Estados Unidos

La batalla por el Senado: con la presidencia definida, Georgia se convierte en el epicentro político de Estados Unidos

Demócratas y republicanos desembarcan en Georgia para pelear por dos curules que definirán quién controla la mayoría en el Senado.

 Hasta 2018 Georgia era considerado un estado sólidamente rojo. Territorio republicano. De hecho, entre 1972 y 2016, sólo le dio el triunfo al candidato presidencial demócrata en tres ocasiones, la última fue para Bill Clinton hace casi 30 años. Y entonces llegó Stacey Abrams.

Hace dos años la legisladora y activista afroamericana demostró que, activando a la nutrida población negra, se podía ganar el estado. Abrams quedó a 50 mil votos del triunfo luego de que su rival, quien además era el secretario de estado de Georgia, dejará sin votar a miles de ciudadanos de color desapareciéndolos del padrón, encontrando tecnicismos para anular sus votos, cerrando casillas, y otros trucos conocidos. En vez de sentarse a buscar su siguiente cargo, los siguientes dos años Abrams se dedicó a empadronar votantes, organizar eventos, e impulsar a los candidatos demócratas en Georgia. Hoy Joe Biden está a nada de llevarse el triunfo en el estado, pero el juego verdadero vendrá el 5 de enero, cuando las dos curules para el Senado se disputen en una segunda ronda entre los candidatos demócratas y republicanos.

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El senador republicano David Perdue no consiguió alcanzar el 50% de los votos que exige la ley electoral para asegurar su curul. Su rival, el demócrata Jon Ossoff, se quedó con 48% de las preferencias contra 49 de Perdue. Menos de 100 mil votos de diferencia. La otra curul en disputa es más compleja. No hubo primarias, por lo tanto, hubo varios candidatos por cada partido que buscaron ganar el asiento del senador Johnny Isakson, quien está por jubilarse. Kelly Loeffler fue la candidata elegida por el gobernador republicano Brian Kemp, y se quedó con 26% de las preferencias, mientras que el demócrata Raphael Warnock aseguró 33% de los votos. Sin otros competidores republicanos fuertes es muy probable que Loeffler tenga la ventaja en enero.

Actualmente los republicanos tienen 50 curules aseguradas y los demócratas 48. El partido de Biden necesita ganar los dos senadores de Georgia para tener -junto con el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris- control de la Cámara Alta. Desde 2014 los republicanos mantienen control del Senado, lo que les permitió bloquear cientos de nombramientos judiciales de Barack Obama, incluyendo un sitio en la Suprema Corte. También bloquearon todo tipo de legislación y forzaron al demócrata a negociar sus presupuestos año con año.

Jon Ossoff, demócrata por el Senado.

Todo eso antes de la era Trump. Se espera que los republicanos en una administración Biden sean más agresivos y radicales. Senadores como Ted Cruz están buscando heredar a la intensa base de votantes del todavía presidente para 2024.

El excandidato presidencial demócrata Andrew Yang, quien logró reunir un apoyo impresionante con su plataforma basada en un ingreso único universal, ya anunció que se mudará a Georgia para contribuir con la elección de enero. Yang fue muy recibido entre algunos votantes trumpistas debido a sus propuestas por luchar contra la desigualdad y a que no era miembro del Partido Demócrata ni venía de la política.

Ossoff ha mostrado un rostro más bien moderado. Se pronunció en contra de causas progresistas como el Green New Deal, el sistema de salud universal, y la propuesta de incrementar el número de ministros en la Suprema Corte

Parece que la estrategia demócrata de nuevo será impulsar el voto demócrata y entusiasmar a las minorías, sin embargo, los números hablan de que sí hay un sector de ciudadanos que podrían ser convencidos de cambiar su voto y abandonar a los republicanos. Y es que Joe Biden tuvo mejores resultados en Georgia que sus compañeros de partido. Es decir, hubo votantes que apoyaron a Biden, pero no a los candidatos demócratas para el Senado y la Asamblea. Puede tratarse de un voto de castigo contra Trump, o bien, de votantes republicanos que no se sienten cómodos entregando el Congreso completo a un demócrata.

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Históricamente, estas rondas de desempate no son muy concurridas. Sin embargo, por lo que está en juego en esta ocasión, los partidos no van a escatimar en recursos. Ya hay millones de dólares inundando las ondas en Georgia, promoviendo a cada candidato. 

Kelly Loeffler y Trump.

Ossoff ha mostrado un rostro más bien moderado. Se pronunció en contra de causas progresistas como el Green New Deal, el sistema de salud universal, y la propuesta de incrementar el número de ministros en la Suprema Corte para nivelar a la mayoría conservadora.

Es igualmente posible que los republicanos, quienes hasta ahora se han apegado a las faldas del presidente, muestren un lado moderado también. Muchos republicanos demandaron la cabeza del secretario de estado por supuestamente conducir mal la elección. Pero, ante el probablemente inminente fracaso de los intentos de Trump por revertir la contienda, quizá sea más sabio mostrarse como opciones moderadas para negociar con los demócratas y meter un freno a Biden y su agenda progresista.

Será una carrera muy cerrada y es seguro que personajes como Trump, Pence, Obama, Harris, y el propio Biden hagan visitas frecuentes al estado.