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Cambiemos no aceptó prorrogar las sesiones remotas en Diputados y amenaza con impugnarlas

Exigió que se excluyan las reformas judiciales y previsionales. El Frente de Todos insistió en que no haya limites. La pelea se traslada a la justicia.

Cambiemos se negó a apoyar la prórroga de las sesiones remotas y amenazó con impugnarlas en la justicia, después de 7 horas de debate entre los jefes de bancada y Sergio Massa que no alcanzaron para conseguir un acuerdo y anticipan un grave conflicto institucional. 

"La sesión de hoy no es válida y es presencial. Mañana la vamos a impugnar y agotaremos todas las instancias", anticipó Mario Negri, jefe de la UCR, al salir de la reunión de labor parlamentaria. "Si hacen eso, impedirán que sea ley la emergencia al turismo, y se lo explicarán a los gastronómicos y a los hoteleros", respondió Massa, en un colmado salón de pasos perdidos, como nunca durante la pandemia. 

Los diputados de Cambiemos van al recinto para la sesión, pero igual la impugnarán 

La ley de asistencia al turismo junto al aumento de sanciones a la pesca ilegal están en el temario de la sesión convocada de hoy. Como el protocolo está vencido desde el 4 de agosto, había que renovarlo y el Frente de Todos lo hizo con todos los bloques menos Cambiemos, que garantizan la mitad más uno del recinto. 

Los diputados de Cambiemos sólo estaban dispuestos a aportar sus votos si las sesiones remotas se avalaban con temarios acordados sesión por sesión o, en su defecto, con el compromiso de no tratar la reforma judicial que se aprobó en el Senado y la previsional que se avecina. 

En rebeldía, quienes fueron oficialistas hasta diciembre sostienen que debe renovarse por unanimidad porque el protocolo original mencionaba la necesidad de un "consenso", que entienden como la totalidad de los diputados sin excepciones. Lo explicaron, con argumentos etimológicos y de derecho internacional, Silvia Lospennato (PRO) y Brenda Austin (UCR). 

Sólo estaban dispuestos a aportar sus votos si las sesiones remotas se avalaban con temarios acordados antes de cada reunión o, en su defecto, con el compromiso de no tratar la reforma judicial que se aprobó en el Senado y la previsional que se avecina, para definir la fórmula de actualización jubilatoria.  

La primera propuesta la llevaron Negri, Cristian Ritondo (PRO) y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) al inicio de la reunión de labor parlamentaria, de las más largas que se recuerde. Máximo Kirchner se negó e insistió en prorrogarlas por un mes y con temario abierto. No aceptó, tampoco, repetir la modalidad mixta para esta sesión, con 45 bancas ocupadas, y retomar la discusión mañana de cómo seguir. 

Después de un cuarto intermedio Cambiemos llegó con una contrapropuesta: prorrogar las sesiones remotas un mes pero excluyendo la reforma judicial y la jubilatoria en forma expresa. "A nosotros nos tiraron piedras, ustedes den la cara", atacó Lospennato. Máximo no lo toleró: "¿Qué diputado conoces que no haya dado la cara?", se exaltó.

Pasadas las 17 horas, cuando la negociación no llegaba a buen puerto, aparecieron 94 diputados de Cambiemos para ocupar sus bancas y dispuestos a realizar una sesión presencial, síntoma de que el acuerdo estaba lejos. 

El parlamento debe seguir abierto y sesionando, seguir votando leyes. Y no podemos en este contexto, que Argentina tiene miles de muertos y contagiados, exponernos a sesionar de manera presencial sin contemplar a aquellos diputados en grupo de riesgo.

Fue entonces cuando tras un segundo cuarto intermedio, Máximo aceptó una idea de Eduardo "Bali" Bucca, del interbloque federal, que consistía en mudar la sesión a otro ámbito al aire libre, garantizar la presencialidad de quienes quieran ir a las sesiones pero no hacerla obligatoria. Se garantizaría así la participación de quienes están en edad de riesgo y no podían llegar de provincias lejanas y sin conectividad. 

"Parecía todo acordado pero salieron, recibieron un llamado y rechazaron", describió Massa cuando la reunión había fracasado. Ritondo había dado su versión. "A nosotros nos tiraron toneladas de piedras .Y quienes alentaron esto quieren debatir detrás de una cámara", comparó. 

El punto de conflicto, en ese caso, fue que el oficialismo pedía garantizar la presencialidad pero no exigirla; y Cambiemos quería que al menos haya una justificación escrita para el que no pudiera ir y conectarse el VPN. Podía ser una razón médica o logística, como no poder llegar. 

"Estaba todo acordado, pero a último momento lo bajaron. Ya teníamos la propuesta escrita, pero se negaron", sostuvo LPO un cambiemista que participó de la negociación frustrada, que seguiría mañana.   

"El parlamento debe seguir abierto y sesionando, seguir votando leyes. tenemos por delante temas que tienen que ver con el fondo de garantías y sustentabilidad, temas que tienen que ver con la necesidad de revitalizar la situación de los jubilados, el presupuesto. Y no podemos en este contexto, que Argentina tiene miles de muertos y contagiados, exponernos a sesionar de manera presencial sin contemplar a aquellos diputados en grupo de riesgo", se despachó Massa, antes de correr a la sesión más caótica del año.

Los diputados de Cambiemos se espaciaron en el recinto pero no se conectaron al VPN por considerar que el protocolo de sesiones remotas estaba vencido y pidieron ser identificados en el tablero, que nunca se encendió. 

Se conectaron 131 legisladores, dos más que el quórum, casi todos fuera del recinto, la sesión  empezó y los cambiemistas golpearon sus bancas en señal de protesta y se turnaron en pedir la palabra para reiterar que consenso, según ellos, es todos los que están en un lugar. Massa les había dicho que el último protocolo no fue firmado por Bucca y corrió igual, pero no les alcanzó porque "no expresó el disenso". 

Otra vez se reveló y no se conectó el trío de lavagnistas Alejandro Rodríguez, Graciela Camaño y Jorge Sarghini. Pero si colaboraron los 2 de izquierda, Bucca y los 4 cordobeses, que comparten con ellos el Interbloque federal. 

Cecilia Moreau, la única oficialista presente en el recinto, sostuvo que si bien la Real Academia Española (RAE) define consenso como lo unánime, aporta conceptos sobre las mujeres y las prostitutas que no son los convencionales. 

Los bloques chicos se plegaron con el Gobierno. "Es verdad que nosotros somos esenciales como los médicos, pero tenemos esta modalidad telemática para funcionar, no enfermarnos y no enfermar", dijo desde Córdoba Carlos Gutiérrez, cercano a Juan Schiaretti. Y hasta Romina del Plá y Nicolás del Caño, de la izquierda, se molestaron porque Cambiemos exigía elegir los temas a tratar. 

Los diputados de Cambiemos, Gisela Scaglia y Omar de Marchi.

El debate subió de tono con escenas que no se veían hace tiempo, como Waldo Wolff a los gritos a viva voz reclamando ser identificado. "¡No nos identifican! ¡No existimos!", gritaba. "Siéntese, que igual sale en la tele", trató de calmarlo Massa.

"Las sesiones se deben llevar adelante de acuerdo al reglamento vigente. De lo contrario se incurre en una falla institucional gravísima para el país", protestó el radical Gustavo Menna. "No habrá ningún jurista que haga una interpretación del concepto de consenso en el marco de todas las facultades que tenemos. Está la  Constitución, el reglamento y eventualmente el protocolo", cruzó Leopoldo Moreau, del oficialismo.

Cambiemos pidió en varias ocasiones que se presente el acta de asistencia, donde se constate la ausencia de sus diputados para de ese modo judicializarla. No lo consiguieron e hicieron ingresar a un escribano de madrugada. 

A modo remoto, Bucca propuso retomar la negociación por un protocolo de sesiones presenciales y pedir un cuarto intermedio para no sancionar dos leyes que podían judicializarse, pero no fue posible. Cecilia Moreau tomó el mando de la sesión con Massa en su despacho, Lospennato trató de reactivar los puentes pero no fue posible. Se había tirado demasiado la soga.