Trabajo

La economía digital avanza

Mientras el Congreso se apronta a regular el trabajo de las app de delivery, las familias invierten en adaptarse a une economía post-pandemia más digitalizada.

LA ECONOMIA DIGITAL AVANZA.

En estos días de pandemia, se conocen algunas peculiares noticias. Aumenta fuertemente el consumo de notebooks, más familias suman conexiones hogareñas, y los bancos lanzan una app de competencia con Mercado Pago. Pareciera que, al menos en los grandes centros urbanos, muchos se preparan para una cuarentena larga, o en todo caso, para que el pos-pandemia siga con el salto hacia una economía más digitalizada.

En este sentido, el Gobierno anunció que enviaría al Congreso un Estatuto de Trabajador de Plataformas Digitales bajo demanda. A simple vista pareciera que se trata solo de regular las apps de delivery de productos.

Otros sectores de esta economía son las plataformas que distribuyen micro-tareas las que se iniciaron en el mundo del software y la programación pero que hoy se extienden a una variedad muy extensa de tareas profesionales y de servicios. Estas aún no tienen gran desarrollo en Argentina pero van en dirección de cómo se piensan a sí mismas las empresas en esta era: empleos formales, trabajando con máquinas inteligentes y prestadores externos. Por último el sector que viene creciendo, el que se va produciendo como resultado de una tecnificación del comercio físico que suma como canales de venta a plataformas, y por último el sector en donde directamente la actividad comercial, productiva o de servicios directamente se da en tiendas digitales.

Todos estos fenómenos experimentan una aceleración. Ese salto muestra un costado discutido en el 2018 en el G20 Argentino; el impulso digital muestra la velocidad a la cual puede producirse una brecha muy grande entre incluidos en el ecosistema web y no incluidos.

En este sentido, ir detrás de los fenómenos, tratando de regular por ley algoritmos e inteligencia artificial que probablemente para el momento en que ellas sean sancionadas, ya habrán cambiado de estructura, parece engañoso como solución.

Es claro que existe un pico de recesión sobre una ya existente. Muchos soñamos con que la recuperación sea en V, pero es dudoso que así sea si no pensamos soluciones novedosas, y no desdeñamos ningún esfuerzo en generar oportunidades de formación, actividad, y empleos.

Una alternativa para pensar el fenómeno de forma diferente sería escalar una experiencia piloto realizada por el Ministerio de Trabajo en 2018 en José León Suárez, Matanza y San Martín, conjugando esfuerzo estatal para acondicionar lugares aportados por líderes comunitarios con conectividad y máquinas y acercar el mundo privado para que brinde contenidos y oportunidades de aprendizaje y formación laboral para los usuarios de los barrios donde se instaló.

Hoy parece contraintuitivo pensar en esto cuando las villas y barrios mezclan lugares sin agua potable. Sin embargo, si se medita con profundidad, es una medida posible y puede resultar en una eventual solución a una brecha que va ampliándose y que cada vez más rápido puede generar una triple exclusión; estar excluido por ingresos, por falta de un piso de protección social creciente, y por carecer de puertas de ingreso a la economía digitalizada.

En cuanto a reformas legales más bien podría pensarse en dos figuras: una la de introducir el trabajador autónomo dependiente, que se vuelve empleado regular si su prestación es a un determinado cliente en un porcentaje elevado. España posee esa figura.

Por el lado impositivo, es evidente que con la mitad de la población económicamente activa en la  informalidad necesitamos puentes con el mundo formal, tal vez una reforma del monotributo para permitir una suerte de fondo de cese creado por un  sobre-aporte del monotributista de forma tal que se active ante emergencias como ésta, o bien cada determinado período, y eventualmente, que se integre como capitalización individual del sistema de seguridad social de la persona si ésta nunca cesa de aportar ni efectúa retiros a lo largo de su historia de actividad.

Por supuesto, organizar esto a gran escala requeriría varias cosas realizables pero costosas: tener mejores sistemas informáticos, una digitalización mayor del Estado, y administrar los fondos de una manera que impida su uso para fines diferentes del diseño. Argentina es un país peculiar, es nuestra identidad, no sirve de nada negarla, parece mejor pensar soluciones que partan de lo que somos hoy, en la búsqueda de darle forma al futuro del trabajo.