Ahora uno de los fiscales condenados señaló a Traferri como organizador de la mafia del juego
Para Gustavo Ponce Asahad, el saldo final de su proceso judicial se cerró en 14 meses de prisión efectiva, la inhabilitación perpetua para volver a ejercer cargos públicos y una condena total de tres años a terminar de cursar desde su casa.
Tales fueron los "beneficios" a los que accedió como "imputado colaborador", figura concedida por la Justicia a cambio de la jugosa declaración que terminó de complicar al senador Armando Traferri como presunto organizador de una asociación ilícita que regentaba el juego clandestino de la provincia.
Ponce Asahad se desempeñaba como fiscal en agosto del año pasado cuando había sido detenido como presunto integrante de una asociación ilícita con terminales judiciales y políticas, y su declaración se concretó en los primeros días de diciembre anticipándole el fin de año a un Traferri que debió prepararse para dar las debidas respuestas ante la Justicia.
Senador Armando Traferri
Pero fue entonces cuando los caminos de la política se cruzaron, y la Legislatura logró mantenerle los fueros mientras el senador sanlorencino veía que Patricio Serjal (el otro ex fiscal implicado) y el "zar del juego" Leonardo Peiti también buscaban plegarse a la figura de "imputado colaborador" y declaraban en su contra.
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En su testimonio, Ponce Asahad se había declarado culpable y detalló las operaciones realizadas para la estructura ilegal dedicada al juego clandestino y al lavado de activos comandada por Peiti. Sostuvo que Traferri era el "organizador" de toda esa estructura, y que la función del ex fiscal era el cobro de coimas a cambio de protección judicial. Aquí habría respondido directamente a Serjal.
El ex fiscal también dio detalles de encuentros, llamados y mensajes que intercambió con Traferri, y contó que él se había "ganado" dos autos cero kilómetro como retribución por sus "trabajos" en una sentencia.
Tal fue el trazo grueso del relato con el que Ponce Asahad logró reducir su condena, poniéndole fin a un proceso que este martes concluyó con la formalización de su prisión domiciliara. Una novedad menor en el contexto actual de la causa, donde la nueva declaración de Peiti en manos de la Justicia mantiene una tensa calma que amaga con explotar y con llegar mucho más lejos de lo que se tenía previsto.