Elecciones 2019

La derrota en Santa Fe agrava la interna entre Lifschitz y Bonfatti

El gobernador Lifschitz ganó en su categoría pero quedó debilitado para la negociación con Lavagna

El Partido Socialista no pudo retener el gobierno de la provincia que gestionó durante 12 años ante un peronismo que venía ensayando la unidad mientras que en el oficialismo las diferencias se hacían cada vez más profundas e insalvables.

A partir de ahora, con el resultado adverso, las desavenencias en el partido de la rosa entre Miguel Lifschitz y Antonio Bonfatti se harán más visibles. De hecho, no se hicieron esperar y empezaron a asomarse la misma noche del domingo.

Mientras Bonfatti reconocía la derrota en el bunker del Frente Progresista en Rosario, donde Javkin festejaba su triunfo municipal, Miguel Lifschitz optó por no dar señales de vida y viajó a la ciudad capital para mostrarse con Emilio Jatón, alfil del socialista, quien le arrebató la intendencia al radicalismo macrista después de 12 años.

El radicalismo macrista pierde la ciudad de Santa Fe a manos del socialismo

Lifschitz hizo una excepcional elección en la categoría a diputados provinciales alzándose con las 28 bancas sobre 50 que la Constitución provincial le otorga al ganador. Lo acompañarán en la Legislatura socialistas y radicales que fueron minuciosamente seleccionados por el gobernador, que le bloqueó a Bonfatti la posibilidad de colar nombres propios.

A partir de ahora, con el resultado adverso, las desavenencias en el partido de la rosa entre Miguel Lifschitz y Antonio Bonfatti se harán más visibles. De hecho, no se hicieron esperar y empezaron a asomarse la misma noche del domingo.

Pero la confección de la lista de diputados fue un detalle en el largo historial de enfrentamientos subterráneos por la conducción del poder entre Bonfatti y Lifschitz. El actual gobernador le recrimina a su predecesor haberle obstruido el proceso de reforma constitucional que fracasó en Diputados, la Cámara que justamente preside Bonfatti hasta el 10 de diciembre.

El gobernador Miguel Lifschitz al votar este domingo en Rosario.

Por el lado del ex gobernador, nunca terminaron de confiar en el pragmatismo de Lifschitz y temían que en el 2015, en la nueva era de Cambiemos, el actual mandatario se viese tentado de cerrar una alianza con Macri. Un hecho tan circunstancial como la fuga de tres presos al inicio de la gestión del PRO envenenó el vínculo.

Sin embargo, previo a la discusión fallida sobre la reforma constitucional en la Legislatura, Lifschitz se reunió con Marcos Peña de donde se extendió el rumor de un posible acuerdo con el macrismo si el gobernador lograba la habilitación para su reelección. Una opción inaceptable para Bonfatti.

Por el lado de Bonfatti nunca terminaron de confiar en el pragmatismo de Lifschitz y temían que en el 2015, en la nueva era de Cambiemos, se viese tentado de cerrar una alianza con Macri. Un hecho tan circunstancial como la fuga de tres presos al inicio de la gestión del PRO envenenó el vínculo.

A su vez, la estrategia que encaró Lifschitz a nivel nacional con el ex economista Roberto Lavagna, no logró los consensos necesarios ni hubo una discusión seria hacia adentro del buró socialista, como les gusta decidir la línea política.

Por lo bajo, algunos altos dirigentes del partido le reconocieron a este medio que era una aventura peligrosa. Lo cierto es que Lavagna, el día que cerraban los frentes, ninguneó al socialista y avanzó en un armado con el gobernador Urtubey. Lifschitz se enteró por los medios minutos antes de aparecer en uno de los programas políticos más vistos en Rosario.

El socialismo le reclama a Lavagna que abra la fórmula presidencial

El socialista pegó el faltazo a la TV cuando quedaban apenas dos días de campaña provincial y el desplante de Lavagna lo obligó a reformular la estrategia para encarar la discusión nacional que, según publicó LPO en exclusiva, consistía en exigirle al economista que revise la fórmula presidencial.

Claro que con los resultados de anoche el gobernador no cuenta con el mejor de los escenarios ni la fuerza necesaria para torcerle el brazo a Lavagna.

Bonfatti también le factura a Lifschitz haber elegido a su ex secretaria de Hacienda, Verónica Irizar, como precandidata a la intendencia de Rosario que a pesar de una impresionante campaña, terminó perdiendo con Pablo Javkin en las PASO.

Es que Lifschitz tiene una capacidad de gestión hasta ahora no vista en el socialismo como queda en evidencia con el impresionante plan de obras públicas que ejecuto en su gobernación, sin embargo, sus adversarios internos le reprochan cierta negligencia a la hora del bordado político. Como sea, una certeza se impone en el socialismo: la derrota de este domingo es apenas el inicio de días muy agitados.