Agropecuaria

Sin Plan estaremos en el Plan de Otro

La producción de cerdos es el tema que ocupa la agenda de los últimos días en materia agropecuaria. ¿Tenemos un plan para abordarlo?

En Argentina, históricamente la producción porcina se caracterizó por ser una actividad complementaria, y en la década de los ‘80 el país producía casi el total de lo requerido por el mercado interno. En los ´90, el plan de convertibilidad y la apertura de importaciones resultó catastrófico para la porcicultura nacional.

En 2003 se produce el menor número de cabezas faenadas, 1,8 millones, para luego crecer exponencialmente hasta el 2007, un período de meseta 2008-2011, para volver a crecer marcadamente hasta la actualidad. La política agropecuaria desarrollada por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner favorecieron la conversión de proteínas vegetales en proteínas animales, en el periodo 2007-15 por cada kilogramo de cerdo se podía comprar entre 7 y 9,9 kg de maíz. A la vez que las importaciones entre 2010 y 2015 disminuyeron de más de 50 mil toneladas a menos de 8 mil toneladas.

En nuestro país actualmente se faenan alrededor 6,8 millones de cerdos al año y existe cerca de 950 mil madres, con una producción estimada de 700 mil toneladas anuales. El 98% tiene destino de mercado interno, con un consumo anual por habitante de alrededor de 15 kilogramos al año.

De acuerdo a datos oficiales, de las 4299 unidades productivas (UP), el 78,5% se encuentra en la región central: el 29% en Córdoba; el 28%, en Buenos Aires; el 17,5%, en Santa Fe y el 4%, en Entre Ríos. El 1% tienen más de mil cerdas madres (47 establecimientos); el 71% tienen menos de 50 cerdas madres (3030 UP); y el 28% tiene entre 50 y 1000 cerdas madres (1222 UP).

A su vez, la escala de producción es heterogénea. Mientras el 69% de los establecimientos (2996 UP) faenan hasta 500 cabezas al año; mientras que 268 establecimientos (6%) movilizan para faena más de 5 mil cabezas al año cada uno, alrededor de 4,8 millones de animales totales (el 71% de la faena total). El 79% de las y los productores producen el 10%, mientras que el 21% producen el 90% restante, valgan las redundancias.

En la región Centro, principalmente en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, el 90% posee una capacidad teórica de menos de 50.000 cabezas anuales, y sólo 4 faenan más de 200.000 cabezas al año.

Un Plan Federal Porcino Sustentable

Proponernos un sueño, una visión, es esencial para transitar hacia la construcción de la realidad. El sueño de una Argentina independiente económicamente, justa socialmente y soberana políticamente, debe aplicarse en cada localidad del territorio nacional en pos de la igualdad y la felicidad de todas y todos los casi 45 millones de argentinos.  

La producción de cerdos no tiene por qué ser contaminante. En diferentes puntos del país, ya existen experiencias de granjas porcinas que reducen el impacto ambiental a partir de la bioeconomía y el uso de la biotecnología. Proyectos que transforman la biomasa de efluentes y bosta en energía y biofertilizantes. Puntualmente, mediante biodigestores se produce biogás, con el cual se mueve un generador de electricidad, lo que reduce la necesidad de otra fuente de suministro. Por ejemplo, en la provincia de San Luis, el criadero de 2300 madres Yanquetruz, de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA). En San José de la Dormida, al Norte de Córdoba, la empresa familiar La Quimera, dirigida por Luis Picat, expresidente de la Sociedad Rural de Jesús María. En Saladillo, Provincia de Buenos Aires, el Grupo Riccillo desarrolla un proyecto integral que involucra producción de cerdos y de ganado bovino en feedlot.

La producción de cerdos no tiene por qué ser contaminante. En diferentes puntos del país, ya existen experiencias de granjas porcinas que reducen el impacto ambiental a partir de la bioeconomía y el uso de la biotecnología.

Así si tomamos como parámetro el consumo nacional de cerdo, de alrededor de 15 kilogramos por habitante al año, podemos estimar las necesidades por región productiva, y contrastarlo con lo que se produce. Para alimentar a los 29.22 millones de habitantes del Centro del país se necesitan 438,3 mil toneladas de carne de cerdo. Y allí se faenan alrededor de 6,12 millones de cabeza, lo que a 110 kilos por cabeza da aproximadamente 673,2 mil toneladas.

En tanto en la Patagonia, para alimentar a 2,91 millones de habitantes hacen falta unos 43,65 mil toneladas, de las cuales se producen 16,1 mil toneladas en la región. En el NEA, se requieren 54,6 mil toneladas para dar de comer a 3,64 millones de habitantes. Y se faenan poco más de 16 mil toneladas.En el NOA, para 5,29 millones habitantes, se precisan 79,35 mil toneladas y se producen poco más de 20 mil toneladas. En tanto que en Nuevo Cuyo, hacen falta 53,7 mil toneladas para 3,58 millones de habitantes y se faenan unos 23,8 mil toneladas.

Estos datos muestran que en todas las regiones extra-pampeanas se produce menos de la mitad de lo necesario para abastecer los requerimientos locales de carne de cerdo. Solo en la región central se produce un excedente de 230 mil toneladas por sobre el consumo geográfico. En consecuencia el resto se importa. En 2018 por ejemplo solo en los primeros nueve meses se trajeron unas 13.000 toneladas, de las cuales 8700 provinieron de Brasil.

¿Se podría pensar un Plan Federal Porcino cuyo excedente se destine al mercado externo, garantizando la proteína animal en la mesa de las y los argentinos? ¿Cuánto impacto ambiental reduciríamos al disminuir el transporte con la producción en cercanía? ¿Es posible que genere producción y trabajo digno en lugares donde el hambre y la pobreza suelen ser parte del paisaje?

Las necesidades chinas nos dan la oportunidad de construir un Plan Porcino Federal e Integral que también responda a nuestras necesidades de desarrollo territorial con igualdad social, desarrollo productivo y sustentable, arraigo rural con movilidad social ascendente, agregado de valor en origen con trabajo rural formal y digno, conectividad e infraestructura rural para la competitividad sistémica, inclusión de género y disidencias, entre otras consignas que también construyan el eje de una nueva normalidad.

Las necesidades chinas nos dan la oportunidad de construir un Plan Porcino Federal e Integral que también responda a nuestras necesidades de desarrollo territorial con igualdad social, un plan incluido en un nuevo modelo agroalimentario, bioeconómico y bioético para cuidar la biosfera y la biodiversidad.

Estamos ante la oportunidad de un plan incluido en un nuevo modelo agroalimentario, bioeconómico y bioético para cuidar la biosfera y la biodiversidad, en el que el Estado, desde el conocimiento estratégico, sea promotor de la construcción de la comunidad organizada del nuevo tiempo, conectada e informatizada, pero sobre todo sin hambre y sin pobreza.

Podemos producir 900 mil toneladas de carne de cerdo para China, debemos hacerlo con las y los productores, las y los campesinos, las y los trabajadores rurales, las y los empresarios pyme, las cooperativas, los Pueblos Originarios, con TODOS.