Deuda externa

El campo teme que el "agrobono" que negocia Guzmán vuelva eternas las retenciones

CRA le pidió al Ministro de Economía una audiencia para conocer los alcances fiscales y tributarios sobre el sector del cupón atado a las exportaciones. Economistas advierten que puede terminar siendo muy costoso para el país.

Los productores agrícolas y exportadores están preocupados por el impacto que pueda tener sobre su actividad el compromiso que Guzmán asuma cuando se les dé a los acreedores un bono contingente atado a la evolución de las exportaciones.

En el sector ya hablan de un "agrobono" que haga recaer el pago de parte de la deuda exclusivamente sobre ellos y una condena a retenciones "de por vida" para sostener el pago de este cupón.

"Respetuosos de los pasos institucionales que la oferta requiere, nos permitimos solicitar con el mayor respeto, conocer en la medida que sea posible, los fundamentos, alcances y aspectos centrales de un bono que por las características señaladas -de resultar ciertas las noticias- se vincula estrechamente con nuestra actividad productiva, la política fiscal y tributaria futura", pidieron desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) en un comunicado al tiempo que recordó que el sector agropecuario es uno de los principales generadores de divisas del país".

Para los economistas también es una preocupación: un bono que dispare pagos de parte del Estado nacional cuando las exportaciones crezcan podría alentar políticas que desincentiven las exportaciones para evitar tener que pagar. O viceversa, que fuercen a los productores a exportar en momentos poco convenientes para su rentabilidad en función de las necesidades financieras del Estado.

"El gobierno argentino quiere otorgarse un premio a sí mismo (en la forma de un ahorro en el pago de deuda) si logra que crezcan menos las exportaciones. Es extraordinario", opinó el ex vicepresidente del Banco Nación Lucas Llach en su cuenta de twitter.

"Me parece un poco extremista pensar así, lo que sí es cierto es que va a encarecer el costo de medidas que van por el lado correcto para fomentar el crecimiento económico. En especial, porque lo que trascendió es que es sobre las exportaciones agrícolas y de sus derivados, por lo que el efecto en este sentido sería más acotado", dijo el economista de la consultora Ledesma Gabriel Caamaño a LPO.

Para Caamaño, además de los efectos macroeconómicos, este tipo de instrumentos pueden terminar salíendole caros a la Argentina: "Los cupones suelen subvaluarse en este tipo de negociaciones. Lo que quiere decir que a priori el acreedor suele valuarlos menos que el costo potencial que representan para el país que lo ofrece. Eso es peor cuanto mayor es el nivel de incertidumbre y más volátil es la macroeconomía del país en cuestión. Básicamente, se parecen más a equity, que a deuda. Ergo, son más riesgosos cuanto más volátil sea el país, se les requiere un premio mayor".

"Si no hay otra opción que hacerlos jugar, lo más lógico es que sea para cerrar la última diferencia, el último tramo. Porque, si no, es probable que queden dentro del paquete de negociación y después el Estado tenga que seguir cediendo más porque así no cierra", agregó.

La Mesa de Enlace con el ministro Basterra.

En este punto coincidió el economista de la consultora Seidó, Gabriel Zelpo: "En principio no me gusta la idea de un cupón que pueda llegar a resultar demasiado oneroso. Nuestras exportaciones son volátiles por los precios y puede suceder que luego de un gran año siga uno pésimo. Preferiría un arreglo sin cupón y con esfuerzo para lograr sostenibilidad y creo que es posible alcanzarlo".

Hasta el mes pasado, la pulseada con los Bonistas del Canje pasaba porque ellos descreían del crecimiento de 1,7% anual que Guzmán proyecta para la Argentina hasta 2030. Sus proyecciones mostraban más capacidad de crecimiento y, por lo tanto, mayor capacidad de pago. "Nos quieren hacer creer que Argentina va rumbo al PBI per cápita de Paraguay y que en diez años los argentinos van a ver un mejor futuro para sus hijos yendo a trabajar de mucamas y jardineros a Asunción", llegó a ironizar uno de sus asesores en una teleconferencia en la que consideraban conveniente no aceptar la primera oferta del ministro. Por eso pedían un cupón PBI que resolviera esta diferencia de proyecciones: si Argentina crecía más, les pagaba más.

Guzmán sostuvo siempre que para que Argentina superara ese crecimiento, iba a ser necesario que las exportaciones crecieran a más del 4% anual, lo que no ve factible que suceda. Así y todo, accedió a dar un cupón PBI a estos acreedores. A lo que ellos, con el antecedente de la intervención del Indec, consideraron que el FMI debía ser quién midiera el crecimiento del PBI para definir si correspondían los pagos ante la desconfianza que les generan las estadísticas públicas.

Como la medición de las exportaciones es más sencilla y está más vinculada a la generación genuina de dólares, acordaron que el cupón fuera atado a las exportaciones. Como explicó a LPO el economista Héctor Rubini, esto es peligroso por la mayor volatilidad de las exportaciones ya que dependen de los precios internacionales y del riesgo climático. Para minimizar estos efectos, el cupón contemplaría en su cláusula de pago el promedio de los últimos cinco años de las exportaciones.

En cambio, para Matías Rajnerman, economista en jefe de Ecolatina, este instrumento refleja mejor la capacidad de pago de deuda en moneda extranjera del país, pero no es infalible ya que la disponibilidad de divisas depende del superávit comercial, es decir que el crecimiento de las exportaciones no sea compensado por el crecimiento de las importaciones, que es lo que históricamente frenó el crecimiento y la razón por la cual para Guzmán el país no puede llegar al 2% de crecimiento anual.