La fuga de un peligroso preso profundiza la crisis del sistema carcelario en Santa Fe
Este martes, a eso de las 18.30, Juan Priotti se dirigió a la zona de admisión de visitas para limpiar los baños químicos pero vio la oportunidad para apurar el paso hacia el alambrado perimetral, saltar y darse a la fuga en una camioneta roja que lo estaba esperando, informó el centinela que debía custodiarlo.
Priotti es un peligroso presidiario que cumplía una condena de 35 años en la cárcel de Coronda por homicidio y otros delitos contra las personas y la propiedad y su fuga terminó de poner en evidencia la profunda crisis en la infraestructura penal y del Servicio Penitenciario de Santa Fe.
En el gobierno sospechan del personal carcelario por la grotesca evasión y algunos recordaron que la semana pasada amenazaron con llevar adelante medidas de fuerzas en reclamo de mejores salarios y condiciones laborales.
Como sea, pasó tan solo un mes y medio cuando un grupo comando ingresó a la cárcel de Piñero, luego de cortar el alambrado con una amoladora, permitiendo el escape de ocho presos. El organizador del audaz escape, Claudio "Morocho" Mansilla, aún continúa prófugo y creen que logró cruzar a Paraguay.
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En ese momento, el ministro de Gobierno, Roberto Sukerman, que tiene a su cargo el Sistema Penitenciario, adelantó la construcción de un muro para reemplazar los alambrados periféricos como el que pudo sortear Priotti en Coronda esta tarde sin mayores inconvenientes.
Lo que no se explican en algunas oficinas de la Casa Gris es la permanencia de Walter Gálvez al frente de la Secretaría de Asuntos Penitenciarios quien en mayo tuvo que explicar la evasión de otros dos presos de Piñero.
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Es que en las cárceles santafesinas ocurren situaciones aún más delicadas que las fugas, aunque parezca mentira, ya que desde sus interiores, los líderes de bandas narcos gerencian el mercado, planifican extorsiones y ordenan los ataques a rivales, explicando el la mayoría de las balaceras y homicidios de jóvenes en situaciones de vulnerabilidad que se dedican al narcomenudeo cuyas muertes se cuentan a diario en Rosario y la capital provincial.
Frente a esto, el ministro de Seguridad, Jorge Lagna, consideró días atrás en declaraciones a medios locales que era necesaria la declaración de emergencia carcelaria ya que "desde los penales se ha incrementado la violencia, especialmente de Piñero".
Otro dato que puso en relieve el problema carcelario en la provincia es que en lo que va del año, se incautaron 3.700 teléfonos celulares de las cárceles santafesinas lo cual les permite a los reclusos más peligrosos mantener contacto permanente con sus lugartenientes que se ocupan de llevar adelante los ataques y amedrentamientos que ordenan sus jefes como también coordinar fugas, como viene ocurriendo.
Además, la interna peronista entre el gobernador Omar Perotti y Agustín Rossi, tiene sus implicancias en el gabinete provincial. El ministro de Gobierno, Roberto Sukerman, quien tiene a cargo las políticas carcelarias, es la principal referencia en Rosario de la Corriente de la Militancia, la agrupación del ex ministro de Defensa.
Por ahora, el gobernador no deslizó ningún cambio en su equipo, a pesar de que Rossi había arrancado la campaña con fuertes acusaciones hacia su adversario acusándolo de querer secuestrar el peronismo provincial para alejarlo del Frente de Todos. En Casa Gris no descartan modificaciones hacia fin de año pero aseguran que se harán con criterio de eficiencia. Por lo pronto, el Servicio Penitenciario requiere cambios profundos y urgentes.