Magistratura

Tensiones en el peronismo por una vacante en la Magistratura

Llaryora es suplente pero en diciembre asume como intendente de Córdoba. Si Camaño no reelige, su lugar podría ser ocupado por una mayoría circunstancial. Las negociaciones.

Mientras toda las vertientes del peronismo están cada vez más cerca de confluir en un frente electoral para enfrentar a Cambiemos, sus referentes legislativos pulsean en silencio por una futura vacante en el Consejo de la Magistratura.

El casillero se abrirá por la consagración de Martín Llaryora como intendente de Córdoba, que no estaba en los planes en noviembre, cuando la massista Graciela Camaño lo designó como suplente en un inesperado acuerdo opositor que dejó a Cambiemos en minoría.

El oficialismo es la fuerza de mayor representación en Diputados, pero un antecedente le jugó en contra: ni bien asumió Mauricio Macri, Emilio Monzó cubrió la vacante que había dejado la kirchnerista Anabel Fernández Sagasti con el macrista Pablo Tonelli, aun cuando el FpV seguía siendo la fuerza más numerosa.

Para justificarlo, reunió firmas de diputados de todos los bloques y se la envió al entonces presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. Se ganó una denuncia penal de Marcos Cleri, el kirchnerista que iba a ocupar el lugar de Tonelli, pero la justicia desechó todos los reclamos.

Con su consagración como intendente de Córdoba, Llaryora dejó una vacante como suplente de la Magistratura. Si no renuncia antes del 11 de diciembre, podría haber una impredecible elección para reemplazarlo. 

O sea, el 11 de diciembre, una mayoría circunstancial, con firmas recolectadas entre diputados recién asumidos, podría designar al reemplazante de Llaryora. Y si Camaño no retiene su banca en las elecciones, el nuevo consejero asumiría de inmediato en el organismo encargado de nombrar y designar jueces.

Para no llegar a una negociación impredecible en noviembre, con figuras electas que ni siquiera tendrán departamentos alquilados en Capital Federal, el flamante intendente de Córdoba debería renunciar cuanto antes y ser reemplazado por un colega con mandato hasta 2021.

Schiaretti con Llaryora. 

Camaño ya está alerta y pensó en su compañero de bloque José Ignacio De Mendiguren, pero necesitará volver a reunir las firmas de la mitad más uno del recinto. En el kirchnerismo encendieron las alarmas y por ahora prefieren no adelantar el poroteo. 

Su relación con el massismo también es difícil en la Magistratura: el martes, en una comisión, Camaño votó junto a los consejero de Cambiemos para acumular las imputaciones contra el juez de Dolores, Alejo Ramos Padilla. Dejó perplejo a Eduardo Wado De Pedro. 

Llaryora responde a las órdenes de Schiaretti, quien tras conseguir la reelección fue junto a Urtubey el único gobernador que no se sumó a la unidad peronista convocada por Alberto Fernández. Sin el respaldo de ambos la oposición puede reunir una mayoría pero debería decidirse y, lo más difícil, ponerse de acuerdo.

El cordobés tiene como complicar las cosas: puede instruir a su alcalde a no renunciar y obligar a definir su reemplazo después de la jura presidencial. Hasta ahora, no dio señales de querer dar un paso al costado. Y tiene nervioso a más de uno.