Opinión

Libertad sindical: la exigencia de Kamala a AMLO

El reclamo de Washignton muestra la cercanía de los Demócratas con sindicatos que fueron claves para el T-MEC

La visita de la vicepresidente Kamala Harris a México el pasado 8 de junio tuvo tres asuntos centrales: migración, seguridad y libertad sindical. De estos tópicos el menos comentado por la prensa mexicana y estadounidense fue el último, que, sin embargo, es determinante para el futuro del T-MEC, la zona de libre comercio más importante del planeta.

La renegociación del acuerdo con Canadá y México forzada por Donald Trump tuvo especial énfasis en que México debía constituir un marco de libertad sindical que permitiera mejoras salariales en el país y, según la lógica de Trump, impedir que México quite empleos a Estados Unidos solo por el hecho de que sus trabajadores son más baratos.

Esta dinámica se sostiene con la administración de Joe Biden. Los demócratas tienen fuerte cercanía con líderes sindicales que fueron decisivos para el nuevo T-MEC, como Richard Trumka, quien también aboga por mayor libertad sindical en México. Trumka tiene a su vez una estrecha relación con Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representantes.

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Históricamente en México los sindicatos fueron controlados por el PRI, un partido político que se mantuvo en el poder por ochenta años, hasta el 2000, cuando finalmente la oposición ganó la presidencia. A lo largo de esas décadas se crearon centrales sindicales sumamente identificadas con el Gobierno pero, fundamentalmente, monopólicas. No había posibilidad de elecciones entre los trabajadores, a cada asalariado le tocaba un sindicato de modo obligatorio. Cuando hubo intentos de crear nuevos sindicatos estos fueron reprimidos con violencia.

 Los demócratas tienen fuerte cercanía con líderes sindicales que fueron decisivos para el nuevo T-MEC, como Richard Trumka, quien también aboga por mayor libertad sindical en México. Trumka tiene a su vez una estrecha relación con Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representantes.

Esa matriz sigue muy presente en México. Las diversas ramas de la economía y la producción tienen poca o nula libertad sindical. En este plano Andrés Manuel López Obrador es muy influido por el abogado laboralista Arturo López Alcalde, de hecho, en la visita de la vicepresidente Harris, este abogado estuvo sentado a dos lugares de la ex senadora.

López Alcalde es un impulsor de la libertad sindical en México ya desde la década del 90. Y tiene una amistad de por lo menos veinte años con el presidente mexicano. López Alcalde está promoviendo la aparición de nuevos sindicatos en México desde la Secretaría del Trabajo, que hoy por hoy está en manos de su hija, Luisa María.

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Esta dependencia tiene la capacidad de supervisar elecciones sindicales y, fundamentalmente, de otorgar el estatus legal correspondiente a los nuevos sindicatos que se buscan crear. Y este es el gran punto de conflicto con los planteos de Harris en su visita.

Estados Unidos espera que México cree un organismo autónomo y por fuera del Gobierno para desde allí encauzar una mayor libertad sindical. En la óptica de Washington, de poco sirve cambiar sindicatos controlados por el PRI a sindicatos controlados por Morena, el partido de López Obrador.

Según fuentes que estuvieron en la reunión bilateral, Harris le señaló esta cuestión al presidente mexicano a lo que este respondió que crear ese organismo era un esfuerzo económico para su gobierno que predica la austeridad y la baja al gasto gubernamental. Harris fue más allá y en la reunión dijo que EU aportaría los recursos para la creación del organismo. 

Estados Unidos espera que México cree un organismo autónomo y por fuera del Gobierno para desde allí encauzar una mayor libertad sindical. En la óptica de Washington, de poco sirve cambiar sindicatos controlados por el PRI a sindicatos controlados por Morena, el partido de López Obrador.

Por eso al cierre de la visita de Harris se anunció un apoyo de 130 millones de dólares a México en materia de "asesoría para mejorar la legislación laboral". En realidad, esos 130 millones son para crear el organismo que supervise la libertad sindical. Aunque no se haya anunciado de modo tan explicito.

Esta avanzada es un problema para el abogado López Alcalde, que entiende que perderá capacidad de influencia si el destino de las relaciones laborales se aleja de la Secretaría del Trabajo a cargo de su hija.

El cálculo de Harris y su staff respecto al abogado laboralista amigo de AMLO es correcto. López Alcalde tiene la fantasía de que los sindicatos serán la verdadera base de Morena, la que prosperará aún si este partido deja algún día el poder, en un esquema muy similar al del partido Laborista en Reino Unido.

Un sueño de permanencia y hegemonía que no coincide con los planes de Harris para México.