Comercio exterior

La competitividad cambiaria mejoró 17,2% desde que asumió Macri, pero no alcanza a dinamizar las exportaciones

Los impuestos a las exportaciones se comen entre 8 y 11 por ciento de esa competitividad. En tanto, el dólar subió 154,8% y la inflación acumuló 149%.

El tipo de cambio real multilateral (TCRM), que compara la evolución del peso contra la de las monedas con las que Argentina tiene flujos comerciales, mejoró 17,2% desde que Mauricio Macri asumió y liberó el tipo de cambio, allá por el 17 de diciembre de 2015. Sin embargo, la mejora en la competitividad cambiaria no se traduce en las exportaciones. Es que, como explican especialistas, los impuestos a las exportaciones se comen entre un 8,4% y un 11,3% de la competitividad ganada vía devaluación, y la competitividad de una economía es mucho más que su competitividad cambiaria.

Esta mejora del 17,2% se concentró en el último año gracias a que el dólar subió 89% por las tres corridas cambiarias que golpearon al peso en 2018. En total, desde que se levantó el cepo, la moneda estadounidense subió 158%, pero con una inflación acumulada desde entonces del 149%, la mejora en la competitividad se explica mayoritariamente por el abaratamiento frente a otras monedas más que en relación al dólar.

La historia argentina no es ajena estas correcciones bruscas del tipo de cambio para equilibrar los déficits de cuenta corriente. Al respecto, el economista en jefe de la consultora Radar, Martín Alfie, explicó a LPO que "Por un lado, hay un tema vinculado al ciclo en el que entró la economía argentina hace un par de años, que es un 'stop and go' bianual. Tiene que ver con los problemas históricos del país (incapacidad de generar dólares genuinos y déficits de la estructura productiva), con sus manifestaciones macroeconómicas (ciclos de apreciación, inflación y devaluación); y creo que esta vez se sumaron varias medidas que se tomaron desde el Gobierno que agrandaron un poco el problema, sobre todo la desregulación de la cuenta capital, que amplificaron el ciclo".

En efecto, la crisis cambiaria mejoró el TCRM 29,5% en lo que va del 2018, lo que muestra que hasta el año pasado la competitividad cambiaria bajo la política económica de Mauricio Macri se había deteriorado 9,5%, deterioro que una crisis de balanza de pagos revirtió hasta darle aire al comercio exterior. Pero como advierten los especialistas, esta competitividad cambiaria se viene deteriorando velozmente por tres frentes: en primer lugar, porque la inflación erosiona la mejora en la competitividad cambiaria.

"Es un problema vinculado a cómo se dan los ajuste vía tipo de cambio en una economía inflacionaria: tenés 'pass-through' alto por definición. Ergo, las devaluaciones son inflacionarias. Es difícil romper eso. Creo que este gobierno pensó que con metas de inflación podía domarlo, pero claramente no pasó", consideró Alfie.

En segundo término, porque la baja del dólar hizo que se perdieran 25 puntos porcentuales de competitividad -entre el 28 de septiembre y el 9 de noviembre, el Índice de TCRM bajó de 142,2 a 117,2 (siendo 100 el valor del 17 de diciembre de 2015).En palabras del economista y director de la consultora Epyca, Martín Kalos: "Cuando llegamos a los $41-$42 por dólar estábamos en un nivel similar al de 2008, es decir un buen nivel, pero lejos de la competitividad por tipo de cambio de 2003-2004, momento a partir del cual la inflación fue deteriorando gradualmente la competitividad cambiaria. Ahora que ahora avanzó la inflación y hubo apreciación cambiaria con la baja del dólar, la competitividad cambiaria quedó en niveles de 2010 y de 2011, cuando empieza el estancamiento de la producción argentina".

"Es decir que lo que se ganó con esta corrección es un respiro, más que nada para que no ahogue tanto a la producción la importación barata; y este es el principal efecto: que algunas empresas estén en condiciones de competir frente a importaciones por precio -aunque después está el problema de la falta de demanda porque no hay plata en los bolsillos para que vaya a consumo, el mercado interno está muy golpeado-. Ahora bien, ese es el efecto sobre la importación, pero para la producción de exportables, la mejora no es suficiente como para que empresas que hasta ahora no exportaban puedan pensar en empezar a hacerlo en un mediano plazo. El que estaba exportando aprovecha y toma una ganancia extra, quizás alguno que estaba en el borde a lo mejor cierra algún negocio, pero en general no vamos a ver una mejora en las exportaciones debido a una mejora en la competitividad cambiaria", agregó Kalos.

'En general no vamos a ver una mejora en las exportaciones debido a una mejora en la competitividad cambiaria', agregó Kalos.

La mejora de nuestras exportaciones, si se da, va a ser de la mano del sector hidrocarburífero con Vaca Muerta, de la mejora de la cosecha en el segundo trimestre del año que viene y una mayor demanda de Brasil de producción industrial o economías regionales, no porque los precios internacionales de los bienes argentinos hayan mejorado sensiblemente debido a la devaluación. Esta devaluación no alcanza para la creación de un nicho de producción sustentable de productos a precio competitivo para el mercado externo" concluyó el economista.

Y en tercer lugar, la competitividad cambiaria se viene deteriorando porque las retenciones de entre $3 y $4 para las exportaciones hace que se pierdan entre 1,45 y 1,94 puntos porcentuales de lo ganado desde que se levantó el cepo. Es decir que para los exportadores de bienes, la mejora de la competitividad fue de solo el 15,3%, y para los de servicios, de 15,8%.

"Básicamente estamos hablamos de un impuesto del 10% que deja a los exportadores con una competitividad similar a la de 2012-2013, lo que ya no es tan interesante para los exportadores. El esfuerzo impositivo que el Gobierno les pide a las empresas, también apunta a que pierdan competitividad y cedan recursos al Estado", especificó Kalos.