recaer en la ex legisladora porteña Gabriela Alegre.  

Alguno de ellos deberá asumir porque en la última quincena de noviembre el oficialismo tendrá la última chance de aprobar leyes con aliados que dejan sus bancas en diciembre, cuando perderá votos propios si se repiten los resultados de septiembre.