España

Pedro Sánchez admitió a la cúpula del PSOE que ya piensa en un adelanto electoral

En su reunión de la ejecutiva socialista el pasado lunes, el líder socialista advirtió de que su postura es inamovible respecto al 'no' a la coalición.

Pedro Sánchez ya reconoce abiertamente la opción cada vez más plausible de una repetición electoral. En la reunión de su ejecutiva el pasado lunes 2 de septiembre en Ferraz, el líder socialista se sinceró ante los suyos y avanzó que habrá nuevos comicios si Podemos no renuncia a sus aspiraciones gubernamentales.

El líder socialista abordó el escenario de bloqueo y se mostró firme en su rechazo tajante al cogobierno con Podemos. "No va a haber una coalición", insistió el presidente en funciones, que habló con claridad a su núcleo duro sobre la repetición electoral del 10 de noviembre. Sánchez adelantó que mantendrá sus posiciones de aquí al 23 de septiembre, fecha de disolución automática de Las Cortes y convocatoria automática de las urnas. En caso de que Pablo Iglesias no ceda en sus pretensiones, advirtió que los españoles volverán a las urnas.

El socialista planteó la posibilidad de unas nuevas elecciones, un extremo que va tomando forma a medida que avanzan las semanas y fracasan las reuniones de negociación. Las posturas parecen irreconciliables: Podemos quiere gobernar y el socialista quiere evitar un Gobierno que pueda estallar desde dentro. "Todo lo que esté fuera de la coalición se puede hablar", defendió Sánchez el lunes en la reunión, según fuentes próximas al encuentro.

El divorcio entre socialistas y morados se inició en la investidura fallida del 25 de julio, cuando Podemos rechazó una coalición con una vicepresidencia y tres ministerios al considerarlo "vacío de contenido". La desconfianza se instaló entre ambas fuerzas y la escalada de hostilidad no ha cesado desde entonces.

Las pretensiones de Podemos de retomar las negociaciones allí donde las dejaron fueron rápidamente abortadas por el líder socialista, que ve inviable la cohabitación con los de Pablo Iglesias, a quienes culpa de querer "un Gobierno dentro de otro Gobierno". Descartada la coalición, la última oferta de Sánchez pasa por un acuerdo programático y ceder a Podemos puestos intermedios, al frente de organismos públicos como la CNMV o el ICO. Pero la oferta no parece prosperar: en la última reunión del jueves terminó sin acuerdos tras casi cuatro horas de encierro.

A esto se suma que Pedro Sánchez no sólo quiere ya ser investido: quiere garantías de que va a poder gobernar. Y es por ello que reclama a Podemos llegar a un acuerdo de Gobierno, intentando así evitar que los de Iglesias apoyen su investidura a cambio de nada y ejerzan una labor de desgaste desde la oposición. "No queremos votos gratis" señalaban fuentes socialistas a LPO.

En caso de no haber un acuerdo que dé "estabilidad" al Gobierno y asegure la aprobación de medidas como los presupuestos, Sánchez podría rechazar enfrentarse a una nueva investidura. En la ronda de contactos con el Rey Felipe VI, el socialista podría rechazar el encargo de formar gobierno tal como hizo Mariano Rajoy en 2016.

Teodoro García Egea y Pablo Casado.

Reunión secreta del PP

Empieza el curso político y los partidos se preparan para la acción a la vuelta de sus vacaciones. Pero en el PP, además, aprovecharon sus reuniones de 'vuelta al cole' para montar ya -y en la más estricta intimidad- una estrategia electoral.

Pablo Montesinos llamó a filas a todo el equipo de Comunicación de Génova, Congreso y Parlamento Europeo para darles las primeras indicaciones. La versión oficial fue el nombramiento de Paula Bueno -exasesora de Fátima Báñez y trabajadora de FAES- como nueva jefa de prensa en la Cámara Baja. Pero fuentes populares confirmaron a LPO que hubo más órdenes.

El vicesecretario de Comunicación del PP pidió al resto de trabajadores que empezaran a mover ya la agenda de otros altos cargos del partido, así como de diputados y caras visibles de la formación, de cara a una eventual cita electoral. El objetivo es multiplicar las voces en los medios y que él no sea la única cara visible en tertulias y actos para ceder el testigo a otros compañeros. Todos deberán mantener firmes sus posiciones y seguir a rajatabla el argumentario.

"La culpa del bloqueo la tiene Pedro Sánchez". "España no puede estar sin Gobierno". "Hay más paro y recesión en la Economía". "El PP es el único partido que defiende a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado". "Sánchez no puede permitir a Torra que siga con la intención de cometer un delito". Es decir: "el PP es el partido de la estabilidad, de la bajada de impuestos y la defensa de la unidad de España", mitinean cada vez que tienen ocasión.

Con ese mensaje se presentarán a las próximas elecciones que, si PSOE y Podemos no lo evitan antes del 23 de septiembre, se producirán el 10 de noviembre. Un lema que bien podría servir para quedarse, simplemente, en la oposición, pero que también hará las veces de eslogan si se repiten los comicios.

"La sentencia absolutoria nos favorece"

En Génova no temen dicha situación. Es más, incluso la ven como una oportunidad para recuperar parte del voto perdido. "La sentencia absolutoria del caso de los ordenadores de Bárcenas nos favorece", reconocen fuentes populares. Quienes así opinan consideran que eso servirá para sembrar dudas sobre una hipotética desimputación de Aguirre y Cifuentes y para volver a enamorar a quienes se sintieron traicionados por la corrupción y se fueron a Vox o a Ciudadanos.

Además, en el PP venderán que, frente a los pactos alcanzados en Andalucía o Madrid -entre otras Comunidades-, la izquierda no es capaz de pactar y que la gestión del actual Gobierno en funciones no está siendo la correcta. Por ello, preparan ya una ofensiva parlamentaria en la que, además de aprovechar la primera sesión de control en siete meses para arremeter contra el presidente, llamarán a filas al resto del Gabinete.

Así, el Grupo Popular en la Cámara baja ha registrado una batería de peticiones de comparecencia para que todos los ministros comparezcan en sus correspondientes comisiones. Una táctica que servirá, sin duda, para intentar desarmar al adversario.