Gobierno y Oposición

La polarización de los moderados

Alberto golpea y posiciona a Larreta en una dialéctica que es cualquier cosa menos inocente ¿Quiénes ganan y quienes pierden?

La lectura simple es: Alberto se alineó con la mirada de Cristina y decidió avanzar en serio contra Larreta. Se terminó la amistad y las fotos compartidas. Pero la política no es un metegol de líneas rectas. Es mas bien una serie de partidas de ajedrez simultáneas, una textura de capas superpuestas, que para mayor complejidad, proyecta resultados inmediatos y otros los desplaza en el tiempo.

En este caso la decisión de quitarle un diez por ciento de su presupuesto a la Ciudad golpea de manera indudable a Larreta, pero al mismo tiempo la manera en la que se anunció, con el Presidente comunicándola como un acto solemne del Estado, rodeado de la plana mayor de la coalición de Gobierno, ubica al jefe de Gobierno porteño de manera inmediata, como el gran interlocutor en la oposición. Y así lo entendió Larreta, cuando entregó su respuesta con un tono y una escenografía casi calcada.

Si se pusieron de acuerdo o no, para protagonizar la gran conversación nacional, es secundario. Lo que importa es lo que ocurre. No hay que ser muy sagaz para detectar a quien beneficia y a quien perjudica, un escenario político que discurra en la tensión entre Larreta y Alberto.

Si se pusieron de acuerdo o no, para protagonizar la gran conversación nacional, es secundario. Lo que importa es lo que ocurre. No hay que ser muy sagaz para detectar a quien beneficia y a quien perjudica, un escenario político que discurra en la tensión entre Larreta y Alberto.

Desde lo práctico, LPO reveló que la decisión anunciada dejó un gusto amargo en los gobernadores peronistas, con excepción de Kicillof. Fueron estos gobernadores los que en 2016 cuando Macri casi triplicó la coparticipación de la Ciudad, abrieron una infructuosa negociación con Frigerio para recibir más fondos. Y ahora cuando parecía que había llegado el momento de cobrar, ni siquiera fueron invitados a una fiesta que se proclamó federal. Por algo Kicillof tiene un cuadro de Rosas en su despacho.

Es decir que estamos ante una decisión compleja que ofrece una primera capa de alineamiento con Cristina y rescate de su favorito. Una segunda de entronización de Larreta como líder opositor, estableciendo una dialéctica en la que ambos monopolizan el escenario político y se benefician. Y una tercera, donde acaso se abortó un recorte mayor, si avanzaba la idea de los gobernadores de sacarle dos puntos de coparticipación a la Capital.

Olvidarse que Alberto es un político profesional, subestimar su capacidad de recuperación, es un error que varios cometieron en el pasado. En algún lugar, entre las fantasías del albertismo hegemónico y las lecturas apresuradas que lo consideran un mero empleado de su vicepresidenta, es posible que se encuentre algo más cercano a la realidad.