SOLA DEPRIMIDO HABLO DE RENUNCIA

El equipo del gobernador ya no sabe que hacer para sacarlo de la depresión, luego del reto de Kirchner.

El gobernador Felipe Solá deslizó ante sus colaboradores más cercanos, sus deseos de renunciar ante las presiones que está recibiendo, por la desaparición Julio López, testigo de cargo en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz. “Lo amargó muchísimo el último contacto que tuvo con el presidente quién lo retó por utilizar el término desaparecido en democracia para referirse a López”, confirmó a La Política Online una fuente cercana al gobernador.Además, el gobernador no tolera las cada vez más duras críticas que está recibiendo de las organizaciones de Derecho Humanos, con quién mantiene una alianza desde hace tiempo. La propia titular de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, reclamó su renuncia.Las fuentes consultadas, explicaron que Solá “está convencido que la desaparición de López es su propio Caso Cabezas y dice que los que llevaron adelante esta operación están preparados para ir por más”.El equipo de comunicación del gobernador, que conduce el experimentado Enrique Mouján, solo tiene en su agenda el tema López y desde hace más de una semana que no hablan de "mostrar gestión", un tema que le quitaba el sueño a Solá.La situación es tan grave que por el momento la embestida de la actual pareja de Solá sobre el área de comunicación entró en un impasse, pero nada garantiza que no vuelvan las críticas.En el grupo íntimo del gobernador, mucho más chico  que de costumbre –ya no lo integra Florencio Randazzo-, no saben que hacer para que Felipe recupere el ánimo y se ponga al frente de las manifestaciones por la aparición de López. Conocedores del carácter ciclotímico del mandatario provincial, tratan de hacerle ver que esta situación lo puede fortalecer si se pone al frente del reclamo y da la batalla mediática. Incluso, en las reuniones, le ponen a Solá el ejemplo de Ramón Saadi, quien perdió el gobierno cuando al iniciarse las marchas por Maria Soledad decidió esconderse en su despacho.