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Durante el gobierno de Macri, los precios acumularon 300% de aumento

Pese a la política de altas tasas de interés para contener los precios, ni con Sandleris, ni con Caputo ni con Sturzenegger el Banco Central detuvo la emisión de pasivos remunerados.

El Indec confirmó este miércoles que en 2019 la inflación fue del 53,8%. De esta forma, cuando se toman los datos de los años previos (y algunos de IPC Congreso), el resultado de los cuatro años de gestión de Macri fue que los precios acumularon una suba de 297,6%.

El número es duro para un político que prometió bajar la inflación y que pidió que su gestión sea juzgada en función de la evolución de los precios. Es que durante los cuatro años anteriores la inflación había acumulado 183,6%. Lo que significa que durante el gobierno de Macri el acumulado de la inflación no llegó a duplicarse, pero sí a crecer un 62% respecto del segundo mandato de Cristina Fernández.

El Indec confirmó que la inflación de 2019 fue 53,8%, la más alta en 28 años 

De hecho, si se toman los últimos cinco años de gobierno de Cristina, la inflación acumulada sigue siendo mayor durante el gobierno de Macri. En el primer mandato de Cristina, la inflación acumulada fue del 117,4%.

Así lo que se observa no solo es que la inflación crece en términos absolutos entre cada mandato presidencial, sino que cada vez lo hace a un ritmo mayor. Entre el primero de Cristina y el segundo, los precios crecieron un 56% más rápido y entre el segundo de Cristina y el de Macri, un 62%.

Cabe aclarar que en 2017 el Indec registró que la inflación cedió del 40,7% el año anterior al 24,7% gracias a la severa política monetaria de metas de inflación de Federico Sturzenegger. Sin embargo, como esta política se apoyaba en una emisión permanente de pasivos remunerados de Banco Central (en ese entonces Lebacs) en una cuantía que era inconsistente con el gradualismo fiscal de Dujovne, la brecha se saldaba con dólares de deuda y dólares financieros. Así el peso se convirtió en la moneda más endeble del mundo junto con el bolívar venezolano y la lira turca.

Cuando el gobierno aquel 28D de 2017 decidió que esa inconsistencia iba a descomprimirse parcialmente aflojando la política monetaria e insistiendo por el camino de la deuda y más déficit fiscal, al crédito internacional para la Argentina le quedaban los días contados y la suba de la tasa de la Fed fue el golpe de gracia para que los fondos que venían financiando la inconsistencia, decidieran retirarse del país. Esto hizo volar por los aires al régimen de metas de inflación. Sacando el bolívar, el peso fue durante dos años consecutivos la moneda que más se devaluó.

No bastó la política de altas tasas de interés de Caputo y de Sandleris luego para poner a la inflación en caja. Más bien al contrario, solo se sostuvieron en pie aquellas empresas que pudieron cubrir los altísimos costos financieros (y el consiguiente altísimo costo de oportunidad) y subir sus precios por encima de la inflación persiguiendo igualar a la tasa de interés.

Y aunque hasta el mes de noviembre, Sandleris mantuviera casi congelada la base monetaria, esto no evitó que los precios siguieran subiendo. La emisión para el pago de los pasivos remunerados que cíclicamente se esterilizan haciendo crecer los pasivos del Banco Central sin un correlato en los activos refuerza las expectativas de que el dólar seguirá subiendo y detrás de él los precios, sin que aparecieran motivos que reanimaran la demanda de dinero.