Rafecas ya reconoce que su pliego queda congelado hasta después de la pandemia
Daniel Rafecas admitió que no podrá asumir como procurador general porque el Gobierno por ahora no consigue el respaldo de la oposición para alcanzar los dos tercios en el Senado, como anticipó LPO. "Al menos hasta que termine la pandemia, no se tratará", reconoció el juez en sus últimas recorridas por Tribunales.
Y como el brote de Covid 19 no disipará hasta que baje el frío, en el mejor de los casos consideró que la negociación se retomará en octubre y noviembre, con la esperanza de recibir un premio a fin de año, que no parece sencillo.
Uno de los principales operadores e interesados en su pliego es Gustavo Cinosi, asesor en la OEA, donde mantiene un vínculo estrecho con el uruguayo Luis Almagro, cuya última reelección fue respaldada por el PRO.
La esperanza primaveral de Rafecas confirma además que por ahora Alberto Fernández no tiene previsto enviar otro pliego para negociar con la oposición y prefiere mientras tanto sostener al procurador interino, Eduardo Casal, quien asumió en 2017 en reemplazo de Alejandra Gils Carbó y este año desafió a Cristina Kirchner al negarse a tratar su pedido de declaración de certeza sobre la constitucionalidad de sesiones remotas.
Euforia en Cambiemos porque creen que frenarán el pliego de Rafecas
La vice ya se prepara para enfrentarlo: ungió al senador de La Cámpora Martín Doñate como presidente de la bicameral que realiza un seguimiento del Ministerio Público y le encomendó a sus juristas más cercanos a supervisar los jurys a los fiscales que la acorralaron. El principal es Carlos Stornelli.
Antes de la pandemia, los senadores del oficialismo creían tener los 6 votos que necesitan para llegar a los dos tercios con los senadores cercanos a Enrique "Coti" Nosiglia, como Martín Lousteau, Juan Carlos Marino y Víctor Zimmermann; el catamarqueño Oscar Castillo y las duplas de Jujuy y Mendoza, a quienes creían poder copar a través de sus gobernadores.
La negociación parecía encaminada: el jujeño Gerardo Morales se mostró concesivo con Fernández aún cuando la Comisión de Asuntos Constitucionales inició una investigación sobre la intervención del poder judicial de la provincia. Y el mendocino Rodolfo Suárez también evitaba los cruces con la Casa Rosada y había logrado sostener la represa de Portezuelo del Viento.
Eduardo Casal.
Pero la presión de los presidentes de los partidos, Alfredo Cornejo (UCR) y Patricia Bullrich (PRO), logró subirle el costo a la negociación y el 3 de junio, en una teleconferencia, los senadores de Cambiemos acordaron resistir y dar un mensaje en la sesión del día siguiente.
El salteño Juan Carlos Romero acercó los 4 de su bloque y así formaron un grupo de 29 senadores, lo suficiente para frenar los dos tercios, que se desconectaron cuando comenzaron a tratarse temas que consideraban fuera de agenda por no referirse a la pandemia del coronavirus.
En las sesiones siguientes mantuvieron unidos votando en contra de todos los proyectos enviados por el Gobierno, como el que crea la bicameral para investigar el crédito del Banco Nación a Vicentin. Con ese mensaje, el pliego de Rafecas quedó congelado hasta nuevo aviso.
Tanta esperanza había antes de la sesión del 4/6 que la kirchnerista mendocina Anabel Fernández Sagasti, presidenta de la Comisión de Acuerdos, estudiaba un método para realizar las audiencia públicas en tiempos de sesiones remotas. Al día siguiente, la mendocina desechó cualquier teleconferencia con el juez.
"No vemos que en este contexto, o por lo menos en lo inmediato, podamos avanzar con esto", sostuvo y aclaró que "no es por los números", sino por la pandemia. Por la tarde, supo que Alberto Fernández había desechado la obra de Portezuelo: la dejó sujeta a una negociación con 4 provincias, que nunca estuvieron de acuerdo y la rechazaron. Tal vez Suárez pueda negociar en noviembre. Junto al pliego de Rafecas.