España

La "barra libre" del BCE no logra atenuar la recesión de España

La combinación de compra de deuda, bajada de tasas y expansión monetaria no ha logrado hasta ahora revertir la profunda recesión de España.

El Banco Central Europeo (BCE) confirmó la semana pasada que los estímulos monetarios no se irán hasta tanto Europa no supere la actual crisis económica. El objetivo es llevar tranquilidad a los mercados en medio de la incertidumbre por una recesión que se extiende.

La entidad presidida por la francesa Christine Lagarde ratificó su compromiso de mantener las medidas que cree necesarias para lograr una reactivación. Sin embargo, los principales índices económicos no exhiben la recuperación esperada y se discuten las recetas.

Por un lado está la propuesta realizada por más de 100 economistas -liderados por Thomas Piketty- y a la que adhieren importantes economistas de España: condonar las deudas soberanas en manos de la institución, la "euroquita". Esto fue rechazado de forma rotunda por los principales funcionarios del banco.

Otra de las versiones que han empezado a circular es la posibilidad de un recorte abrupto en la compra de activos. Ocurre que hay sectores que ya mostraron preocupación por los aumentos de precios en distintos países. Un relevamiento reciente revela que enero fue el mes de mayor aumento de la inflación de los últimos cinco años en la eurozona y para algunos ese indicador podría expresar un temprano recalentamiento de la economía, lo que se correspondería con un aminoramiento de los estímulos y la suba de las tasas.

Bruselas ratifica la decisión de sostener la expansión monetaria, la compra de activos y las tasas bajas. El BCE se coloca así en sintonía con la Reserva Federal de los Estados Unidos, la otra gran institución que atraviesa por la mayor emisión de su historia y que está dispuesta a tolerar una inflación mayor antes de subir las tasas.

La ratificación de las autoridades del BCE de su política expansiva apunta a disuadir esta inquietud. No hay dudas de que la política monetaria (en la cual el BCE ha volcado más de 780.000 millones de euros) explica una parte importante del aumento de los precios, pero también es verdad que las economías europeas están lejos de recuperarse. En otras palabras, que el recalentamiento no es tal.

Desde Bruselas buscan mostrarse decididos al respecto. Enfáticos en el rechazo a la condonación y convincentes en cuanto a la expansión monetaria, la compra de activos y las tasas bajas. El BCE se colocaría de esta manera en sintonía con la Reserva Federal de los Estados Unidos, la otra gran institución que atraviesa por la mayor emisión de su historia y que, según sus autoridades, está dispuesta a tolerar una inflación mayor a la del pasado antes de subir las tasas.

En España, esta política económica no viene generando el efecto buscado. A pesar de ser uno de los principales beneficiarios de la compra de activos por parte del BCE la recesión no da tregua.

Bajo la gestión de Lagarde el BCE ha llegado a tener 384.845 millones de euros de deuda pública española, más de un cuarto de la deuda pública total. Este número, que no tiene precedentes en la historia, encuentra en el covid su principal explicación.

Es que a lo largo de 2020 el banco central se ha cargado con más de 120.000 millones de euros de deuda española, permitiendo al Estado afrontar el déficit fiscal a una tasa mucho menor de la que hubiera conseguido sin esta asistencia.

Bajo la gestión de Lagarde el BCE ha llegado a tener 384.845 millones de euros de deuda pública española, más de un cuarto de la deuda pública total. Un número que no tiene precedentes en la historia.

Si bien los precios de la economía han comenzado a aumentar, el nivel actividad es todavía muy bajo. Una prueba de esto es que el nivel de desempleo es cercano al de los peores momentos del país: solamente en 2020 se han perdido 1.400.000 puesto de trabajo. Para colmo, los planes de vacunación son más lentos de lo esperado y eso tiene un correlato directo en la economía.

El twit del domingo ha llevado al IBEX 35 a empezar la semana en verde, aumentando el lunes un 1,84%. El país cuenta entonces con el respaldo de la institución monetaria. El gran problema pasa en toda Europa por cómo traducir ese estimulo financiero en algo real y cómo lograr que el dinero volcado llegue a quienes lo necesitan y no se destine exclusivamente a la recompra de acciones.

Por el lado del BCE el desafío no es más sencillo: las tasas de intereses cercanas a cero o negativas pueden llegar a servir circunstancialmente, pero no pueden durar para siempre. El riesgo de dar por terminada esta política antes de tiempo se ha visto en 2011, cuando un aumento de las tasas ha dejado a países y empresas al borde de la quiebra.

¿Es sostenible la situación actual? ¿El crecimiento esperado será real o solo un rebote de la caída del 2020? Como sucede frente a tantos otros interrogantes, el tiempo lo dirá.