Política monetaria

Advierten una bomba de Leliqs: El Central gasta más de $80.000 millones por mes en pagar intereses

El costo de contener la emisión monetaria se triplicó en los últimos quince meses y le mete presión al cepo y a la inflación. Los pasivos remunerados alcanzaron el mismo nivel que la "bomba de Lebacs".

La emisión de pesos que hizo el Banco Central para que el Tesoro nacional hiciera frente al coronavirus el año pasado se tradujo en una bola de nieve de Letras de Liquidez (Leliqs) que sigue creciendo y cada mes obligan al Banco Central a pagar más de $80.000 millones de intereses a los bancos.

Cada vez que se "prende la maquinita" y se emiten pesos por encima de la economía necesita, esos pesos excedentes se vuelcan a activos financieros. En Argentina, ese activo por excelencia es el dólar, pero en otros países son las acciones o los bonos del Tesoro. Y también lo son las Letras del Banco Central, un instrumento financiero para retener fuera de circulación esos pesos y así evitar que se vuelquen al dólar o a sobrecalentar de la demanda y fogonear la suba de los precios.

Mediante licitaciones, los bancos le prestan pesos al Banco Central que no destinan a créditos a la economía real, sino que "duermen" en el Central a cambio de la tasa de interés de la política monetaria (38% nominal anual y 45,44% efectiva anual). Con eso, los bancos pueden pagarles a los clientes el 37% mínimo de tasa de interés de los plazos fijos. Y ese pago de intereses también es emisión monetaria que el Banco Central luego intenta volver a atrapar en un círculo que se retroalimenta.

Sin más este martes Pesce licitó $343.530 millones en Leliqs a 28 día, cuando vencían $263.036 millones. Y este jueves volverá a hacerlo.

El problema es que sin demanda genuina de pesos, cada vez el Banco Central tiene que emitir más y termina pagando tasa de interés sobre tasa de interés, como sucedía con la bola de nieve de Lebacs que le estalló a Federico Sturzenegger y terminó con el crédito del FMI. Pero con varias diferencias: en primer lugar, hoy las Leliqs están en manos de los bancos y no de la gente; con el cepo los bancos no pueden comprar dólares si no renuevan las Leliqs; y ya no entran capitales de corto plazo para ganar tasa de interés en pesos metiendo dólares en la economía una semana y reclamando los mismos dólares más lo producido por la tasa de interés en pesos una semana después.

Así y todo, tarde o temprano estos intereses que buscan sostener el atractivo del ahorro en pesos se vuelcan a otros activos cuando baja la tasa de interés o se quiera salir del cepo, liberando la demanda reprimida de moneda dura. Y la bola de Leliqs ya asciende a los $1,8 billones a los que se suman otros $1,2 billones de otros instrumentos por los que el Banco Central también tiene que pagar intereses, así son unos 3 billones de pesos el stock actual de pasivos remunerados. Por ende, mes a mes, son unos $80.000 millones los que se pagan en concepto de intereses.

Cuando estalló "la bola de Lebacs" a fines de marzo de 2018, el stock total de pasivos era de casi 1,46 billones de pesos, que en ese entonces representaba el 11% del PBI.Y hoy con prácticamente 3 billones de pesos es también 11,1% del PBI.

"Los pasivos remunerados están en un nivel alto, un nivel que es un problema; pero son la contracara de haber retirado la fuerte emisión del año pasado, con lo cual la alternativa sería peor. Y las Leliqs están en manos de los bancos como contraparte de los plazos fijos. Si se desarmaran los plazos fijos sería un problema todavía mayor. Ya estamos en el mismo porcentaje que el pico de las Lebacs, pero es mucho menos peligroso porque no están en manos de los minoristas y no se pueden desarmar e irse al dólar", aclaró el economista en jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman.

Mientras tanto, para evitar la emisión el Tesoro busca financiarse en pesos y compite por la liquidez con el sector privado -que para financiarse enfrenta tasas de interés superiores al 60% anual- y, parcialmente, con las Leliqs. Por eso, el mercado le presta mayormente con títulos que cubran la inflación -que precisamente por la inercia de la emisión se prevé más alta- y con un margen adicional que a un año es del 2,75% y a dos años es del 5,6%.