El Gobierno no logró unir al peronismo jujeño, que irá con cinco listas
El gobierno nacional no logró que el PJ de Jujuy se una para las elecciones provinciales del 27 de junio y habrá cinco listas identificadas con el peronismo, mientras que el gobernador Gerardo Morales y su vice Carlos Haquim irán en espacios separados.
Aunque las chances de unir al menos a los dos principales espacios del peronismo jujeño eran muy escasas, desde la Rosada hicieron un intento de acercar a las partes a través del subsecretario de Relaciones Municipales, Pablo "Tato" Giles.
Esos espacios son los del presidente del PJ jujeño y diputado provincial, Rubén Rivarola, y el de los diputados nacionales Carolina Moisés y Julio Ferreyra, aliados en esta oportunidad al senador nacional Guillermo Snopek.
Rivarola es el referente del peronismo territorial y sus contrincantes lo acusan de ser el socio del radical Morales. Moisés y Ferreyra lideran la línea kirchnerista pura del PJ, pero institucionalmente el partido responde a Rivarola.
Sin internas obligatorias, la chance de un acuerdo fue imposible y para peor la oferta electoral del peronismo se dispersó totalmente. Rivarola presentó la alianza "Frente de Todos-PJ", mientras que Moisés va con el espacio "Frente de Todos-Todos por Jujuy".
Como frentes peronistas también se inscribieron el Frente Jujuy Puede, liderado por el diputado nacional José Luis Martiarena; el Frente Unidos por la Victoria, vinculado a la Organización Tupac Amaru de Milagro Sala; y el Frente Popular por Vos liderado por el economista Guillermo Sapag.
Por otro lado, en el oficialismo jujeño también hubo sorpresas ya que Morales y su vice Haquim -de origen peronista y ligado a Sergio Massa hasta 2019- irán con boletas separadas.
Por un lado, Morales lidera el frente "Cambia Jujuy" integrado por la UCR, el PRO y más de 20 partidos provinciales y municipales. Por su parte, Haquim presentó el "Frente Primero Jujuy" con partidos aliados.
En el oficialismo jujeño dicen que no hay ninguna ruptura entre Morales y Haquim y que la división responde a una estrategia electoral para tratar de aprovechar la dispersión de la oposición. No obstante, también es una jugada del vice para posicionarse de cara a 2023.