México

El nuevo NAFTA le pega fuerte a la industria automotriz de México

Los empresarios del sector ya piden a López Obrador un sistema de compensaciones.

El nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés), firmado por México y Estados Unidos, y al que ahora se sumará Canadá, tiene sus grandes perdedores.

Los perjudicados en México comenzaron a agruparse para reclamarle a Jesús Seade, el negociador que el flamante presidente López Obrador designó para la renegociación de NAFTA, que se instale un sistema de compensaciones ya que los términos acordados implican, entre otras cosas, que 26 modelos automóviles dejen de producirse en suelo mexicano. Otro tanto sucede que los productores lácteos de Canadá, lo que obligó al presidente Justin Trudeau a anunciar que prepara un plan de compensaciones para los productores de lácteos de su país.

El nuevo NAFTA -al que Trump rebautizó USMCA por las siglas de los tres países integrantes en un tweet- tiene sus aristas complicadas para la industria automotriz mexicana, la segunda más fuerte de la región. Así lo reconoció el titular del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, luego de celebrar el acuerdo al asegurar que ahora tendrán que ser muy "creativos" en el sector para superar los desafíos que se imponen en el apartado de Reglas de Origen.

"Revisar el Tratado de Libre Comercio tenía como objetivo -ese era el discurso de Estados Unidos- equilibrar condiciones y llevarse más inversión automotriz para Estados Unidos. Es donde al menor costo posible nosotros negociamos mejores condiciones, para poder continuar con nuestro clúster automotriz, prácticamente sin condiciones pero con más en Reglas de Origen", explicó Castañón.

"Allí tendremos que tener creatividad y con política interna fortalecer a todas las compañías automotrices que no podrán llegar en el corto plazo a la integración regional y entonces tendrán que pagar 2,5% de impuestos. Pero es el único punto, porque para el resto de la industria es una muy buena negociación", reconoció.

Según pudo conocer LPO México, los empresarios le van a pedir a Seade que se establezca algún tipo de plan de compensaciones todavía no demasiado claro, aunque comienzan a circular bosquejos iniciales. Uno de los mismos habla de aplicar una serie de exenciones impositivas.

La necesidad de generar nuevas cadenas de valor (26 modelos que se producen en México violan reglas de origen del nuevo acuerdo), el nuevo marco de alzas salariales en el sector y ciertos aspectos de las cuestión tarifaria exhiben a las armadoras como la principales afectadas del marco comercial que avanza hacia su confirmación.

No es un escenario de facilidad porque quienes han conversado con Seade entienden que en principio al negociador jefe de Andrés Manuel López Obrador no le importa demasiado el sector automotor, al menos eso ha dejado entrever en sus conversaciones. Por el contrario, la recuperación de los puestos de trabajo en el "Rust Belt", el antiguo cinturón industrial del noreste de los Estados Unidos, es la obsesión de Donald Trump.

Además, la Asociación que nuclea a las industrias mexicanas automotrices se encuentra tensionada en su interior ya que la fracción de las empresas que sí cumplen con los criterios de denominación de origen busca evitar la confrontación con el gobierno de López Obrador.

Para las empresas que invirtieron en México para montar sus plantas, la plena libertad sindical de la que hablar desde el gobierno suma un factor adicional de amenaza a la rentabilidades que a la vez, la industria automotriz se ve afectada por la demora del ministro de Economía, Ildefonso Guajardo, en develar los textos del acuerdo bilateral entre México y los Estados Unidos. Más de un ejecutivo paso malos ratos cuando tenías que hablar a sus casas matrices y explicarles cómo era posible que pasaran los días y nadie tuviera un borrador de lo que habían acordado Guajardo y el canciller, Luis Videgaray.