Mercados

Impaciencia en los mercados por falta de definiciones de Alberto Fernández

Los bancos y los fondos de inversión interpretan la falta de un interlocutor como un augurio de una negociación tensa.

La idea de una renegociación "market-friendly" de la deuda argentina empezó a tambalear por la falta de definiciones de Alberto Fernández respecto del interlocutor con el que los acreedores deberán acercar posiciones.

Mientras todos los consultores y analistas aseguran que lo primero en el gobierno que asuma el 10 de diciembre deberá atajar es la deuda, ya pasaron tres meses desde que Alberto quedó como favorito al gobierno y las definiciones siguen sin llegar. En cambio, en el mercado recibieron un desfile de hipótesis de reperfilamiento de vencimientos, reestructuración con quita de capital, con quita de intereses, con cupones compensatorios, con renegociación a la Uruguay, a la Ucrania y a la Portugal, siempre con idas y vueltas.

Guillermo Nielsen, quien había oficiado como primer interlocutor hoy ya no parece tener el respaldo incondicional del futuro presidente. Y vuelven los desfiles de nombres y ahora el que suena fuerte es el ex secretario de finanzas, Daniel Marx. Pero también vuelve a aparecer el nombre de Martín Guzman, el economista argentino especialista en deuda vinculado con el premio Nóbel, Joseph Stiglitz. Sin embargo, faltan dos semanas más para las certezas. La fecha tentativa es el 6 de diciembre.

Se viene la reestructuración de toda la deuda 

Entre los acreedores ya lo interpretan como una suerte de mal augurio y empieza a primar la impaciencia. Con el agravante de que el riesgo país sigue coquetando con los 2300 puntos básicos y el hartazgo de estos fondos le abriría la cancha al default por un lado y a los fondos buitre.

Sin ir más lejos, este lunes todos bonos en dólares cotizaron a la baja desde el extremo más corto al más largo de la curva: el Bonar 2020 cayó 2,8% y cerró en 38 dólares por lámina de cien y el Century retrocedió 2,4% hasta los 46,35 dólares.

En el mercado local, que es más chico, en cambio hay más resignación. Las aseguradoras y entidades del sector público con las que el Tesoro renueva deuda (porque la ley las obliga a invertir en deuda pública) saben que lo más probable es que se les posterguen pagos o se les haga un canje compulsivo.

En Wall Street se impone el recelo luego de la cantidad de posibles interlocutores que viajaron a reunirse con fondos para ir coordinando y reuniendo a los acreedores, pero sin que luego se confirmara el voto de confianza del futuro presidente.