Afganistán

Europa abre una puerta de diálogo con los talibanes si "respetan los derechos humanos"

La Unión Europea fijó condiciones para la relación con el nuevo gobierno afgano.

El retorno de los talibanes al poder en Afganistán se produce en un tablero geopolítico diferente al de los 90, cuando gobernaron por primera vez bajo la estricta aplicación de la "Ley islámica".

En ese momento, sólo fueron reconocidos por Pakistán, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Ni Estados Unidos, ni Eurasia y mucho menos Europa Occidental.

Ahora, los talibanes leyeron el eje internacional como una prioridad y acercaron posiciones con China (fueron recibidos por el canciller chino en Pekín) y esperan un rápido reconocimiento de los vecinos regionales y Rusia. Como reveló LPO, en su segunda experiencia en el poder los talibanes parecen haber entendido que es prioritario romper su aislamiento internacional. Un paso que empieza a ser acompañado por Occidente.

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En ese contexto, la Unión Europea reconoció que mantendrá relaciones con los talibanes más allá de contactos "operativos", en función de su "comportamiento" en cuestiones como el respeto de los Derechos Humanos, especialmente de las mujeres, la libertad de los medios o el acceso que permitan a la ayuda humanitaria.

Así lo manifestó el Alto Representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE, Josep Borrell, en una comparecencia sin preguntas en la que ha dado cuenta de lo decidido en la cumbre de este viernes de ministros de Asuntos Exteriores y Defensa de la UE en Eslovenia.

"Para ayudar a la población de Afganistán tendremos que tratar con el gobierno de Afganistán, lo que no significa reconocimiento. Es un contacto operativo y este contacto operativo aumentará en función de su comportamiento", ha explicado el jefe de la diplomacia europea, para después subrayar que los Veintisiete han acordado cinco "parámetros" par "medir" este comportamiento.

Para ayudar a la población de Afganistán tendremos que tratar con el gobierno de Afganistán, lo que no significa reconocimiento. El bloque también condicionará su relación con los talibán a que estos permitan la entrada de ayuda humanitaria "respetando los procedimientos y condiciones" europeos para su entrega.

La primera de estas condiciones es el compromiso del futuro gobierno de Afganistán de que el país no se convertirá en "una base de exportación de terrorismo a otros países". Del mismo modo, la UE tendrá en cuenta el "respeto a los Derechos Humanos, en particular de las mujeres, el Estado de Derecho y la libertad de los medios".

Otro de los criterios será la formación de un gobierno de transición "inclusivo y representativo" tras un proceso de "negociación entre las fuerzas políticas" del país asiático. El bloque también condicionará su relación con los talibán a que estos permitan la entrada de ayuda humanitaria "respetando los procedimientos y condiciones" europeas para su entrega.

Josep Borrell conversa con la ministra de Defensa de Alemania, Ank Bijleveld y su par de Eslovenia, Matej Tonin, en un aparte en la cumbre de Kranj.

Por último, la profundización de la relación de la UE con los talibán dependerá del compromiso de los islamistas para permitir la salida del país de ciudadanos extranjeros y afganos "en riesgo".

"Tenemos que discutir cuestiones importantes con el gobierno afgano y la principal es cómo evacuar a los cientos o miles de personas que nos gustaría haber evacuado", afirmó el jefe de la diplomacia europea, quien ha remarcado que esta "presencia conjunta" se situará en Doha si no es posible instalarse en Kabul por razones de seguridad.

El fracaso de los 20 años de ocupación de la OTAN para diseñar un sistema democrático más afín a los valores occidentales pone en la obligación a las potencias a conversar con las nuevas autoridades. Estados Unidos no es la excepción, lo planeó Trump en 2020 y lo terminó de concretar Biden.

Analistas internacionales creen que cuando baje la presión mediática y la opinión pública se distraiga, Washington no tendrá más alternativa que reconocer de alguna manera al nuevo gobierno, al menos, en nombre de la ayuda humanitaria. Incluso, no hay que descartar una alianza táctica de la potencia con los talibanes para combatir a grupos terroristas como el Estado Islámico o Al Qaeda.