Cambiemos

Una grieta en el poder

La pelea de Rocca con Macri, revela que la alianza de hecho que funcionó en el 2015 contra el kirchnerismo, empieza a exhibir fracturas.

El gobierno llega al final de su mandato con una grieta importante en el andamio que construyó para acceder al poder. Hay un cansanciológico de materiales, luego de una experiencia que no estuvo ni cerca de entregarlo que prometió, pero también hay displicencia.

En el 2015 funcionó una alianza de hecho entre MauricioMacri y Sergio Massa que tuvo como objetivo desalojar al kirchnerismo. Ese erael objetivo mayor y sostenidos por buena parte del establishment, losprincipales medios y algunos centros de poder internacional, lo alcanzaron.

Macri devolvió gentilezas exhibiéndose junto a Massa enDavos y le pagó con algunos puestos de segunda línea en el gobierno, mientrasrecibía asistencia en el Congreso. Esa relación se fue deteriorando al puntoque hoy el ex jefe de Gabinete está más cerca de Cristina que de Macri. De ese tamaño es el girode los acontecimientos.

Pero no es el único deslizamiento. Empresarios muyimportantes como Jorge Brito, Sebastián Esquenazi, Daniel Vila y José LuisManzano, entre otros, empiezan a preguntarse que es más riesgoso para sus intereses: ¿Quévuelva Cristina o que siga Macri?. En algunos casos lo que esta en juego es su libertad, en otros sin llegar a ese extremo lo que los tortura es el pésimo estado de sus negocios, como es el caso de Luis Pagani de Arcor o Cristiano Ratazzi de Fiat, dos entusiastas de Macri que hoy lamentan el complejo presente de sus empresas. Un club al que ahora se suma Rocca.

Macri jugó al límite -y lo sigue haciendo- con la carta deldisciplinamiento judicial. Muchos presidentes la usaron, pero pocos fuerontan lejos. Hoy, casi todos los hombres de negocios importantes del país están procesadosy camino a un juicio oral.

Macri jugó al límite -y lo sigue haciendo- la carta del disciplinamiento judicial. Muchos presidentes la usaron, pero pocos fueron tan lejos. Hoy, casi todos los hombres de negocios importantes del país están procesados y camino a un juicio oral.

Hace pocas semanas varios de ellos compartieron una cena enPunta del Este con José Torello, de los amigos del Newman uno de los más cercanos a Macri. El asesor presidencial escuchópaciente los reproches por la causa de los cuadernos, hasta que se cansó:"¿Pero qué problema tienen? ¡Los únicos presos son los funcionarios y así va aterminar este causa!", dijo y agregó dos apellidos de importantes hombres denegocios, que según su análisis legal, van a ser los únicos que terminarán traslas rejas. Como era previsible, pocos minutos después ambos fueron advertidos del funesto pronóstico que enfrentan.

Paolo Rocca fue un pilar fundamental del proyecto Macripresidente. Se recelan y compiten, pero el dueño del mayor grupo empresario dela Argentina tuvo con su ex competidor una paciencia estratégica. No le fuebien. Terminó procesado, con pedido de captura -luego anulado- y ahora leacaban de cambiar las reglas de juego, después que enterró más de 1.500 millonesde dólares en Vaca Muerta.

Como reveló LPO, Rocca denunció a Macri por violación delderecho de propiedad. Una acusación muy extrema que sólo enfrentan regímenesautoritarios como el chavismo. Es lícito preguntarse si el dueño de Techintmantendrá en este turno electoral el mismo entusiasmo por la candidatura deMacri que tuvo en el 2015.

Macri conserva el apoyo blindado de Estados Unidos y debuena parte de los medios grandes. Bastante del sector financiero local ytodo Wall Street, que ve en un regreso de Cristina la peor pesadilla.

Hasta aquí, un breve repaso de la superestructura, unlugar donde Macri jugaba de local y ahora enfrenta una realidad menos monocromática. La grieta empieza a imponer su lógica fractal, hasta en los ámbitos más insospechados. Sólo que en este caso es una grieta autoinflingida al interior del propio bloque de poder.

Polarización y Venezuela

La jugada de la Casa Rosada es simple, sobrevolar todos losconflictos locales y la dura caída económica, para empujar a la sociedad a unballotage a todo o nada contra Cristina, donde se debata si vamos a serVenezuela o seguimos con Macri. Es la vieja estrategia del menos malo, de nosomos buenos pero los otros son peores. Nada para objetar, todos los políticostienen el derecho natural de intentar crear los climas más propicios para suambición.

Hoy los sondeos que manejan encuestadoras que trabajan conla Casa Rosada, como Isonomía, tienen a Cristina ganando por muy poco lasegunda vuelta. Macri que en diciembre había detenido su caída y estabaamesetado con leve recuperación, en un movimiento que acompañaba la estabilidad del dólar, en enerovolvió a caer.

¿Qué pasó? No está claro, pero no debe ser un dato marginal eldesplome de casi todos los indicadores de la economía real (industria,construcción, comercio, sector automotriz), junto a una inflación que sigue enrangos insoportables. La suma de estabilidad financiera y estanflación, tieneun dudoso atractivo electoral.

En el peronismo de centro que lidera Massa se ilusionan conun paso al costado de Cristina sobre el final, que les permita capitalizar todoel descontento, despejando al mismo tiempo el temor a una deriva chavista. Difícil.

Hace poco la ex presidenta tuvo un diálogo revelador. Suinterlocutor argumentó que el triunfo de Bolsonaro en Brasil le marcaba unatendencia regional que abonaba la idea de su paso al costado, como lajugada más prudente. La respuesta lo dejó helado: "Todo lo contrario, Brasildemuestra que la transferencia de votos no funciona, fíjate que Lula no pudolograr que gane Haddad", fue la conclusión de la senadora.