Pymes

Desafíos económicos en la pospandemia

La pandemia nos exige poner un sobreesfuerzo más durante esta cuarentena. Las Pymes vienen siendo de los sectores más perjudicados y costará mucho recuperar lo perdido. Tenemos que ser actores principales, junto al Estado, en esta recomposición económica que vendrá luego que todo esto termine.

Los primeros trascendidos sobre los proyectos del Gobierno Nacional para afrontar la pospandemia son realmente auspiciosos. Debemos comprender que resulta difícil acceder a precisiones porque nuestro país aún se encuentra en proceso de renegociación de la deuda externa. Pero por sus lineamientos conceptuales refuerzan la convicción de quienes creemos que estamos ante la presencia de un estado comprometido con la producción nacional.

El Ministerio de Desarrollo Productivo, a cargo de Matías Kulfas, ha enfocado su política de reactivación en los micro, pequeños y medianos productores de toda la Argentina. El Plan de Industrialización Federal responde a otra necesidad de nuestro complejo sistema productivo. No sólo para descomprimir la zona del AMBA, sino que además brindará la posibilidad de generar mercados más competitivos en el interior del país.

Si a esto le sumamos la determinación de llevar adelante el desarrollo de parques industriales y tecnológicos a través de subsidios y créditos blandos, podemos empezar a imaginar aquel escenario ideal que proponíamos. Asignar a las MiPyMEs el rol de dinamizadores de la economía, en un marco de federalización de la producción, y apostar al desarrollo tecnológico de las mismas son acabadas muestras de que la intervención estatal no quedará reducida solamente a la asistencia.

Resulta ineludible entonces pensar en una estructura crediticia que pueda dar vida a estas iniciativas. Como decíamos, la resolución de la negociación de la deuda se convierte en una variable rectora. Pero ya debemos considerar como una realidad el desembolso de $500 millones de dolares por parte del Banco Internacional de Desarrollo orientado a dichos fines. Y más aún, debemos discutir la importancia de un impuesto a los grandes patrimonios. A los ganadores de los últimos años que durante la pandemia no hicieron más que seguir concentrando riquezas.

La idea de un mundo éticamente saneado por la crisis mundial ya ha quedado atrás. Y es por eso que resultan auspiciosos los anuncios del gobierno. Porque hay una decisión política de ingresar al nuevo contexto económico con aspiraciones de desarrollo, conscientes de las dificultades que vamos a tener que enfrentar. La idea de soberanía no puede ser construida con frases motivacionales y elegancia retórica. Demanda el tipo de proyecciones anunciadas por el Ministro Kulfas y el trabajo asociado con las entidades que nuclean al sector productivo nacional.

Quienes estamos al frente de las MiPyMEs de todo el país no podemos ser espectadores. Esta realidad nos exige un alto grado de compromiso, diálogo y acción. No solamente en la interacción con el Estado, donde debemos ser actores predominantes, sino que principalmente nos pone ante el desafío de interpelar a la sociedad. Porque independientemente de los esfuerzos del Estado Nacional y la activa participación de los empresarios, la soberanía económica solo podrá ser alcanzada con una verdadera revolución cultural.