Coronavirus

¿Cómo es el modelo de salida a la crisis que se debate entre el Norte y el Sur de Europa?

El Consejo Europeo aprobó un fondo de recuperación, pero hay una gran división respecto a su implementación y reparto.

Está claro que las crisis económicas muestran el lado más oscuro de la Unión Europea. Al igual que se vio en la profunda recesión del 2008 que duró varios años, la disputa por los paquetes de rescate para paliar el derrumbe provocado por el coronavirus eleva al máximo la tensión entre los países del sur y del norte y amenaza la supervivencia del bloque.

Luego de un mes de discusiones, los jefes de Estado del viejo continente acordaron que el modelo de salida se basará en un fondo de recuperación de 1,5 billones de euros, un punto intermedio entre las medidas expansivas impulsadas por Italia y la férrea disciplina fiscal que exigía Holanda.

Mientras que el primer grupo proponía un "Plan Marshall" bajo la emisión centralizada de "coronabonos" que mutualizaría la deuda de los países más afectados por el Covid-19, los nórdicos pugnaban por el clásico Mecanismo Europeo de Estabilidad, un organismo que no les trae buenos recuerdos a las naciones cercanas al Mediterráneo.

Se trata del instrumento usado hace 10 años para rescatar a las economías más golpeadas por la crisis de las hipotecas subprime, a las que se les otorgó un conjunto de préstamos a cambio de un durísimo plan de ajuste bajo la auditoría del Banco Central Europeo. Eso provocó un salto inédito de los niveles de deuda por encima del 100% del PBI en la mayoría de los países sureños y la aprobación de una serie de reformas estructurales que destruyeron el capital político de cada uno de los gobiernos en ejercicio de aquel entonces.

De ahí la insistencia de apelar a la "solidaridad" del bloque para que éste se haga cargo del salvataje. Sin embargo, al ver que la propuesta no contaba con el apoyo de Alemania -líder indiscutido de la región- el presidente español Pedro Sánchez planteó el mencionado fondo de recuperación, una iniciativa que toma como ejemplo el accionar de Donald Trump en los Estados Unidos.

Para España, el paquete debería financiarse a través de bonos perpetuos, es decir, que no pagan capital y solamente afrontan un cupón periódico durante 50 años que se atenderían con impuestos comunitarios. En tanto, la financiación del fondo sería posible al aumentar el techo de gasto del presupuesto de la UE del 1,2% actual a un 1,9% durante dos o tres años.

El esquema obtuvo el visto bueno de los países más fiscalistas, que de todos modos advirtieron que las transferencias no reembolsables deberán reducirse a la mínima expresión, en un equilibrio más propenso a estimular créditos a muy largo plazo y bajos intereses.

Es por eso que la aprobación de este fondo tuvo solamente el objetivo simbólico de intentar comunicar un punto de acuerdo después de tantas semanas de peleas internas, aunque en realidad todavía se está muy lejos de definir el mecanismo de ejecución.

Hasta el momento, el único avance concreto fueron las líneas de crédito de 240.000 millones de euros en préstamos a Estados; un fondo del Banco Europeo de Inversiones con hasta 200.000 millones en créditos para distribuir entre las empresas y un fondo temporal contra el desempleo con 100.000 millones que estará sólo adscrito a la duración de la crisis.

"En lo único en que se pusieron de acuerdo es en que el Banco Central Europeo largue la plata, después en cómo se la reparten nadie acuerda. Hace rato que en la Unión Europea no hay resoluciones conjuntas y cada uno piensa sólo en su interés nacional. Este debate entre el sur y el norte en algún momento terminó con insultos de algún ministro de las democracias nórdicas y no sabemos hasta dónde puede llegar", indicó el el especialista en comercio exterior, Miguel Ponce, en referencia a la acusación del holandés Jeroen Dijsselbloem a los países del sur por gastarse el dinero del BCE en "alcohol y mujeres".

Bajo el amenazante antecedente del Brexit, esta tensión incrementa el auge del euroescepticismo en ambos lados. "El miedo de los países del norte es poner plata para defender el proyecto de la UE y que cuando termine esto, aquellos que se llevaron más dinero sean los que planteen rediscutir los términos fiscales o de endeudamiento. Claramente esta crisis va a tener costos políticos altos. ¿Y qué pasa si vuelve Salvini a Italia?", se pregunta el director el analista y director de la consultora DNI, Marcelo Elizondo.

El problema es que el impacto económico no será parejo como tampoco lo son las espaldas para enfrentar estos problemas. La presidenta del BCE, Christine Lagarde estimó una caída del PBI de hasta el 15% para la eurozona y el FMI ya advirtió que España e Italia sufrirán las mayores bajas. "Hoy Alemania brinda una ayuda estatal para paliar la crisis que es seis o siete veces mayor a la de Italia", explica el economista Martín Kalos.

En este sentido es que el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo al salir de la última reunión que esta crisis "puede poner en peligro la unidad del mercado y la coherencia de la zona euro" y pidió "una respuesta solidaria, organizada y fuerte".