El Salvador

Kamala Harris criticó al presidente de El Salvador por su intento de remover a la Corte Suprema

"La independencia judicial es crítica para la salud de una democracia y para tener una economía fuerte", afirmó la vicepresidenta de Biden ante el intento de Nayib Bukele de remover a toda la Corte Suprema.

La administración de Biden trazó un cordón rojo en torno al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, luego que  este fin de semana intentara aprovechar su mayoría en el Congreso para descabezar al Poder Judicial, removiendo a todos los miembros de la Corte Suprema, sus suplentes y el fiscal General de la Nación. 

A pesar de que el propio Tribunal Supremo de Justicia declaró la inconstitucionalidad de la decisión del Congreso, Bukele lo celebró en sus redes sociales y enfatizó: "Al fin estamos haciendo historia".  Luego, agregó: "A mí me pareció algo bien extraño que hubo condenas sobre lo que pasó el sábado. No nos esperábamos en ningún momento una condena internacional porque no había nada que condenar. No solo teníamos el poder de hacerlo, sino que el pueblo nos lo pidió".

Justo este fin de semana supimos que el Parlamento de El Salvador actuó para socavar al más alto tribunal de la nación. La independencia judicial es crítica para la salud de una democracia y para tener una economía fuerte.

La reacción de la Casa Blanca no se hizo esperar. Nada menos que la vicepresidenta, Kamala Harris, condenó el intento de copamiento del Poder Judicial. "Justo este fin de semana supimos que el Parlamento de El Salvador actuó para socavar al más alto tribunal de la nación. La independencia judicial es crítica para la salud de una democracia y para tener una economía fuerte", afirmó la vice de Biden.

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La subsecretaria del Departamento de Estado, Julie Chung,  también condenó la movida y advirtió que "la existencia de una relación fuerte entre Estados Unidos y El Salvador dependerá de que el Gobierno de El Salvador apoye la separación de poderes y de que sostenga las normas democráticas". Chung es una de las funcionarias que recientemente visitó a la Argentina, enviada por Biden.

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.

La rapidez de Estados Unidos para condenar la ofensiva de Bukele, acaso también tiene un costado geopolítico vinculado con la relación del presidente de El Salvador con China. Durante el último tramo de la presidencia de Salvador Sánchez Cerén (del Farabundo Martí), el país centroamericano rompió relaciones con Taiwan para acercarse a China. Bukele, pese a estar muy lejos de ser de izquierda, continuó con esa decisión y anunció luego de una visita de estado a Pekin en diciembre de 2019 un acuerdo millonario en infraestructura  con financiamiento chino. 

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Un acercamiento que el imperio oriental supo corresponder. Ante la crisis, el gobierno de Xi Jinping se limitó a afirmar que mantendrá "el principio de la no interferencia en los asuntos internos de otros países y está convencido de que el pueblo salvadoreño tiene la capacidad y sabiduría para manejar bien sus propios asuntos internos".

Bukele quiere remover a los jueces de la Corte para quitar un freno a la actuación del nuevo Procurador, que es un abogado plegado completamente al Gobierno y que busca atacar a toda la oposición.

El diputado de la oposición salvadoreña, Jorge Schafik Hándal,  afirmó a LPO que "la remoción de la sala de lo constitucional (Corte Suprema) tiene por objeto el quitar un freno a la actuación del nuevo procurador que es un abogado plegado completamente al gobierno y que está dirigido a atacar a todos sus oponentes". 

"Esto significa que nadie podrá solicitar amparo ante esta sala porque está los desestimará, ni tampoco podrán ir con el Defensor de Derechos Humanos que pronto lo quitarán también", agregó el legislador. 

El dirigente del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional señaló que la gestión de Bukele "es un gobierno autoritario que está concentrando todo el poder en la presidencia del país al igual que lo hicieran los militares en el siglo pasado y la derecha también al inicio de este siglo".

Jorge Schafik Hándal, diputado del frente Farabundo Martí de Liberación Nacional.

Sin embargo, más allá de las crecientes críticas por sus atropellos institucionales, Bukele cuenta con un fuerte apoyo popular, cristalizado en las legislativas de este año en donde el oficialismo se quedó con 64 de las 84 bancas del Congreso. De este total, 56 son de Nuevas Ideas (NI), dirigido por un primo de Bukele, y 5 de la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), que llevó al presidente al Ejecutivo. 

Es un gobierno autoritario que está concentrando todo el poder en la presidencia del país al igual que lo hicieran los militares en el siglo pasado y la derecha también al inicio de este siglo

Para Handal, "Bukele logró el apoyo del pueblo por sus discursos populistas explotando los resentimientos contra el sistema y mostrándose como el campeón de los pobres que cambiaria las injusticias". 

"Después, ya en la presidencia montó un pan y circo en la mejor copia de Caligula", añadió.

Bukele ganó la presidencia en El Salvador en 2019 con el 53 por ciento de los votos luego de 30 años del alternancia entre el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y la Alianza Republicana Nacionalista (Arena). 

En un primer momento se destacó por su juventud, su presencia constante en las redes sociales y un estilo rupturista con las viejas estructuras nacionales e internacionales que lo llevó a sacarse una selfie en plena Asamblea General de la ONU bajo la premisa que esa foto tendría mas alcance que su propio discurso.

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Luego, ese perfil 2.0 empezó una deriva autoritaria que tuvo un pico durante una sesión parlamentaria en la cual ingresó al recinto con las fuerzas de seguridad y amenazó a los diputados de la oposición con cerrar el Congreso si no aprobaban el presupuesto.  

Bukele ganó la presidencia en El Salvador en 2019 con el 53 por ciento de los votos luego de 30 años del alternancia entre el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y la Alianza Republicana Nacionalista (Arena).

Ahora las miradas vuelven sobre él y según Jorge Schafik Hándal: "la presión internacional tendrá efecto si se convierte en sanciones efectivas que golpearán la economía de este país".