Huachicol

El Ejército de México quedó en el centro de la tragedia del oleoducto

El gobierno de López Obrador no pudo explicar porque los militares dejaron que durante dos horas decenas de personas saquearan el ducto.

Los accidentes suelen explicarse -así lo hacen los expertos- por una red de múltiples factores. Una cadena de errores que permite comprender por qué ocurrió una tragedia. La reducción a una sola variable no suele funcionar como mecanismo para deslindar responsabilidades. En ese sentido, la explosión del ducto en Hidalgo no parece ser la excepción.

Huachicol, crimen organizado, sabotajes con intenciones políticas y necesidades de pueblos linderos a los ductos son algunos de los primeros fundamentos que esgrimieron las autoridades del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, existe un agujero negro en el repaso de los hechos que terminaron con la muerte de 66 personas.

Si Pemex reportó el aviso de una fuga con un alerta temprano, los primeros elementos del Ejército llegaron antes de las 16:50 al ducto pinchado y la explosión ocurrió apenas unos minutos antes de las 19:00, quiere decir que hubo dos horas de ordeña sin ningún tipo de control. ¿Qué ocurrió en esas interminables dos horas, hasta que la tragedia se consumó?

Las imágenes que se viralizaron muy rápido en las redes sociales muestran que efectivamente había elementos del Ejército en el lugar. También es cierto que era un número muy reducido frente a las decenas, o acaso centenar de personas que intentaban sacar gasolina de la zanja que rodeaba al ducto siniestrado.

La pregunta que se reiteró en varias ocasiones durante la conferencia de prensa de emergencia que se realizó la mañana de este sábado fue: ¿por qué no se pidió más apoyo de las bases cercanas? ¿No había más elementos de fuerzas federales o locales para saturar la zona, intentar acordonar el terreno, dispersar a los vecinos y evitar que sigan manipulando el ducto?

Días atrás, el gobierno mostró un operativo militar de película, con un persecución por aire y tierra, que incluyó la presencia de helicópteros y un avión con cámaras infra-roja. También se viene informando de un despliegue nunca visto de las fuerzas en todo el recorrido de los ductos, justamente para poder responder de forma veloz a los robos. ¿Por qué no hubo respuesta esta vez?

El recuento de los muertos en los alrededores del ducto continuaba este sábado.

Visiblemente incómodo, el general y ministro de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, contestó que con 25 elementos no se podía intervenir, y que el repliegue era mejor que un enfrentamiento con los ciudadanos. Mismo argumento que utilizó anoche Alfonso Durazo. Línea discursiva muy llamativa, pues el repliegue que evitó "incidentes" terminó con una explosión que dejó 66 muertos y más de 70 heridos, algunos de ellos de mucha gravedad.

"Estas multitudes han llegado a golpear a nuestro personal en otros eventos y nuestros hombres han llegado a responder con disparos. Eso no queremos que suceda, una confrontación de esa naturaleza. Todo nuestro personal va armado. Para evitar ese tipo de situaciones en las que pudiéramos dañar de una manera diferente, evitamos una confrontación", dijo el General.

Frente la insistencia de las reiteradas preguntas de los reporteros, que buscaban comprender si se pidió apoyo o simplemente se liberó la zona, Andrés Manuel López Obrador finalmente salió al rescate de su jefe de Sedena y planteó su postura política. "La actitud del Ejército fue oportuna, no es fácil ante una multitud hacer prevalecer el orden", justificó el Presidente.

Y agregó: "Nosotros no vamos a apagar el fuego con el fuego. No vamos a enfrentar la violencia con la violencia. Esa no es una solución. Por eso la decisión que se ha tomado en este caso y en todo lo que tiene que ver con la política de seguridad, es atender primero las causas que originan los hechos ilícitos. Este no es un asunto militar, ni policial".

Un reportero le consultó entonces si frente a la información de la ordeña, la decisión de no intervenir había sido suya, y si acaso este sería el protocolo frente a otros casos similares. "No existe una orden, es una política: no resolver los problemas con el uso de la fuerza", fue la confusa respuesta de AMLO.