Naciones Unidas

El "rey León" que recibió Macri fue escrachado en la sesión de la ONU en Recoleta

El monarca de Eswatini, que provoca la lluvia según sus súbditos, pasó un momento de zozobra en Buenos Aires.

Mauricio Macri recibió al "rey León" Mswati III pocos minutos antes de que fuera escrachado en plena conferencia de la ONU en Recoleta.

Mswati III es el rey de Eswatini, ex Swazilandia, un país del sur africano con más del 60 por ciento de pobres. La esperanza de vida de su población es de 49 años y una de cada cinco personas vive con HIV.

El rey León, como lo llaman en esos lares, profesa la poligamia y tiene 15 esposas. El año pasado le cambió el nombre a su país porque decía que en inglés se confundía con Switzerland (Suiza en inglés).

Según publicó Perfil, los súbditos consideran a Mswati III casi una deidad y le atribuyen poderes para provocar la lluvia. Los parlamentarios son figuras decorativas y se limitan a protestar sobre cuestiones como el escaso tamaño de los preservativos llegados desde Asia. Su madre, la "Gran Elefanta", es la única capaz de cuestionar al rey.

Clarín, en tanto, publicó que en 2001 el monarca prohibió practicar sexo a todos los menores de 18 años, como un intento de combatir el HIV. Aunque él mismo infringió su propia ley y dos meses después eligió a una chica de 17 años como su novena esposa. Pagó una vaca como multa.

Pero fuera de Eswatini el rey León no tiene la misma protección y eso se notó en la II Conferencia de la ONU sobre Cooperacion Sur-Sur.

Cuando el canciller Jorge Faurie, que ofició de presidente del evento, le cedió la palabra al rey León tras el discurso del uruguayo Tabaré Vázquez, un señor de raza negra vestido con una túnica roja le profirió estentóreos gritos que se oyeron en toda la gigantesca sala de sesiones plenarias del Centro de Convenciones de Recoleta.

Aparentemente, los gritos del manifestante fueron exclamados en suazi, una lengua bantú del grupo Nguni hablada en Swazilandia y en otros países del sur de África. Por ese motivo no pudieron ser traducidos por el equipo de intérpretes que se alojó en el fondo del salón.

Los cientos de extranjeros que representaban a 193 países quedaron atónitos por la irrupción del hombre, incrédulos de vivir una situación semejante en una reunión protocolar.