ECONOMÍA

Por la devaluación, en junio hicieron falta más de $19.600 para no ser pobre

Especialistas proyectan una suba "significativa" de la pobreza. La Línea de indigencia dio un salto récord del 4,9% mensual y llegó a los $7.841.

Las líneas de indigencia y pobreza subieron fuertemente en junio impulsadas por las acentuadas subas de precios de los alimentos. Según estimó el Indec, una familia compuesta por un matrimonio con dos hijos en edad escolar necesitó $7.840,72 para comprar la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y superar la línea de indigencia y $19.601,79 para adquirir la Canasta Básica Total (CBT).

En otras palabras, la línea de pobreza dio un salto del 4,1% en el mes de junio respecto de mayo y en los primeros seis meses del año acumuló una suba del 17,5% (y 32,3% respecto de junio de 2017). Es decir que la CBT viene creciendo sensiblemente por encima del a inflación, que en los primeros seis meses de 2018 acumuló 16% de suba.

Mientras que la línea de indigencia escaló 4,9% de la mano de la suba del precio de los alimentos, el incremento más alto de la era Macri. Es que el impacto de la suba del dólar se vio de inmediato en el precio de los granos y oleaginosas por ser commodities exportables y en sus derivados. Así, mientras en junio el dólar saltó 17,5%, el precio de la harina común de trigo 000 se incrementó 25,8%, el aceite de girasol subió 11,8% y el pan flauta 10,8%, de acuerdo al Indec.

Por eso, el profesor Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, aseguró a LPO que "Es muy probable que tengamos un aumento notorio de la pobreza en 2018. Aun no podemos saber de cuánto será en números exactos el impacto de la pobreza -en este momento estamos haciendo nuestro relevamiento anual en el campo-, pero sí podemos anticipar que será significativo".

 'Es muy probable que tengamos un aumento notorio de la pobreza en 2018. Aun no podemos saber de cuánto será en números exactos, pero sí podemos anticipar que será significativo', explicó Eduardo Donza a LPO.

"No solo por la aceleración en la inflación sino porque todos los especialistas indican que el ajuste fiscal se hará mediante recortes a la obra pública, lo que directamente afecta a la construcción, que emplea a un perfil de trabajador que coincide con el de los hogares de menores ingresos", explicó Donza.

Ya en mayo el dólar había trepado 20,5% y el efecto en los alimentos de la CBA se había hecho notar: la línea de indigencia había subido 4,8%. Es decir que solo en dos meses, la línea de indigencia acumuló una suba del 9,9%. Y en lo que va del año trepó 18%, dos puntos porcentuales por encima de la variación del IPC.

Esto condiciona ostensiblemente las proyecciones de incidencia de la pobreza en el país. Ya entre enero y mayo, la cantidad de trabajadores registrados se redujo en 98.200 personas (7,9% con estacionalidad) y el salario mínimo vital y móvil evolucionó 7,2% entre enero y junio -a partir de julio subió otro 5,3%-, lo que lo dejó muy por debajo de la inflación.

"De mínima es un cambio de tendencia: lo que habíamos tenido en 2017 había sido un cambio positivo frente a 2016 -que había sido un mal año-, esta mejora fue como un círculo virtuoso que conjugó menos inflación, reactivación de la construcción tanto por el lado de la obra pública como por el de un sector medio que asociaba que estaba un poquito mejor y empezaba a hacer refacciones en sus casas y generar changuitas. Todo esto cambió en 2018, en particular después de abril por la devaluación forzada", analizó Donza.

"De todos modos hay un hecho que es positivo y es que el ajuste de jubilaciones, pensiones y AUH es por el IPC y no como antes, si no, no sería tan alto. Y por el lado de la inflación tenemos el aliciente de que estamos en los meses de arrastre del impacto de la devaluación en la inflación. Si el dólar se estabiliza, veremos que estos meses fueron los peores y hacia adelante mejora", explicó Donza.

"Lamentablemente hay que tener muy en cuenta que estamos en presencia de una pobreza estructural. Independientemente de si el indicador de pobreza por líneas de ingresos sube unos puntos o baja unos puntos, cuando uno lo ve desde un estimador multidimensional, da que al menos 25% de los hogares tiene 2 o 3 indicadores negativos. Es un problema que lleva décadas. Estamos frente a una tercera generación que vio que el esfuerzo de sus padres y abuelos no retribuyó en una mejora en sus condiciones de vida", concluyó el especialista.