Legislación

Regular las innovaciones tecnologicas es fundamental

Existe una fuerte pugna entre el inmenso poder de las empresas dominantes del universo más concentrado de la tecnología y los Estados Nacionales.

En 1971 la marca Intel pone en el mercado un microchip. En 2018 la misma empresa lanza su nuevo microchip a la venta. Veamos algunas variantes en su composición: El nuevo tiene 3500 veces más rendimiento. Es 90 mil veces más eficiente y tiene un costo 60.000 veces menor.

Vamos a otros datos. Cuando la Apolo 10 parte hacia la luna casi 40 años atrás, llevaba una computadora cuyo peso era de más de 30 kgs. La memoria RAM de esa computadora era de 64 K y la velocidad de 0,043 Mhz. Hoy, cualquier teléfono celular común puede contar con 8 gigabytes de memoria o disco duro y posee una velocidad cerca de 25 mil veces (¡Sí, 25.000!) mayor que la compu preparada para ir a la Luna. Y, la capacidad de almacenamiento de un celular actual ronda las 120.000 veces de mayor capacidad.

Cuando Heráclito nos acerca su más famosa frase "nadie se baña dos veces en el mismo río", está poniendo en valor el sentido del cambio, de la constante mutación de tiempos, espacios y condiciones de entorno . Aún para lo que parece igual se modifican las propias circunstancias y hace que el todo varíe su realidad.

De la misma forma pasa con los cambios tecnológicos que apuntamos al principio y podríamos decir que "nunca se regula la misma tecnología". De nada sirve invocar legalidades con diez o mas años de antigüedad y vigencia. Son como el río de Heráclito, y ya esa ordenación normativa no se encuentra con el mismo objeto de su reglamentación. Así como el río cambió, también cambió ese conjunto de conocimientos y técnicas que fueron regladas bajo otro contexto.

El avance, vertiginoso y cambiante de las innovaciones tecnológicas y el surgimiento de variables que, en forma colateral, enriquecen y agregan valor y nueva esencia como la producción digital y la vinculación cuántica, hacen imprescindible que la carrera entre derecho y ciencia aplicada para resolver problemas concretos, tenga paridad, equilibrio de partes. No puede quedar fuera de la legislación ningún espacio del conocimiento que se ordena científicamente para ayudar a modificar entornos materiales o virtuales y se "use para crear instrumentos, artefactos, utensilios y conocimientos que permiten a los hombres y mujeres modificar su entorno y adaptarse a él" (Unesco, 2003).

El equilibrio entre legalidad regulatoria y práctica tecnológica se logra en virtud de fuertes actitudes políticas por parte de los Estados Nacionales. La Inteligencia Artificial, las Plataformas Algorítmicas, la Robótica, la Domótica, el mundo Cyborg (esa especie de combinación de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos) y el modelo de producción digital en forma integral deben ser los temas urgentes de actualización y modernización legislativa. Ante el soporífero discurso de la ranciedad analógica que convoca a épicas políticas desgastantes e inútiles, debemos poner más claridad sobre las categorías de aliados, adversarios y enemigos, sin confundir ubicaciones, para saber cómo, con qué y con quiénes se puede encarar la pugna entre el inmenso poder de las empresas dominantes del universo más concentrado de la tecnología y el deseo de los Estados Nacionales de asegurar usos democráticos en el campo de la comunicación, la salud, la educación, el trabajo, el comercio, el cuidado del ambiente y el respeto a las privacidades civiles y los derechos humanos, entro otras parcelas donde existen y habrá conflictos de intereses.

Conformar, en nuestra Argentina, una potente mayoría política, social y cultural en la coincidencia de estos temas es una decisión estratégica. Mas allá de las urgencias que provoca el hambre y la miseria de tantos argentinos y la vulnerabilidad en que se encuentran, y la lógica prioridad que el nuevo gobierno asigna a resolver esto y poner en orden una economía fuertemente desordenada por la anterior gestión, no carece de importancia el tema planteado y en términos de mediano plazo será vital.