Senado

Cristina contuvo a los senadores con una arenga antes de reunirse con Alberto

La vicepresidenta apareció en una prolongada reunión del bloque de Frente de Todos. Pidió evitar divisiones y empujar para mejorar el resultado.

Los senadores del Frente de Todos hicieron su catarsis electoral este jueves con una reunión de cuatro horas en el salón Arturo Illía del Palacio, interrumpida en un momento por la aparición de Cristina Kirchner, quien les dejó una arenga antes de ir a la Casa Rosada a participar de la presentación del fomento al campo.

"Hay que estar unidos y evitar divisiones", fue la frase que más resonó entre los 36 senadores que se juntaron cara a cara por primera vez desde la pandemia, no muy diferente a la de Alberto cuando habló en la Rosada minutos después. El bloque tiene 41 y los pocos ausentes se justificaron en razones logísticas. 

Además, la vice hizo hincapié en que se puede hacer un esfuerzo para mejorar los resultados, una señal a favor de las modificaciones de gabinete que impulsó y consiguió hace 15 días y en su entorno consideran una historia terminada, pero necesaria.

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"Hacía falta ese sacudón, para ver a un gobierno funcionando. Y no es contra nadie. Esa semana tenían que pasar rápido. Pero no se podía evitar", evalúa uno de los allegados a Cristina que en la acompañó día y noche en esos días. "La verdad que la notamos moderada y segura cuando habló", se conformó otro senador consultado LPO. 

Si se repiten los resultados de septiembre, el Frente de Todos perderá 6 bancas y se quedará con 35, por lo que sólo podría alcanzar el quórum con ayuda de los aliados de Misiones y Río Negro. En las cuentas previas había esperanzas de ceder dos menos, con una victoria en La Pampa, el segundo puesto de Córdoba y la chance remota de ganar Santa Fe o Chubut. Nada de eso ocurrió. 

La reunión duró 4 horas, con un rato de catarsis par cada senador. Cristina pasó a saludar y dar aliento y pidió evitar divisiones. La semana próxima retornan las sesiones presenciales.  

La modalidad de reunión fue similar a la que por estos días ensaya Máximo Kirchner con los diputados, aunque en ese caso los divide por regiones: unos minutos para que cada uno haga su descargo, explique las ranzones de una elección peor a la esperada y proponga como seguir.

José Mayans, jefe de la bancada, le dio la palabra a cada uno de sus dirigidos y nadie se guardó nada. "Fue una reunión tranquila, pero todos pudieron quejarse y opinar", contó a LPO otro de los participantes. La mayoría de los contactados evitó brindar detalles de las descarga de furia, que no faltaron.

María de los Ángeles Sacnun, José Mayans y Carlos Caserio. 

Sólo reconocen que se habló del voto rural perdido, que esta misma tarde se trató de recuperar con los anuncios; y hubo mucha preocupación por el desprecio de los jóvenes, que se partieron entre liberales e izquierdistas. Además, el ausentismo de los propios pegó por igual en cada rincón del país. "Es un desprecio que no nos puede pasar, porque esa gente nos votó hace dos años". 

El pacto de silencio se cumplió a rajatabla en la convocatoria y sólo se filtró entre los asesores del Senado una supuesta reunión entre Mayans y los otros jefes de bloque para definir el protocolo de sesiones, pero en realidad tanto el radical Luis Naidneoff y como el macrista Humberto Schiavoni no estaban en Capital Federal.

Fue en ese intercambio hacía adentro cuando Cristina confirmó su decisión de abrir el recinto para reuniones presenciales y lo comunicó oficialmente para que no haya malos entendidos. Planea una sesión para el miércoles próximo con un temario de consenso con la oposición.

Especulan con dos sesiones más antes de 14 de noviembre, fecha de la votación de la elección general. "Después, es otra historia", bromeaban los senadores al salir. Ya se habían sacado la furia contenida.