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Moody's advierte que bajará la nota de Argentina si los inversores pierden más del 20% con la reestructuración

La agencia calificadora le delimitó la cancha al próximo presidente. Estima que uno de cada cinco pesos que ingresen al fisco en 2020 se destinarán a servicios financieros.

La agencia calificadora de deuda publicó este miércoles su análisis crediticio anual del Estado argentino, ratificó la calificación Caa2 y le envió una advertencia al futuro presidente: si en la reestructuración de la deuda de mediano y largo plazo, los inversores pierden más del 20%, bajará incluso más la nota.

Desde la actual calificación no hay mucho espacio para seguir bajando antes de las calificaciones correspondientes al default. Caa2 ya es una nota que muestra que la deuda se ubica en "niveles altamente especulativos".  

Con esta advertencia, la calificadora delimitó la cancha para el equipo que diseñe la propuesta de reperfilamiento de la deuda que, probablemente, responda a Alberto Fernández si gana las elecciones en octubre. Y aunque la advertencia puede ser árida, lo cierto es que Moody's calificó de "moderado" el riesgo político porque finalmente tomó nota de las expresiones de voluntad de pago del candidato peronista.

"Confirmaremos la nota actual si los términos de la reestructuración de la deuda de mediano y largo plazo limita las pérdidas para los inversores a no más del 20%, el cual es el límite de pérdidas esperadas para nuestra calificación Caa2. La bajaremos si la revisión concluyese que las pérdidas para los inversores no son consistentes con la nota Caa2".

'Confirmaremos la nota actual si los términos de la reestructuración de la deuda de mediano y largo plazo limita las pérdidas para los inversores a no más del 20%'. advirtió Moody's.

"Tal conclusión probablemente refleje el resultado de las negociaciones entre los inversores y el gobierno argentino, pero puede también reflejar un incluso mayor agravamiento de los fundamentals de Argentina, incluyendo el crecimiento y la deuda", dijo Moody's.

Respecto del primero, la calificadora remarcó que "ha sido volátil desde 2011 y esperamos que siga siendo negativo el año próximo como resultado de shocks múltiples que incluyen una prolongada crisis cambiaria, condiciones financieras muy tensas y un elevado peso de la deuda en las finanzas públicas.

Como consecuencia de las PASO, el peso perdió más del 20% y los intereses de deuda -mayoritariamente nominados en dólares- se dispararon al 85% del PBI. Por eso, para el año que viene Moody's estima que el 20% de los ingresos fiscales, o uno de cada cinco pesos, se destinen al pago de la deuda pública. En este sentido, supone que el gobierno no estará lejos del equilibrio fiscal y que el dólar se moverá por debajo de la inflación, tal y como lo hizo el equipo de Lacunza.

El presupuesto 2020 prevé un 20% del gasto en el pago de la deuda

"La devaluación del peso, su fuerte traspaso a precios y las condiciones financieras extemadamente tensas dan por tierra las expectativas de crecimiento para el resto del año y la mayor parte de 2020. Por lo tanto, corregimos la proyección de crecimiento a la baja al -3,8% para 2019 y al -2,5% para 2020 de los -1,5% y 1,5% previos a las PASO; y el riesgo es decididamente bajista". 

Así, Argentina va a acumular tres años recesivos y romper con el serrucho de crecimiento solo en loa años impares que caracterizó el período entre 2011 y 2018 y que promedió el 0,7% anual, sustancialmente por debajo del 2,8% promedio de los demás países con calificación Caa (Ucrania, Líbano, Zambia, Mozambique, Iraq, Gabón, República del Congo, Barbados, Cuba y Zambia). Y aunque para Moody's es factible que se observen brotes verdes, "la importante devaluación del peso va a empujar la inflación al alza y el poder de compra a la baja mientras que la alta tasa de interés siga pisando el nivel de actividad durante 2020. Esta combinación llevará a la economía a un nuevo nivel mínimo".

La falta de crecimiento económico afecta negativamente la calidad crediticia del país, señaló la calificadora, porque eso dificulta la capacidad de honrar los compromisos y deprime el precio de los bonos. Es decir que también puede desencadenar una nueva baja respecto de la calificación fijada el último 30 de agosto.