FMI

Un ajuste aún mayor al esperado

El plan económico del FMI, cuyo único objetivo es garantizar el repago de la deuda externa, no solo contempla un escenario recesivo, sino incluso la posibilidad de una nueva crisis.

Se conoció la letra chica del acuerdo con el FMI. Si antes se rumoreaba un recorte de 200.000 millones de pesos en 2019, ahora se confirmó que será peor aún: 300.000 millones.

¿De dónde se va a recortar? El informe del Fondo nos da las precisiones al respecto. Partiendo de que cada punto del PBI representa 135.000 millones de pesos, se reducirán los subsidios a la energía y el transporte en 40.500 millones en 2018 y 94.500 en 2019, con la consecuente continuidad de los tarifazos. Además, habrá recortes en el empleo público por 27.000 millones en 2018 y 40.500 en 2019, con miles de despedidos y con un virtual congelamiento salarial.

La obra pública nacional prácticamente se paralizará: el achique será por 40.500 millones en 2018 y 81.000 en 2019. El gasto en "bienes y servicios" del estado también se reducirá: 13.500 millones en 2018 y 27.000 millones en 2019. Igualmente las transferencias a las empresas públicas: 13.500 millones en 2018 e idéntico monto en 2019. A esto tenemos que sumarle la reducción del Fondo de Garantía de Sustentabilidad en 27.000 millones este año y 81.000 millones el próximo.

Claro que todo esto es solo la mitad del ajuste. La otra mitad caerá sobre las provincias: 67.500 millones este año y más de 150.000 el año próximo. El ajuste pegará fuertemente sobre los servicios esenciales transferidos, fundamentalmente educación y salud. La exacta "proporción" de división de ajuste entre estado nacional y provincias se conocerá en los próximos días, pero eso no modificará el número total de la reducción del gasto.

Pero el acuerdo con el Fondo no ocasionará solo este super-ajuste en 2018 y 2019. Es un plan que alcanza hasta el 2021, por lo que apunta a recortes hasta un monto mayor a los 500.000 millones de pesos.

Todo esto no servirá para reactivar la economía. El propio informe del FMI admite dos "escenarios posibles", uno de los cuáles incluso deja abierta la posibilidad de una crisis mayor, con aceleración de la devaluación, la inflación y hasta una eventual corrida bancaria. Si le sumamos que el objetivo inflacionario acordado con el Fondo (una banda entre 27% y 32% anual) aparece como de difícil alcance, por lo que el gobierno seguirá con políticas monetarias muy restrictivos durante un período prolongado (tasas de interés altísimas que virtualmente cortan las cadenas de pagos y hacen imposible la inversión y encajes más altos que encarecen el crédito) el horizonte es fuertemente recesivo.

El único objetivo del plan del FMI es dar garantías de que se seguirán pagando los vencimientos de deuda externa. Pero, si nos guiamos por el alza del riesgo país y por el movimiento de los CDS, ni eso se estaría logrando. Es un plan que nos lleva directa y rápidamente al desastre.

La salida es oponerle otro programa que, partiendo de desconocer la impagable deuda externa, ponga todos nuestros recursos al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares.