¿Cautivados por el razonamiento motivado?

Le otorgamos mayor importancia y credibilidad a los datos que refuerzan nuestra propia visión, mientras que refutamos y omitimos los que le son contrarios.

Desde hace tiempo en la psicología política se ha incorporado como tema de estudio un fenómeno cognitivo cuya traducción literal al español sería "razonamiento motivado". De qué se trata?. 

Es un razonamiento emocional, básicamente sesgado, por el cual se buscan y se toman en cuenta solo los hechos de la realidad que respaldan y solidifican nuestras creencias, dejando de lado cualquier otra evidencia que pueda desmerecerlas o no confirmarlas, por más fuerte que esta sea. Se lo denomina "motivado" porque la información se interpreta de tal modo que concuerde con nuestros preconceptos. Es, entonces, lo opuesto al "pensamiento crítico", que - precisamente - se aleja de este sesgo.

Es como si en nuestra mente operara un filtro que interviene en nuestra percepción de la realidad, desviándola hacia el lugar que menos afecte a nuestras convicciones, a aquello que queremos creer. La información que recibimos es procesada de tal modo que la hacemos coincidir, corresponda o no, con nuestro propio punto de vista. Le otorgamos mayor importancia y credibilidad a los datos que refuerzan nuestra propia visión, mientras que refutamos o, directamente, omitimos aquellos que le son contrarios.  

Este fenómeno suele observarse, a nivel del electorado, fundamentalmente en los llamados "núcleos o segmentos duros", es decir aquellos que manifiestan una fuerte identidad partidaria y que, por ende, viven como una amenaza cualquier dato de la realidad que pueda interferir con las conclusiones y sentimientos a los que se aferran.

Por lo tanto, niegan o bloquean toda información que no encaje en los mismos, aceptando solo los argumentos que sí se adaptan a sus deseos, preferencias y creencias. Hasta ahora, entonces, el razonamiento motivado ha sido objeto de estudio en la ciencia política a nivel de los votantes.

Sin embargo, recientemente hemos asistido a una campaña comunicacional pre-PASO que muestra una total desconexión de los mensajes de los líderes de las fuerzas políticas con la agenda social, un acomodamiento de su percepción de la realidad hacia el lado que más cómodo les resulta, un excesivo cuidado en la confección de un relato que omita los argumentos que puedan alejarlos de esa zona de conveniencia.

Llegados a este punto, me parece que la conclusión obvia es que el "razonamiento motivado" debería dejar de ser estudiado solo a nivel del electorado, incorporando también en su campo de estudio a la dirigencia política, la que parece haber caído, sin duda alguna, en las redes del mismo.

Aparecen absolutamente cautivados por el olvido o reinterpretación de los eventos que puedan generar alguna duda o resquebrajamiento en el sentimiento de identidad de sus segmentos más leales e, incluso, en el de ellos mismos. Pocas veces quedó más claro que hoy.