Deuda externa

Para los especialistas, el Gobierno tiene margen técnico para evitar el default

Estiman que está en condiciones de mejorar la oferta dentro de los parámetros de sustentabilidad del FMI.

"Mañana voy a desayunar con Guzmán", fue todo lo que dijo el presidente respecto de la escasa aceptación que tuvo la propuesta del ministro a los acreedores. Con menos de un 20% de los 65.000 millones en disputa, el Gobierno recibió el resultado como un duro golpe.

Para los analistas, la negociación recién comienza. Hasta ahora los fondos estuvieron esperando que el Gobierno pusiera números sobre la mesa, lo que sucedió dos viernes atrás cuando presentó su proyecto de reestructuración.

Exclusivo: En el mercado hablan de un fuerte rechazo a la propuesta de Guzmán

La propuesta fue valuada en 35 centavos de dólar por cada unidad y quedó lejos de los 45 que tienen por piso los principales fondos acreedores. En este sentido, Guzmán insiste en que su propuesta es la única que contempla las reales capacidades de pago de la Argentina en el largo plazo y que cualquier oferta mayor no sería sustentable y se ampara en el informe de sostenibilidad de la deuda del FMI.

Sin embargo, en el mercado estiman que hay varias combinaciones de intereses que mejoran la oferta de Guzmán sin salirse de los criterios de sostenibilidad del Fondo. Por ejemplo, para Rodrigo Álvarez, economista y director de la consultora Analytica: "El Gobierno tiene margen para negociar. Y bastante".

Así como está, la propuesta asume que se respeta el cronograma de pagos al FMI -algo que los acreedores privados no consideran inmodificable- y toda la reestructuración cae sobre las espaldas del sector privado. Pero, por ejemplo, para cerrar la brecha de 10 centavos por dólar, "si en lugar de cancelar las obligaciones con organismos internacionales en 4 años, se negocia un acuerdo por 8, habría espacio para ofrecer mejores condiciones a bonistas privados", explicó Álvarez.

Entre otras posibilidades, el especialista mencionó pagar los cupones corridos de contado con el remanente de la Letra Intransferible emitida con la Ley de Solidaridad, o reconocer intereses durante los tres años que no se paguen cupones, o adelantar un año el pago de las amortizaciones de capital.

Precisamente para destrabar la negociación, Alberto Fernández ya habría habilitado un nuevo interlocutor con los acreedores: Sergio Massa, quien tal vez pueda acercar las puntas entre lo técnicamente ideal de Guzmán y lo legalmente exigible por los acreedores en la Corte de Nueva York. Que BlackRock haya presentado una contrapropuesta con una quita de 47.000 millones de dólares muestra que del lado de enfrente hay una preferencia por llegar a un punto intermedio en el terreno de lo no ideal, pero factible.

BlackRock le ofreció a Guzmán una quita de USD 47.000 millones y la rechazó por "insensata"

Los tiempos corren. El 22 de mayo se termina el plazo fijado en los prospectos de los Bonar 21, 26 y 46 para pagar 506 millones de dólares o entrar en default. Y en este sentido, los analistas señalan que la propuesta de Guzmán es una buena punta para empezar la negociación, pero que llegó tarde. "La otra es pagar los 500 millones y seguir negociando, pero eso haría perder grados de libertad en la negociación", explicó Federico Furiase, economista y director de la consultora EcoGo.

"Si no es mala, pero llegó tarde, es mala", dijo una fuente al tanto de las negociaciones, para quien el Gobierno le erró en la estrategia y el interlocutor porque el enfoque del ministro se centró en explicar lo que académicamente sería sostenible y demoró la presentación de los números, que es lo que al fin y al cabo se va a negociar.

Lo otro que se mostró inútil fue la exposición de apoyos. De poco le sirvió a Alberto Fernández sus múltiples conversaciones con los primeros ministros de los países del Club de París, o la foto con empresarios y sindicalistas o la aprobación de la academia a la propuesta de Guzmán, tampoco el supuesto apoyo del FMI, que dio su análisis de sostenibilidad y se retiró de la mesa de discusiones. Nada de esto, impacta en los fondos acreedores que tienen estatutos y accionistas a los que responder.

Alberto Fernández expuso el apoyo de los principales sectores económicos en la negociación de la deuda

Desde luego, la pandemia no ayudó. A comienzos de año, el Gobierno tenía la posibilidad de seguir pagando todos los intereses mientras negociaba, los de la deuda bajo ley extranjera y los de la deuda bajo ley nacional, aproximadamente hasta mitad de año, o bien defaultear la porción bajo ley argentina y seguir negociando la deuda con legislación extranjera mientras pagaba los intereses. Las reservas le daban, con esta segunda estrategia, para llegar hasta fin de año. En un principio, eligió sostener ambas en una muestra de seguridad jurídica para los que confiaron en Argentina y el 5 de abril con la pandemia en ciernes, la terminó "reperfilando" para 2021 para ganar tiempo con los principales acreedores extranjeros.

El 20 de abril el Alberto Fernández decretó la cuarentena y el margen de reservas desapareció del tablero: "No creo que haya margen para eso, no se pueden seguir perdiendo reservas por pago de deuda y mientras hay un bombeo de emisión monetaria para pagar el abultado déficit que deja la pandemia. Por eso el Gobierno debería negociar y tratar de cerrar un deal antes del 22", consideró Furiase.