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Los sándwiches de Pesce

Pocas veces se había tomado una medida tan errada, con tan poco timing y que tenga un resultado tan adverso e inmediato.

Fernandito de cinco años festeja su cumpleaños con sus cuarenta amigos del colegio (está muy contento ya que no los ve desde marzo, pero eso es otra historia), al llegar, la ingenua y no muy despierta madre les informa que solo hay diez sandwichitos para compartir entre todos, los niños en lugar de salir a jugar se abalanzan sobre la poca comida ofrecida. De hecho, hasta los chicos que no tenían hambre devoran todo lo que pueden, el resultado del anuncio produce el efecto contrario al buscado.

La mamá de Fernandito y las autoridades del Banco Central son muy parecidos. No resuelven los problemas, los aumentan. Para no caerles con toda la responsabilidad es importante destacar que esas dificultades no se originan por errores propios, pero el manejo de la crisis sí.

En agosto de 2019 las reservas liquidas netas (excluyendo oro) eran de 19.000 millones de dólares, el 1 de enero de 2020 eran 10.000 millones y hoy son cero. El drenaje ha sido tremendo, no requiere explicación. Las razones detrás de esta estrepitosa caída son diversas, pero el denominador común es la pérdida de confianza.

Los problemas del dólar en la Argentina se resuelven con medidas políticas y económicas que den certezas y aumenten las expectativas, es decir que generen confianza. Cualquier norma que apunte a la consecuencia del problema y no la causa solo complica la situación, prueba de esto son las medidas cambiarias que tomo la autoridad monetaria el último martes a la noche.

Los efectos fueron devastadores: aumentó la brecha cambiaria a un récord de mas de 80%, aumentaron las cotizaciones de todos los tipos de cambios que conviven en el país y, la peor de todas, limitó el acceso de las compañías al mercado cambiario provocando un inmediato derrumbe en el valor de las empresas y un salto en el riesgo país que incluso perjudicó, sin nombrarlas, a las provincias que están en proceso de reestructuración.

En resumen, pocas veces antes se habían tomado una medida tan errada, con tan poco timing y que tenga un resultado tan adverso e inmediato.

Los yogures de Galperin

El presidente debe generar un shock de confianza que calme a los inversores y produzca incentivos para el desarrollo, reduciendo el riesgo país y la consecuente acumulación de reservas y crecimiento. Y para ello necesita un golpe de timón.

La mamá de Fernandito no puede organizar más el cumpleaños de su hijo; las autoridades del Banco Central tampoco deben seguir lidiando con el indomable dólar.