La muerte de un ex ministro de Chávez reaviva el debate sobre la violación a los Derechos Humanos en Venezuela
La muerte del exgeneral Raúl Baduel despierta todo tipo de especulaciones en Venezuela. El exministro de Defensa de Hugo Chávez, que se encontraba detenido en El Helicoide, una de las sedes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), falleció ayer martes debido a un paro cardiorrespiratorio asociado al Covid-19, según el fiscal general Tarek William Saab.
Sin embargo, la familia desmiente la versión oficial y denuncia las condiciones en que se encontraba detenido Baduel, incomunicado y sin acceso a sus abogados. La desconfianza es tal que la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, a cargo de Michelle Bachelet, pidió "una investigación independiente" y que "se liberen a los detenidos arbitrariamente".
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La politóloga venezolana Marisela Betancourt asegura a LPO que "Venezuela está en un proceso de diálogo con mediación internacional y los derechos humanos han sido un tema fundamental en la negociación", por lo que la muerte de Baduel tendrá consecuencias en el complejo vínculo entre oficialismo y oposición.
"De los diez presos políticos muertos bajo custodia del Estado, Baduel era el primero de alcance nacional, con incidencia en parte del chavismo. Algo del chavismo primigenio murió ayer con Baduel. Su muerte recae sobre Maduro, a pesar de quien comienza la persecución es Chávez", continúa la analista.
Es que antes de convertirse en uno de los principales enemigos del chavismo, Baduel había sido comandante del Ejército y después titular de Defensa entre 2006 y 2007. Parecía gozar de la confianza de Chávez, con quien egresó en la misma promoción de la academia militar. El exgeneral integró el movimiento político que terminaría llevando a Chávez a la presidencia del país en 1999 y organizó la operación que lo devolvió al poder tras el golpe de abril de 2002.
Pero la relación se rompió luego de que Baduel cuestionara la reforma constitucional que el entonces presidente defendía como una de sus banderas. En 2009 fue condenado por corrupción y permaneció detenido en la cárcel militar de Ramo Verde, si bien la persecución no se detendría: en marzo de 2017, cuando estaba a punto de cumplir su condena, la justicia le imputó nuevos cargos, entre ellos el de traición a la patria.
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Baduel llegó a pedir la renuncia de Chávez en 2010, algo imperdonable para exlíder venezolano, lo cual le costó sus derechos políticos y la destitución del Ejército, luego de haber alcanzado el grado máximo de general en jefe. Ni siquiera fue considerado por el gobierno de Maduro para recibir una amnistía. Su ausencia en la lista de los 110 indultados de agosto de 2020 llamó la atención.
Para Betancourt, la suerte de Baduel estaba atada a su vínculo con Chávez. "Siempre ha habido una relación de tensión, por una homología. Los dos son militares, hombres fuertes. Baduel era muy leído, un militar católico, más cercano a sectores conservadores. El tema del cargo en la jerarquía militar es importante y siempre resultó una amenaza. Cuando Chávez muere, siguió en prisión porque era una muestra de fuerza por parte de un chavismo disminuido y por el castigo a la traición".
Ahora Andreina Baduel, hija del fallecido, exigió que no cremen el cuerpo de su padre. "El régimen asesinó a mi amado y valiente papá Raúl Baduel. Recientemente tuvimos la fe de vida de él; es falso que tenía covid-19. Él nos reiteró, una y otra vez, que no se iba a prestar para bufonadas de la tiranía y que su único propósito era dejarnos un legado de dignidad y fe", dijo.
El fallecimiento del ex general chavista se produce en medio de las negociaciones del chavismo con la comunidad internacional para que observen las elecciones regionales de noviembre y la mesa de diálogo con la oposición en México en donde el régimen busca terminar con las sanciones económicas.