LECTURAS SOBRE J.M COETZEE

El sudafricano obtuvo el máximo galardon de las letras, con la fuerza y sobriedad de sus relatos.

Nadie va a sorprenderse, si se concluye que el máximo galardón de literatura entregado a este hombre de 64 años- docente, lingüista, traductor , y autor de numerosos libros-, tiene una alta connotación política.Fuerte luchador por los derechos humanos, ha denunciado a través de sus novelas la terrible desolación de su país en épocas del apartheid. En cada uno de sus novelas, el racismo y la injusticia, son medulares.

Sin embargo, es asombroso que en el devenir de sus historias, cargadas de fuerte tensión , e incluso con descripciones que lindan lo abominable, encontremos una escritura tan pura y diáfana.Es, como si entre el tema y el lenguaje, o más bien, la forma del lenjuage,se exprese una disociación, un hiato, que transforma a sus descripciones en una belleza horrenda, en una degradación tapizada por lo transparente de sus letras.

No hay duda, de la existencia de ciertos galardones entregados por cuestiones políticas, relegando la elaboración artística. Sin alejarnos demasiado, el máximo premio de Cannes para el documental de Michael Moore, “Fahrenheit 9/11”, fue ampliamente cuestionado por especialistas del cine, en cuanto a su forma y su elaboración, no así frente a su contundente mensaje.

Sin embargo,J.M.Coetzee, ha alcanzado como en pocos artistas contemporáneos , un encuentro virtuoso entre una predica política “progresista” y humanitaria, sin dejar de lado un amor hondo y sutil por las historias que se cuentan, y la forma en que se ejecutan.

“Por lo visto en la vida real, lo único que sabe es sentirse deprimido, en el sufrimiento sigue siendo el mejor de la clase. La cantidad de miserias que es capaz de atraer y mantener parecen no tener limites”., así narra su pasado en “Juventud”. A través de infinidad de frases como estas, desplegadas con una facilidad inconmensurable, se recorren sus obras. Y esta es quizá, la más notable lección que se ejerce en sus lecturas.Se produce así un acercamiento con el autor, un dialogo estrecho y humano, una sensación de mezcla entre el que escribió y quien lee, de gran intensidad.

Coetzee nos habla con sus palabras, como si fuesen nuestras. Una sencillez que no le hace perder fuerza al relato., y una claridad tan perceptible que uno tiende a preguntarse en cada instante: ¿donde reside su grandeza?, ¿como ese etéreo y llano lenguaje ha operado con tal magnitud en el lector?.“En Medio de Ninguna Parte”, “Esperando a los Bárbaros”, y especialmente “Desgracia” -donde se cuenta la historia de un país, de una familia, donde la exclusión, la impotencia, y las perdidas de todas las libertades se hacen visibles-, son sus obras mas reconocidas.

En “Desgracia”, el relato es de una miseria incalculable, y esta descripto con un realismo y un acercamiento, que tornan a cada imagen cercana, presente. Con esta obra, el autor obtuvo el año pasado el Premio Nobel de Literatura, entregado en Suecia, luego de recibir dos Booker Prize. En castellano, se editaron bajo la editorial Mondadori, “Desgracia” y también “Juventud” e “Infancia”, dos obras separadas, pero que tiene como único hilo conductor el relato de su vida.Docente en los Estados Unidos de Literatura Comparada, Coetzee es un hombre tímido, y sencillo. En toda su carrera, realizo dos entrevistas, que pueden conseguirse fácilmente.

Cuando recibió el Nobel dio el discurso mas corto de la historia del premio.Como si en realidad, en ese mensaje tibio y escueto, de pocas palabras, pueda subyacer uno más amplio y profundo: “Mi vos esta en mis libros. No siempre hablo de mí, creo que ni yo lo sé. Pero si quieren preguntarme algo, es decir, saber algo mas de mí, allí me tienen, en mis obras...”.

Así, Coetzze , ha logrado construir un mundo oculto de su vida privada, pero nos mantiene expectantes, para que su vos, la que nos alcanza y nos presta, llegue con mayor rapidez y diversidad a nuestro país.