Opinión

El almirante detrás de Pegasus

La historia de Pegasus en México un correlato militar poco registrado y que involucra al Pentágono.

Las revelaciones del matutino The Guardian en Reino Unido sobre el uso del programa de espionaje Pegasus en diversos países del mundo tiene a México como un escenario primordial de las operaciones de la empresa dueña del programa, NSO Group, firma de origen israelí pero controlada por un fondo de inversión con sede en Londres.

The Guardian retomó un escándalo que explotó en la administración de Enrique Peña Nieto, cuando se conoció que a través del malware Pegasus se espiaba a opositores y periodistas de tono crítico con el entonces gobierno del PRI. El caso le generó un fuerte repudio a un gobierno que entraba en su fase final y el presidente Peña Nieto solo atinó a decir, de modo críptico, que a él también lo espiaban. Era junio del 2017.

La historia de Pegasus en México un correlato militar poco registrado y que involucra al Pentágono. En la pasada administración se adquirieron por 32 millones de dólares diversas licencias del malware. Así fue utilizado por Fiscalía General de la República, por el Cisen (la agencia de inteligencia federal) y por la Secretaría de Marina.

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Cuando estalló el caso por una investigación de The New York Times rápidamente la oposición organizó una comisión en el Congreso para que los funcionarios implicados dieran cuenta de cómo se había utilizado Pegasus en México. Pero el alto mando militar ni siquiera fue convocado a esas audiencias secretas. A último minuto los senadores del PRI y del PAN impidieron esa interpelación.

El análisis que por esos días circuló en el Congreso es que los coordinadores parlamentarios del PRI operaron para que los militares no acudieran para evitar tensiones con el gobierno de Peña Nieto que venía enfrentado a lo generales por una serie de leyes de seguridad interior que estos pretendían pero que Peña Nieto no estaba seguro de impulsar. Esas leyes expandían el rango de acción de los militares en asuntos domésticos. Serían promulgadas en diciembre del 2017. 

En la pasada administración se adquirieron por 32 millones de dólares diversas licencias del malware

Pegasus fue adquirido por el almirante Vidal Soberón, de fuerte cercanía con el Pentágono y especialmente con Jim Mattis, un marine, general de cuatro estrellas y primer secretario de la Defensa de Donad Trump.

El argumento que recibieron los generales mexicanos de sus pares estadounidenses era que Pegasus era muy útil para la persecución del narcotráfico y que gracias este programa Estados Unidos pudo dar con Joaquín "Chapo" Guzmán, en enero del 2016 en Sinaloa. Con estos argumentos Soberón justifico la adquisición.

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Este almirante, condecorado por el Pentágono, es un militar de buenas relaciones con la clase política y empresarial de México, al punto que en ciertas reuniones con hombres de negocios se le propuso que explorara la posibilidad de una carrera política, algo que nunca se concretó.

Soberón a su vez tenía una amistad con el general Salvador Cienfuegos, el secretario de la Defensa de la administración de Enrique Peña Nieto. Cienfuegos fue arrestado en Los Ángeles en octubre del 2020. La DEA lo acusaba de presuntos nexos con el narcotráfico. Cuando le ofrecieron su llamada reglamentaria a la primera persona que contactó fue a Soberón. Un mes más tarde era liberado por decisión del Departamento de Justicia.

Cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia en junio del 2018 tuvo una actitud diversa frente a las fuerzas armadas y su conducción. Cienfuegos, que dejaba el Ejército, no pudo elegir a su sucesor pero Soberón no tuvo el menor inconveniente en dejar a cargo al almirante Rafael Ojeda Durán. 

Pegasus fue adquirido por el almirante Vidal Soberón, de fuerte cercanía con el Pentágono y especialmente con Jim Mattis, un marine, general de cuatro estrellas y primer secretario de la Defensa de Donad Trump.

Esta permanencia y las conexiones que implica respecto a Pegasus alimenta la teoría, al interior del gabinete, de que existe un fuerte espionaje interno en el gobierno por parte de los militares sobre los secretarios, asesores y colaboradores de la Presidencia. El periodista Raymundo Riva Palacios advirtió en sus editoriales que la práctica no solo es interna y que también se espía a periodistas, igual que en el gobierno de Peña Nieto.

Así el círculo se cierra porque según las investigaciones periodísticas, tanto López Obrador como todo su entorno familiar fueron víctimas de Pegasus cuando eran oposición. El perseguido se convierte en perseguidor.