Banco Central

El Banco Central estudia posibles shocks en un año electoral y prioriza la cautela

El equipo de Sandleris confía que el esquema monetario tiene el diseño y las válvulas suficientes para contener la volatilidad de la demanda de pesos.

La inflación marcó 2,6% en diciembre y cerró en 2018 con una suba acumulada de precios del 47,6%, lo cual no sorprendió a las autoridades del Banco Central, que estaban esperando una cifra de esa magnitud. Tampoco los sorprenderá si durante todo el primer trimestre la inflación no cede producto de los aumentos que el Gobierno ya anunció, como ya da por descontado el sector privado.

La primera evaluación del Banco Central respecto de la inflación es que desde el pico de 6,5% mensual en septiembre está bajando y que este momento de relativa calma "Es el momento de parar y decir que la prioridad nuestra es que la inestabilidad cambiaria de 2018 no vuelva a ocurrir", sostuvo una fuente del BCRA.

La inflación del 2018 terminó en el 47,6% y fue la más alta de los últimos 27 años

La segunda reflexión es que el esquema monetario de agregados monetarios que pusieron en marcha en octubre es "muy potente" y ha mostrado que tiene "válvulas de escape" que permiten sostener el compromiso de no aumentar la base monetaria, retirando el excedente de circulante o bien inyectándolo cuando fuera demandado, como viene sucediendo en los últimos días con las compras de Reservas Internacionales.

En las últimas cuatro jornadas, el Banco Central compró 160.000 millones de dólares para satisfacer los requerimientos de pesos del mercado porque el tipo de cambio cruzó el piso de la zona de no intervención. "Si compramos todos los días 50 millones como en estos días, en febrero podremos subir la meta en 2%", aseguraron.

En febrero el Comité de Política Monetaria se fijará nuevas restricciones. De momento, la restricción de los 50 millones diarios fue autoimpuesta solo por enero. De todos modos, desde el Banco Central aclararon "No hacemos target de estabilidad del dólar", sino que lo que buscan es retirar el excedente de liquidez causante de la inflación, pero no el circulante cuya volatilidad es la principal razón de la cautela.

La economía real viene padeciendo esa cautela. Las elevadas tasas de interés de las Leliq marcan la cancha para hacer que el crédito privado que tiene tasas del orden del 100% nominal anual para el consumo en la banca pública y apenas menores para financiar el capital de trabajo. Por eso es tan criticado que el Banco Central no apure una baja de interés habida cuenta de que el tipo de cambio está por debajo del piso de la zona de no intervención en el mercado de cambios.

"La forma en la que el mercado hace bajar la tasa de interés es vendiendo dólares", explicaron desde el equipo de Sandleris. La venta de dólares de parte de inversores que buscan los rendimientos de las altas tasas de interés en dólares es lo que hace que lleguen más pesos a las licitaciones diarias de Leliqs. Cuantos más pesos sean ofrecidos, más baja es la tasa de interés. Desde el pico de 73,5% nominal anual a principios de octubre, ya bajó al 57,6%, pero continúa siendo prohibitiva para el sistema productivo.

'La forma en la que el mercado hace bajar la tasa de interés es vendiendo dólares', explicaron desde el equipo de Sandleris. Desde el pico de  principios de octubre, ya bajó al 57,6%, pero continúa siendo prohibitiva para el sistema productivo.

"Sobre todo en un año electoral como este, podemos ver inestabilidad. Por eso preferimos ser más cautos", enfatizaron desde el Banco Central al tiempo que enumeraron que son tres los fenómenos que observan de cerca a la hora de elegir cómo seguir con la política monetaria: la consistencia entre lo fiscal y lo monetario -que de momento se ve aliviada de la obligatoriedad de tener que emitir para financiar al Tesoro, ni siquiera a cambio de dólares como hizo de urgencia a fin de año-; el tipo de compradores de los papeles del Banco Central; y la elevada dolarización de las carteras, que reducen el riesgo de una demanda de dólares por motivos especulativos.

Los shocks no solo podrían venir por el lado del riesgo electoral y la mayor demanda de dólares, sino también por el frente externo. En el Banco Central no ignoran que buena parte de la baja del riesgo país y del apetito por pesos responde en gran medida al cambio de clima internacional con un Reserva Federal menos estricta, Brasil atrayendo fondos tras la asunción presidencial, y menos tensiones entre Estados Unidos y China.

Pero eso puede revertirse y los flujos de capitales son cada vez más difíciles de predecir. Como advirtieron también desde el Instituto Internacional de Finanzas, 2019 es un año particularmente complicado para los emergentes por su récord de vencimientos. Y en el Banco Central insisten: "Uno baja un poquito y no pasa nada, baja otro poquito y nada, otro poquito y nada, otro poquito y se da vuelta y se dispara la demanda. Y eso es lo que no tiene que volver a pasar. Vamos a ser cautos".