Marlene Wind

"Como se vio en el Brexit y Cataluña, los referéndums no resuelven problemas, crean polarizacion"

Marlene Wind, directora del Centro de Política Europea de la Universidad de Copenhague, analiza en entrevista con LPO los desafíos del independentismo catalán y las amenazas que afronta la UE.

 En enero de 2018 puso a Carles Puigdemont en un aprieto con preguntas no programáticas. Hoy expresa su deseo por que el futuro Gobierno de España no dependa de partidos independentistas catalanes cuyas "mentiras y falsa retórica, combinada con una inacción por parte de España", han generado a su juicio cierta solidaridad para con el independentismo en el extranjero.

Entrevistamos a Marlene Wind, directora del Centro de Política Europea de la Universidad de Copenhague, una de las voces más críticas con la "tribalización" de Europa y la crisis democrática que sufren algunos países de la Unión Europea.

En España, después de las elecciones del 10 de noviembre, todo apunta a que se formará un gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, a través de acuerdos con otros grupos políticos, como ERC, cuyos líderes están cumpliendo sentencias por crímenes de rebelión y sedición ¿Cómo defender el Estado de Derecho con este tipo de pactos?

Veamos cómo termina todo esto. Uno podría desear que para evitar que dependan de ERC, PP y/o ciudadanos interviniesen para lograr una mayoría de otra forma. Esto sería lo correcto y marginaría a los nacionalistas extremos.

Los separatistas catalanes apelan a la democracia para celebrar un referéndum legal ¿Cree que la democracia en Europa se ha reducido a un sí o un no, como sucedió con el Brexit?

Muy pocos problemas y conflictos se pueden resolver con referéndums. Muy a menudo, como hemos visto con el Brexit, los referéndums crean más división y polarización. Además, no existe una mayoría para la independencia ni en Cataluña ni en España, por lo que la discusión debe madurar y seguir adelante.

Los partidos separatistas catalanes como Junts per Catalunya o ERC recurren constantemente a la situación entre Escocia y Reino Unido para reiterar la petición de un referéndum ¿Qué comparten realmente ambos casos?

Ambas situaciones son diversas. Las diferencias constitucionales son manifiestas. Sin embargo, también el nacionalismo y la guerra cultural que ha infundido el debate en Cataluña los distingue. No ves eso en Escocia.

Los últimos altercados en Barcelona afectan a universidades, colegios, empresas públicas y privadas ¿Qué credibilidad tiene este violento movimiento de independencia a escala internacional?

Creo que muy poca.

¿En qué escala de democracia está Cataluña? ¿Por qué no hablar sobre la opresión de los catalanes no separatistas ahora?

Puigdemont y su gente han sido muy buenos haciendo campaña, incluso con muchas mentiras y narraciones falsas, fuera de España. También en el uso de las redes sociales. Al mismo tiempo, España y el Gobierno español han guardado silencio durante demasiado tiempo en lugar de desmontar todas las mentiras e historias falsas de España como país opresor.

La pérdida de soberanía, el miedo a la inmigración o apelar a rasgos identitarios y culturales son algunos de los argumentos de partidos eurófobos como Fidesz en Hungría, Ley y Justicia en Polonia o el Partido del Brexit en el Reino Unido ¿Cuál sería la receta para contrarrestar esa narrativa?

Lo más importante es asegurarse institucionalmente de que todos los Estados miembros tengan una prensa libre y crítica, algo que no ocurre hoy en día ni en todos los países ni en todas las regiones de la UE. Para un líder, es muy fácil enfrentar a distintos grupos de personas haciendo uso de noticias falsas y propaganda. Combatir todo ello debe ser una prioridad en todas partes de Europa.

En el marco del décimo aniversario del Tratado de Lisboa y la Carta de los Derechos y Principios Fundamentales de la UE ¿Cree usted que las libertades ganadas tras la II Guerra Mundial están en peligro en Europa en países como Polonia o Hungría?

En primer lugar, la UE debe reconocer que tenemos un grave problema con el respeto al Estado de Derecho en muchos Estados miembros. Europa se debe tomar muy en serio este asunto a nivel de jefes de Estado y de Gobierno (cosa que hoy en día aún no ocurre). La obligada cortesía y el compromiso en exceso impiden aún esta toma de conciencia, lo cual socava la confianza de los ciudadanos y la propia imagen de la Unión Europea en el extranjero.

La Unión Europea obviamente necesita usar las herramientas que tiene a su disposición, el diálogo, los casos judiciales, la retención de fondos estructurales y agrícolas de aquellos países que no respeten el Estado de Derecho y, por supuesto, hacer uso del Artículo 7 del Tratado, el que en última instancia a un país infractor se le podría retirar su derecho de voto en el Consejo.

¿Cree que se puede establecerse un paralelismo histórico entre la Europa de hace un siglo y ésta? ¿Ha fallado el proyecto de integración europea?

Creo que podemos apreciar paralelismos no solo en lo que se refiere al cómo nos dirigimos a los inmigrantes, sino también en cómo lo hacemos con aquellas personas con las que no estamos de acuerdo en algún asunto o con quienes discrepamos en visiones sobre la política o la sociedad.

¿A qué responde el resurgimiento del populismo en Europa?

Los movimientos populistas están enfrentando a la denominada "élite" (a la que el líder populista a menudo pertenece) contra la llamada "gente". Se trata de una tendencia muy peligrosa porque así se genera odio e indignación.

¿Montesquieu ha muerto?

Montesquieu ha muerto en el sentido en que los populistas también han comenzado a convertir a las instituciones independientes en enemigos del pueblo.

Los bloques de extrema derecha como el de Le Pen o Salvini han ganado más del 10% de los representantes en el Parlamento Europeo en las últimas elecciones ¿Cómo convivir con ellos? ¿No suponen un caballo de Troya?

En realidad obtuvieron mucho menos apoyo en las elecciones de la UE de lo que esperaban (y todos los expertos), por lo que creo que tendremos que vivir con ellos, pero también para contrarrestar sus argumentos y desenmascarar su retórica y acciones.