Elecciones 2023

El intendente de Córdoba le hace un guiño a La Cámpora, en una jugada para el 2023

En la organización de Máximo se entusiasman con un esquema de unidad liderado por Martín Llaryora.

Con su hábil muñeca, el intendente de Córdoba, Martín Llaryora, logró contener a todas las líneas del peronismo; contexto que entusiasma a La Cámpora, que logró después de muchos años sentar en el gabinete a uno de sus integrantes. O una, mejor dicho: Gabriela Reyes, subdirectora de Infancias, Juventudes y Familias, un cargo menor, pero adscrito a la poderosa Secretaría de Política Social que comanda Raúl La Cava, uno de los dos lugarteniente de Alejandra Vigo.

En Casa Patria, la membresía local del Instituto homónimo, hay entusiasmo por esta ventana que abrió Llaryora. "Confiamos en que Martín logre la unificación del PJ después de las elecciones de este año; apostamos a ese objetivo y trabajaremos para eso. Por eso valoramos que nos haya dado lugares que para nosotros son importantes en la estructura municipal", confía a LPO un dirigente cercano a Gabriela Estévez, jefa en Córdoba de la organización que fundó Máximo Kirchner.

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"Entendemos que, por su propia historia, Llaryora es quien puede comandar al peronismo unido", agregan en Casa Patria, recordando la estrecha relación política que une al alcalde capitalino con Sergio Massa, el tercer socio del Frente de Todos, con quien mantiene una sólida relación personal y un prolongado acuerdo político.

"No hay ningún acuerdo con La Cámpora; sólo se le brindó lugar en el gabinete municipal a una profesional de ese espacio; pero eso no es un acuerdo, es ‘contener' a un cuadro político", dice a LPO uno de los principales colaboradores de Llaryora, quien recuerda las encuestas que llegan todas las semanas a los principales escritorios del poder (Alberto, 62% de negativa): "Córdoba no es macrista, es antikirchnerista", explica.


Lo que no puede explicar es por qué La Cámpora, que controla de manera directa varias dependencias nacionales, incluyendo a la Anses, dejaría "sin contención" a un cuadro como es considerada Reyes.

Sin embargo, el colaborador consultado repite las mismas palabras que su compañero camporista: Llaryora está "llamado" a comandar la unificación del peronismo cordobés después de una década de desencuentros, período iniciado en 2011, cuando José Manuel de la Sota y Cristina Fernández quemaron naves.

El funcionario municipal confía en que ese "antikirchnerismo" se irá licuando a medida que avancen las obras acordadas con Nación, particularmente el ferrourbano, un tren de escaso impacto en el transporte de pasajeros por la ciudad, pero al que los publicistas de la Municipalidad esperan para exprimirlo. "El acuerdo es que se inaugure este año, estamos esperando que se reacomode el Ministerio de Transporte", dijo el funcionario. El hecho de que Transporte siga en manos del massismo es "una garantía" para la concreción del ferrourbano, entienden en la Municipalidad.

A esto se suman obras importantes: un plan de bacheos por 610 millones de pesos, la finalización de la ampliación de la planta cloacal, todo en marcha con recursos nacionales, la construcción de cuatro hospitales Covid que quedarán para la infraestructura municipal y 312 millones en ATN. Llaryora define al trato con el Gobierno de Alberto Fernández como "un acuerdo de gestión".

En paralelo al derrame de recursos está el despliegue territorial de La Cámpora, que, sin opacar a Hacemos por Córdoba, hace méritos propios: tiene concejales en distintas ciudades, controla delegaciones clave (Anses, el Pami Río Cuarto, el centro de referencia de Desarrollo Social o Migraciones, entre otras) y más de 1.600 militantes que participan habitualmente de acciones políticas, según los números de Casa Patria. Un activo que Llaryora no quiere despreciar en 2023, cuando vaya por la Gobernación.